Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
El presidente ruso, Vladimir Putin conversa con su homólogo estadunidense,
Donald Trump en el foro de APEC de 2017 en Vietnam
Foto Dpa
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Eric Zuesse, connotado historiador investigador de EU –abominado por la prensa lubricada del sistema desinformativo–, aborda “Cómo EU engañó a Rusia (https://goo.gl/fxwwtJ)”, que elucida la sicología de desconfianza entre las dos superpotencias nucleares desde hace un cuarto de siglo y explica lo que se encuentra detrás del histérico neomacartismo del presente Rusiagate.
El ensayo geoestratégico de Eric Zuesse desglosa en forma académica su impactante disquisición. Como solían exponer los clásicos latinos: contra facta non sunt argumenta, ya que los datos duros y testimonios de Zuesse son apabullantes.
Eric Zuesse afirma que la condicionalidad del acuerdo de la URSS para permitir que Alemania oriental sea capturada por Alemania occidental, y para el finiquito de la guerra fría, fue que la OTAN no se expandiría ninguna pulgada al Este.
Tal fue el acuerdo entre el entonces presidente de la URSS, el megacándido Mijail Gorbachov, que liquidó a la URSS, abandonó el comunismo y disolvió la alianza militar comunista del Pacto de Varsovia, bajo las promesas verbales, sin ningún documento que lo respalde.
Ello “significaba que EU no intentaría colocar sus misiles nucleares justo en las fronteras de Rusia, cerca de Moscú y quizás para lanzar un fulminante (blitz) ataque nuclear que eliminaría la capacidad misilística de represalias de Rusia mas rápido de lo que Rusia pudiera lanzar sus misiles contra la OTAN/EU en un ataque sorpresa de primer golpe”.
Gorbachov –quien acabó en forma denigrante haciendo la publicidad de Pizza Hut y de las tarjetas American Express– soñaba con que Rusia sería aceptada como una democracia occidental e, incluso, EU le prometió que Rusia sería ungida como miembro de la OTAN, lo cual “ponía fin a la guerra fría de 46 años”.
Rusia cumplió en forma unilateral toda la parte del trato bilateral, lo cual no fue correspondido por EU cuando la OTAN absorbió uno a uno los previos países del Pacto de Varsovia y se dio incluso el lujo de rechazar la membresía de Rusia.
¡Sucedió lo contrario!: la OTAN se expandió al Este, justo en las fronteras de Rusia y, con el vacío soviético, EU profundizó su cooperación con sus aliados fundamentalistas árabes sunnitaspara invadir Irak, Libia y Siria.
Los testimonios de Eric Zuesse son demoledores: 1. Yo estaba allí cuando le dijimos a los rusos que los íbamos a hacer miembros de la OTAN: coronel Lawrence Wilkerson (anterior jefe de gabinete del secretario de Estado general Colin Powell), quien ha expuesto que la “política exterior de EU es hecha por la plutocracia (https://goo.gl/bSpWoA)”;
2. “Cuando hablé con Baker, él acordó que le había dicho a Gorbachov que si la URSS permitía la reunificación alemana y la membresía de la OTAN, Occidente (sic) no expandiría a la OTAN ni una pulgada al Este (https://goo.gl/n98JoN)”;
3. El entonces canciller alemán, Helmut Kohl, “prefirió hacer eco a James Baker, no a Daddy Bush” y “aseguró a Gorbachov, como el mismo Baker había hecho, que naturalmente (sic) la OTAN no podría expandir su territorio (sic) a Alemania oriental: Mary Elise Sarotte. Ella misma agrega que después de arrancar esta megaconcesión al ingenuo Gorbachov, Kohl regresó a Alemania “a empezar la unificación de las dos Alemanias bajo una sola divisa y un sistema económico (https://goo.gl/ZhfhjW)”. Aquí fue cuando Alemania despegó como superpotencia geoeconómica gracias a la sepultura de la URSS y a la pusilanimidad de Gorbachov. Cinco años más tarde Mary Elise Sarotte explaya la “promesa rota (https://goo.gl/duhUxt)”;
4. Una frase tremenda del engaño de Daddy Bush fue cuando regañó al canciller Kohl sobre las promesas a Rusia durante la Cumbre en Campo David de febrero de 1990: ¡Al diablo (sic) con ello: Ganamos, ellos no! Ya en ese momento el lastimoso Gorbachov se había vuelto la piñata de Daddy Bush, Kohl y Mitterrand. En forma angelical, en pleno infierno, Gorbachov llegó hasta proponer una seguridad panEuropea entre la OTAN y lo que quedaba de la URSS;
5. Jack Matlock, anterior embajador en la URSS de 1987 a 1991, afirma que su país (EU) “ha tratado a Rusia como perdedor (sic) desde el fin de la guerra fría: la falla de apreciar cómo concluyó la guerra fría ha tenido un profundo impacto en las actitudes de Rusia y Occidente y ayuda a explicar lo que vemos ahora”. ¡Pero cómo Daddy Bush y los Clinton no iban a humillar a Rusia con tal caquistocracia (el gobierno de los peores) de Gorbachov y Yeltsin! Baste contrastarlos con el zar Vlady Putin quien ha resucitado hoy a Rusia de los cementerios geopolíticos;
6. Sir Rodric Braithwaite, anterior embajador británico en la URSS y Rusia, informó sobre las garantías (¡megasúper-sic!) dadas en 1990 por EU (James Baker, secretario de Estado) y Alemania (Helmut Kohl, canciller), y en 1991 (sic) en nombre del Reino Unido (por el entonces premier, John Major) y Francia, por el presidente François Mitterrand. Sir Rodric Braithwaite afirmó que este “récord de hechos no ha sido exitosamente desmentido en Occidente: EU y Rusia Antes y Más Allá de la Crisis de Ucrania (https://goo.gl/FUU16y)”.
Muy riguroso, Eric Zuesse expone el contraargumento de Mark Kramer, director de los Estudios de la Guerra Fría de Harvard: “El mito de la promesa de la no-expansión de la OTAN a Rusia (https://goo.gl/bUarxf)”. Allá quien desee creer a los lubricados académicos oficiosos del Deep State de EU en la fase de la posverdad y sus fake news.
En lo único que le asiste la razón a Kramer es que no existe ningún documento.
Desde mi perspectiva, sin haber perdido una guerra militar propiamente dicho, Gorbachov cedió en todo y no obtuvo nada a cambio, lo cual suena aberrante para cualquier diplomático menor, ya no se diga un estadista de alcurnia.
Eric Zuesse arremete contra Gorbachov por “haber confiado en megaestafadores (los líderes de EU y sus aliados) encabezados por un supergánster Daddy Bush” cuando el mundo entero sufre de estos bandidos (sic) hoy y cada día, lo cual produce creciente caos global y matanzas en Libia, Siria, Ucrania y en otras partes, que ahora ha resultado en una crisis de refugiados en Europa. ¡Qué severo!
Eric Zuesse describe cómo el ingenuo Gorbachov confió en Daddy Bush, por cierto, antiguo director de la CIA e indiciado acusado de haber participado en el asesinato de Kennedy.
La etérea promesa –insisto, sin documentos– fue hecha por el texano secretario de Estado, James Baker III, que superó a Maquiavelo, Talleyrand y Rasputín juntos, cosa que no podría suceder con el abusado y avezado zar Vlady Putin, quien conoce las vulnerabilidades de la élite estadunidense.
Si alguien cree que no pudo haber peor cándido que Gorbachov se quedaría corto con su inmediata sucesión por Boris Yeltsin, quien llevó a Rusia al borde de la balcanización al deglutir todos los cuentos de Bill Clinton asesorado por George Soros: dos personajes que en el mismo infierno causarían pavor.
No es concebible la degradación de la URSS a tales niveles.
Por eso el zar Vlady Putin confesó que la disolución de la URSS había constituido una catástrofe geopolítica, lo cual desea repetir el Deep State estadunidense en la fase presente del Rusiagate.
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