Pedro Echeverría V.
1. Dicen los poderosos delincuentes de “cuello blanco”: si por las acusaciones de corrupción por muchos años, por décadas, me inhabilitan para ocupar cargos públicos por 10 años o por 20, la realidad es que no los necesito; al contrario quedaría con tiempo libre para hacer negocios y viajar por el extranjero. Si además me congelan lo poco que tengo en cuentas bancarias, ¿serían tan bobos por no tener idea de que mis miles de millones están en los “paraísos fiscales” y otros lugares donde poseo libertad para moverlos?
2. La realidad es que sólo tengo miedo a que me expropien todas mis propiedades y las de mis familiares y que me metan a la cárcel; otros castigos los puedo resbalar con dinero para trasladarme a otros países. Si los abogados han demostrado a través de muchas décadas su efectividad para defender a cualquier delincuente, y las instituciones siguen contando con el mismo personal directivo que con “regalitos” te sirve, pienso que no hay que perder el tiempo poniéndose nervioso. ¿Estará jugando AMLO?
3. En México, se califica como “delincuentes de cuello blanco” a aquellos cuyos robos y saqueos van del millón de pesos a los miles de millones de dólares. Son los altos gobernantes y empresarios, socios del narcotráfico, que difícil o raramente llegan a pisar la cárcel porque son tan grandes las cantidades de las que se apropian que les alcanza para sobornar y contratar buenos abogados. Más aún sus grandes negocios no pagan impuestos y cuando por compromisos los han pagado, los gobiernos se los han devuelto.
4. Los “delincuentes comunes o de huarache” son los miserables, sin empleo, que llenan las prisiones por robarse una cartera o una cantidad que no llega a 20 mil pesos; además no cuentan con una cantidad en dinero para pagarse la fianza o para contratar un abogado. Así de extrema es la situación de la llamada “justicia” en México. El gobierno de López Obrador está obligado a hacer “circo, maroma y teatro”, es decir, hacer todo lo que con buenas intenciones pueda hacer, para sortear las mil y un trampas que le han tendido sus enemigos del poder.
5. Si no fuera López Obrador como es, es decir con gran paciencia, inteligencia y conciencia, a) ya se hubiese entregado en los brazos de los más grandes corruptos, b) hubiese renunciado a su proyecto de cambio de régimen o c) metido a prisión a unos 500 corruptos (ladrones y asesinos) encabezados por los expresidentes. Es decir, ya hubiese tomado cualquiera de los tres caminos que se vislumbran. Pero ha adoptado el camino más difícil: paciencia, mucha paciencia. El problema es que por este camino corre el peligro de un golpe de Estado.
6. No puede olvidarse que desde 1982, año de la imposición del neoliberalismo y la firma con EEUU y el FMI de una total dependencia, México ha vivido el saqueo de su economía y la acumulación de riquezas en manos de grandes políticos, empresarios y el imperio, más grande que se tenga memoria. Durante 37 años, desde el gobierno de De la Madrid (1982/88) hasta el gobierno de Peña Nieto (2012/18) no ha habido funcionario público y poderoso empresario que no se haya convertido en multimillonario. Espero que pueda López Obrador… lo dudo. (23/V/19)
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