Gustavo Leal F.*
La Jornada
Según Germán Martínez, director general del IMSS, una de las más grandes corrupciones institucionales es la subvaluación, subestimación y subpago de cuotas obrero-patronales, infinitamente más grande que la compra de medicamentos. Un abogado, sostiene, sí puede estar al frente del IMSS: a eso vine, a cobrar para revertir lo que está mal. No cobrar lo justo impacta en las listas de espera, en los pasillos llenos. ( El Universal, 16/4/19). Llegar sólo para cobrar parece, a todas luces, una muy corta visión –incluso para un abogado– frente al tamaño y responsabilidad que conlleva conducir la principal institución de seguridad social.
Y cuando se le solicita que aclare cuántas empresas recurren a esas
prácticas y a cuánto ascienden los daños institucionales la respuesta de
Martínez es:
sí, tengo cifras y no las digo porque estoy en proceso de investigación. ¿Qué clase de abogado puede proferir tales despropósitos? Pero, inmediatamente y sin pausa –haciendo gala de dispersión metal– brinca a detallar la lamentable situación de los hospitales atiborrados de todos más que conocida y padecida.
De la misma manera, cuando se le pregunta si el IMSS tiene contratos
con algunas de las firmas farmacéuticas vetadas por el presidente López
Obrador el pasado 9 de abril (Fármacos Especializados; Distribuidora
Internacional de Medicamentos y Equipo Médico y Maypo), Martínez
responde:
creo que sí, pero lo que hacemos es investigar si cubren sus cuotas obrero-patronales. ¿No entendió, o de ese modo se zafa del compromiso de responder con precisión?
Al decir de Germán Martínez, el IMSS tiene actualmente 7 mil actos de
revisión de empresas que no han cumplido de manera reglamentaria con el
pago de cuotas obrero-patronales y han omitido la inscripción salarial
de sus trabajadores. Se les ha
permitido–acota– registrarlos con un salario mucho menor al que reciben, lo que se traduce en menores aportaciones para su seguro médico, crédito en Infonavit y pensión.
Se han hecho–señala– fortunas de manera indebida,
injustae inhumana con el esfuerzo de muchos trabajadores: es una cadena de
privilegios, de huachicoleo de cuotas obrero-patronales y eso se debe
acabar. Todos los problemas por los que actualmente atraviesa el instituto
puedentener como origen este
permisodado a las empresas ( Sinembargo, 16/4/19).
Y agrega: el IMSS es
muy buenopara determinar, incluso tenemos más datos que el SAT. Sabemos
exactamenteel número de trabajadores de las empresas y conocemos los registros patronales con un esquema de vigilancia mayor. El problema es cuando se empiezan a hacer
excepciones. Y sobre la lista de los 7 mil actos de revisión, precisa, que
nola puede hacer pública, por ahora, pero
sí haycasos de resistencia
se podríaniniciar procesos legales en la Fiscalía General de la República. A quienes están subestimando, se les
mandauna carta invitación y se
sigueen todo un proceso de revisión.
Ese es el caso de los partidos políticos a quienes, según Germán Martínez, el IMSS
noperdonará, ni exentará del pago de la cuotas: todos han incurrido en alguna omisión, subestimación o error en cálculos. Pero deberán ponerse
al corriente( La Jornada, 14/5/19).
Frente a este inquietante cuadro ¿cómo explica Martínez la presencia
en el IMSS de la 4T de su cercana colaboradora, Norma Gabriela López
Castañeda, funcionaria peñista ratificada –con buena parte de su equipo–
por él mismo y quienes podrían haber encubierto la presunta evasión que
ahora declama a voz en cuello? En efecto, el problema es cuando se
empiezan a hacer
excepciones. ¿Por quién y beneficiando a quién?, cabe preguntar, sobre todo a un abogado que llegó a
cobrar.
En diciembre 2018, Martínez ofreció una
gran auditoría, rápida y oportunaque
deberá estar lista en enero 2019con el propósito de “evitar simulación sindical, vía contratos de protección, o en la entrega de las cuotas obrero-patronales ( La Jornada,7/12/18). Cinco meses después, sigue sin cumplir la oferta y, sin embargo, afirma que
no importael superávit financiero institucional si
hayhospitales en ruina. Entonces: ¿sí hay superávit en el IMSS? ¿Cómo puede soportarlo sin haber cumplido aún con mostrar la referida
gran auditoría, rápida y oportuna?
Y agrega:
notenemos problema de fondeo, es de administración, de operación, de gasto inmediato. En ese
sentido hay un superávit, pero hay hospitales
enruinas. ¿Cuál
sentido? La afirmación resulta increíble si, como informado abogado después de cinco meses al frente de la responsabilidad, ya dispone del conocimiento adecuado sobre las debilidades del IMSS. Martínez enfatiza que una de sus prioridades es que
hayahospitales de tiempo completo. Alguien en su equipo lo engaña porque, acaso, ¿hay hospitales de medio tiempo? ¿Llegar sólo para
cobrar? Es el momento de cumplir con esa
granauditoría!
*Universidad Autónoma Metropolitana
Xochimilco
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