Pero la disputa en las redes sociales no debe desviar la atención de
los problemas que la jornada (el Día Internacional de la Higiene
Menstrual) trata de plantear para eliminar los tabúes menstruales y
crear conciencia sobre la importancia de la gestión de la salud y la
higiene menstrual para las mujeres y las adolescentes en todo el mundo.
Y si realmente queremos hacer esto, entonces debemos incluir a los
hombres no solo en la conversación sino también en las intervenciones
que se están implementando.
A pesar de ser un proceso biológico natural, la menstruación se caracteriza por mitos, estigmas y tabúes en todo el mundo.
Como en muchas culturas, crecí con los tabúes de la menstruación. Por
ejemplo, se supone que una mujer que menstrúa no debe sacrificar un
pollo, elaborar ciertos alimentos o preparar cerveza para ocasiones
espirituales.
Además, una mujer que menstrúa no debe informar verbalmente a su
pareja sexual que está menstruando. En cambio, lo hará simbólicamente,
por ejemplo, colocando un trozo de tela roja sobre su esterilla para
dormir, ya que no puede haber discusión sobre el asunto.
No son solo las parejas las que no hablan sobre la menstruación. Las
niñas no pueden hablar abiertamente sobre esto con sus madres, abuelas,
tías o padres, todos los cuales son fuentes potenciales de información
confiable.
Mi trabajo durante los últimos 15 años incluye la exploración de
problemas de salud sexual y reproductiva entre adolescentes en África
subsahariana. Un hallazgo clave ha sido que tanto entre los niños como
entre las niñas, el conocimiento de la salud reproductiva con frecuencia
se adquiere demasiado tarde.
Por ejemplo, la menstruación a menudo se discute solo después de que ha sucedido, y comienza con una sensación de miedo.
En una de mis investigaciones, una adolescente describió su primera
experiencia: “Al principio pensé que había orinado sin darme cuenta,
pero me sorprendió ver sangre. Cuando le dije a mi madre, me dijo que se
suponía que debía usar trapos como toallas sanitarias y lavarme tres
veces al día para no oler mal». No volvieron a hablar sobre el tema.
Un
hallazgo clave ha sido que tanto entre los niños como entre las niñas,
el conocimiento de la salud reproductiva con frecuencia se adquiere
demasiado tarde. Por ejemplo, la menstruación a menudo se discute solo
después de que ha sucedido, y comienza con una sensación de miedo.
La falta de información a menudo se completa con rumores. Otra niña
contó que cuando comenzó a menstruar su hermana mayor le aconsejó que
usara algodón en lugar de toallas sanitarias «ya que estas últimas hacen
que uno pierda la virginidad». La hermana mayor dijo que su amiga
también le había dicho esto.
Los mitos sobre la menstruación también son comunes entre los niños.
Por ejemplo, entre ellos se dicen que el sexo sin protección con una
niña que menstrúa no tiene riesgo de embarazo o infecciones de
transmisión sexual.
También existe la creencia de que los posibles «efectos» para la
salud de tener relaciones sexuales sin protección con una niña que está
menstruando se pueden prevenir bebiendo una solución hecha con hollín
curado.
Claramente, los esfuerzos para abordar los mitos en torno a la
menstruación deben dirigirse tanto a las niñas como a los niños para
reducir el estigma y el maltrato relacionados con la menstruación, así
como mejorar la salud sexual y reproductiva.
Cuando estaba en sexto grado, una compañera de clase tuvo su primer
período y manchó su uniforme escolar. Se ató el jersey alrededor de la
cintura. Cuando sus compañeros se dieron cuenta de lo que había
sucedido, le desataron el jersey.
Ella trató desesperadamente de cubrir la mancha con las manos, pero
los chicos sacaban sus manos para asegurarse de que la mancha
permaneciera expuesta, burlándose en el proceso. La siguiente semana no
fue a clase.
Más de tres décadas después, las niñas continúan faltando a la
escuela durante su período menstrual. Los estudios realizados en todo el
mundo han destacado la ausencia escolar de jornada completa o parcial a
causa de la menstruación.
Por supuesto, se están introduciendo una serie de medidas en las
escuelas para reducir el absentismo escolar de las niñas, que incluyen
la provisión de productos sanitarios, el acceso a instalaciones de
eliminación de residuos socialmente aceptables, el acceso al agua para
lavarse cerca de los inodoros y el espacio para cambiarse.
Sin embargo, muy pocas medidas parecen estar dirigidas a los niños.
Informar a los niños sobre educación de salud menstrual no solo
mejorará la asistencia escolar de las niñas, sino que ayudará a abordar
los mitos y el estigma relacionados con la menstruación.
Un estudio piloto realizado en Uganda puso a prueba una intervención
de salud e higiene menstrual multicomponente en la escuela y evaluó su
impacto en varios temas, incluida la asistencia a la escuela secundaria.
La intervención se dirigió tanto a niños como a niñas.
Los resultados del estudio indicaron un impacto potencial de
intervención en la mejora del absentismo escolar relacionado con la
menstruación. Es de destacar que una obra de teatro sobre la
menstruación fue muy popular entre los niños y las niñas, y funcionó
bien para involucrar a los niños en este tema y eliminar el estigma la
menstruación.
Por lo tanto, es fundamental que las intervenciones de salud e
higiene menstruales incluyan a los niños no solo para obtener beneficios
inmediatos sino también para influir en sus patrones de pensamiento y
conductas futuras.
En última instancia, los hombres podrán discutir la menstruación con
sus esposas e hijas, poniendo fin significativamente a los tabúes y
reduciendo el estigma relacionado con la menstruación.
T: MLM
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