7/11/2011
Heroínas en motocicleta dan ayuda en barrios marginales de Ciudad Juárez
Un grupo de nueve mujeres vestidas con chalecos de cuero, botas y montadas en motocicletas color rosa se han convertido en las nuevas heroínas de la violenta Ciudad Juárez, en el norte de México, donde cada domingo recorren los barrios marginales para llevar ayuda.
“Toda la semana buscamos a quienes necesitan ayuda, los visitamos y vemos su caso para sopesar si realmente” la requieren, explica una de las fundadoras del club, Cecilia Campos.
Esta vez el elegido fue Valentín, un hombre con cáncer que tiene cada vez mayores dificultades para caminar debido al tratamiento de la quimioterapia al que es sometido.
Las compañeras del trabajo de Campos le contaron que Valentín necesitaba una silla de ruedas y las Guerreras, como se hacen llamar, tenía una.
Por ello viajaron hasta Riveras del Bravo, un barrio del este de Juárez que ha sido escenario de la violencia que padece esta urbe fronteriza con EEUU en la que ocho mil 500 personas han sido asesinadas desde el 2006.
Antes de partir hacia la casa de Valentín, varios hombres en un automóvil sin placas pasan frente a las mujeres amenazando con arrollarlas a toda velocidad. La presidenta del club, Lorenia Granados, sabe que es un claro mensaje: váyanse de nuestro territorio.
“Nuestro trabajo lleva un riesgo, pero un riesgo de ciudadano común, como todos aquí en Juárez. Es el riesgo que se lleva desde el momento de salir a la calle” , comentó Granados, quien aseguró que eso no les detiene porque están seguras de no hay nadie que está contra ellas.
El motoclub, con dos años de trayectoria, se creó en uno de los momentos más difíciles de Ciudad Juárez, cuando la crisis económica se sumó a la creciente ola de asesinatos. El resultado fue de unos cinco mil negocios cerrados y cerca de 230 mil habitantes dejaron la ciudad.
Para Granados, la urbe tiene actualmente un nivel crítico de rezago social; las Guerreras surgen a raíz del desamparo de las familias que viven en zonas marginales.
“Nos damos cuenta que la carencia en Ciudad Juárez es exagerada, nosotros no contamos con recursos económicos altos, pero lo poco que tenemos lo podemos compartir. Hay colonias donde falta más de lo que uno esperaba” , dice la presidenta bajo el lacerante sol del desierto.
Y es que, según datos oficiales, son cerca de 150 mil familias las que no consiguen cubrir las necesidades básicas de alimento y medicina. Una de estas es la familia de Valentín.
Las mujeres estacionan sus motocicletas rosadas frente a la modesta vivienda de Valentín, una de las pocas casas que aún están habitadas, luego de que cerca de un 40 por ciento de los residentes de la colonia huyeran a Estados Unidos o a otros estados del país, ante la situación de violencia.
“Las Guerreras me están ayudando, porque ya no puedo caminar. Esto me va a servir mucho. Me diagnosticaron tumores en el hígado, y después me dijeron que era cáncer” , comenta Valentín, sentado sobre su nueva silla de ruedas.
Al salir de la vivienda, las Guerreras se suben a sus motocicletas para regresar a ser amas de casa, policías, maestras u obreras, sabiendo que el desafío del día ha sido cumplido.
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