Julio Hernández López: Astillero
La aparición del grupo que se hace llamar los Matazetas alienta las especulaciones en torno a presuntos escuadrones de la muerte que, con tolerancia o promoción de autoridades, estuvieran funcionando en diversas partes del país, en este caso específico en el Veracruz del filofranquista Javier Duarte (escuchen en youtu.be/ZNoTp7v0tic al ahora gobernador confesando en entrevista radiofónica, cuando era secretario de Finanzas del gobierno de Fidel Herrera, que el personaje histórico con que más se identifica es el generalísimo Francisco Franco, por tener el mismo timbre desvaído de voz que Duarte y por ser un hombre de ideas firmes, con fortaleza, pujanza, entusiasmo y energía).
Nada garantiza que el video puesto en las redes sociales para anunciar a los Matazetas (youtu.be/tqwnz2F2NDY) sea auténtico (aunque la inercia de los hechos ha llevado a la mayoría de los medios de comunicación a dar por ciertas las emisiones informativas de presuntos narcotraficantes), pero, a la luz de lo que va sucediendo a partir de la muerte en privado y descarga en público de 35 personas cerca de una plaza comercial de Boca del Río, ha de decirse que el rodaje puesto en circulación embona con una suerte de guión secreto del proceso de colombianización de México, al que faltaba incorporar a esos grupos paramilitares de exterminio extraoficialmente consentido.
A diferencia de otros videos de grupos criminales que han usado Youtube para dar a conocer sus posicionamientos (en algunos de los cuales ya se había incorporado el recurso escenográfico de las botellas de agua purificada, a pesar de que sea solamente una persona la que hable y todos lleven la boca impedida para el trago directo a causa de los pasamontañas), en el de los Matazetas hay un discurso justificatorio que parece ajeno al perfil tradicional de los narcotraficantes. Pareciera más un reporte oficial (desde la fecha, con hora y minutos) y, en ocasiones, alegato político emparentado con el discurso federal en curso. No hay un solo reproche a los titulares de los poderes ejecutivos, federal y estatales, sino expresiones de respeto y respaldo, incluso en rubros tan específicos como el de no pactar con los delincuentes.
En el alegato de los Matazetas hay ánimo justiciero que busca proteger a los más pobres, pues ellos están desprotegidos ante ataques de los narcos malos, no por ineficacia de las autoridades, sino por las circunstancias propias de su forma de vida. Plantean el principio ético que les mueve y prometen no extorsionar, asesinar, robar ni vejar a nadie, ni hacer algo que afecte al patrimonio nacional, familiar, anímico y moral. No explican si son narcotraficantes pertenecientes a bandos contrarios a Los Zetas o policías o militares que actúan por su propia cuenta o por encargo, o ciudadanos indignados que han decidido formar una autodefensa clandestina: simplemente se definen como mexicanos motivados por experiencias propias de quienes formamos esta fuerza, la cual constituye el brazo armado del pueblo y para el pueblo. Incluso se atreven a hacer planteamientos políticos más de fondo: no caigamos en las trampas de los enemigos externos que manejan la insidia, el descrédito y la maldad para fines meramente mezquinos, escudados en el respeto a Dios y a la democracia. Y cierran con una frase extraña: Cada quien su lucha y sus miedos, nosotros un solo corazón.
Ya se verá si este ominoso anuncio es solamente una jugarreta intrascendente en Internet o el inicio oficial de la temporada de los escuadrones de la muerte, que aun sin estar formalmente en marquesinas ya lleva rato en exhibición. Por lo pronto, como en una guerra propagandística, ayer fueron colgadas en diversos municipios del mismo estado de Veracruz unas 40 mantas, en las que se acusa a la Marina de ser el brazo armado de El Chapo Guzmán, desaparecer personas y actuar bestialmente.
Astillas
El doctor Javier Bello Pineda, investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana, hace saber: “El gobierno federal pretende quitar mil 656 hectáreas al Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV), ubicado frente a las costas de los municipios de Veracruz, Boca del Río y Alvarado. Dicha ‘desincorporación’ es justificada por las autoridades con el argumento de que esta zona presenta un proceso de deterioro que difícilmente puede ser revertido y que no tienen capacidad para protegerla ni vigilarla, y así se podrán enfocar a formaciones coralinas más sanas. Sin embargo, la verdadera razón por la que la Semarnat pretende desincorporar el Arrecife Punta Gorda y la Bahía Vergara del parque nacional es que la Administración Portuaria Integral de Veracruz (APIVER) amplíe el puerto, tal como en los últimos meses, y particularmente semanas, lo ha anunciado, pues sólo está en espera de este decreto modificatorio para empezar a construir la infraestructura que ampliará el puerto precisamente sobre Punta Gorda y que se extenderá sobre Bahía de Vergara hasta unos metros de los arrecifes Gallega y Galleguilla. Lógicamente, obras de infraestructura de la magnitud que pretende la APIVER no son posibles dentro de un área natural protegida, por lo que el gobierno federal pretende primero quitarle la protección a la zona y así no se tenga que pagar ningún tipo de compensación por el impacto ecológico que traerá la obra y su operación en el futuro, ya que ‘legalmente’ no estará dentro del parque”... Luego del banderazo de salida del jefe Peña Nieto, la propia Beatriz Paredes ha confirmado que desea ser candidata a jefa del Gobierno capitalino... Ironía: el beneficiario de la cargada, Ernesto Cordero, se queja de actos cargados en favor de Chepina... Y, mientras los segmentos más conservadores de la sociedad aprovechan la coyuntura de la revisión judicial de ordenamientos en Baja California y SLP sobre concepción y aborto, ¡hasta mañana, con Humberto Moreira promoviendo bajo sospechosismo a López Obrador como principal adversario en 2012 para el PRI!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Como siempre, la realidad no concedió tiempo ni gracia al inquilino de Los Pinos para que, en la práctica, intentara reivindicar sus fantásticos dichos en torno a la supuesta fortaleza del peso mexicano, de tal suerte que apenas dos semanas después de su mágico relato intitulado Quinto informe de gobierno, el tipo de cambio peso-dólar comenzó a desgajarse, tal cual sucedió tres años atrás, cuando Felipe Calderón defendía, micrófono en mano y junto con Agustín Carstens, la patética tesis del catarrito, e insistía en la fábula de la solidez económica y el blindaje de las reservas internacionales.
En ese mágico relato, el inquilino de Los Pinos presumía, entre tantas otras cosas, que la apreciación del peso frente al dólar estadunidense era muestra fehaciente de las favorables perspectivas de la economía mexicana y de la lectura correcta de la fortaleza de su política económica. Pues bien, si la tesis por él defendida era correcta a principios de septiembre, entonces ahora tiene que dar la cara y decirle a los mexicanos, en horario triple A, que la devaluación de nuestra moneda también es muestra fehaciente pero de las desfavorables perspectivas de la economía mexicana y de su errática política económica. Incontables son los platos de lengua engullidos por el inquilino de Los Pinos a lo largo de su estancia en la residencia oficial, pero la terca realidad, puntual e inmisericorde, le ha pasado la factura.
Pero no sólo el inquilino de Los Pinos se va de boca. En Washington, uno de los chicos maravilla (¡recáspita!, Jelipe, un catarrito) del sexenio calderonista, el mismísimo Agustín Carstens, vuelve a las andanzas y augura que el peso se recuperará cuando se asiente el polvo, lo que sucedería en un futuro no muy lejano. Palabras más, palabras menos, lo mismo dijeron en su momento los 10 secretarios (1976-2006, de Mario Ramón Beteta a Francisco Gil Díaz) que precedieron al propio Carstens y a Ernesto Cordero en la oficina principal de Hacienda. Los mismo aplica para el caso de los inquilinos de Los Pinos (de Luis Echeverría a Vicente Fox; presidente que devalúa se devalúa, como diría JLP).
Y el resultado es conocido y padecido por todos los mexicanos: en los 35 años transcurridos desde aquella tarde de finales de agosto de 1976 en la que Luis Echeverría devaluó la moneda mexicana, el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha incrementado (en favor del billete verde, desde luego) 112 mil por ciento, siempre en espera de que el polvo se asiente en un futuro no muy lejano. Pero en realidad no se trata del futuro, sino de un pasado cada día más lejano, no sólo en tiempo sino en circunstancia.
Como se ha comentado en este espacio, el de la falta de estabilidad monetaria es uno de los traumas históricos clavado en el epitelio nacional desde hace 136 años, para no ir más atrás: en 1875, con Sebastián Lerdo de Tejada en la Presidencia de la República, el tipo de cambio era parejo, un dólar igual a un peso, y viceversa. Un siglo, tres décadas y un sexenio después, cada billete verde cuesta cerca de 14 mil de los de este lado (recuérdese que la dupla Salinas-Aspe como por arte de magia borró tres ceros a la paridad), pero el discurso oficial insiste en aquello de “… no muy lejano”.
A finales de septiembre de 2008, la sacudida cambiaria (calificada por los voceros oficiales y oficiosos como volatilidad y/o nerviosismo de los mercados) fue la contundente señal de arranque de la siempre negada crisis (porque es externa, aseguraba el inquilino de Los Pinos). En sólo 10 días –los primeros de octubre– los especuladores se comieron alrededor de 13 mil millones de dólares de las tan cacareadas reservas internacionales (las que blindaban al país de cualquier ataque y daban cuenta de la solidez del navío de gran calado, según la versión oficial), y el tipo de cambio se hundió. Tres años después, con una similitud cronométrica, el espeluznante numerito se repite, al igual que el discurso de la fortaleza, del blindaje y del aquí no pasa nada, porque el problema es de afuera.
Tan lo es, que –copia fiel de lo sucedido en 2008– los genios del calderonato (léase de la Secretaría de Hacienda) deberán replantear el paquete económico presentado al Congreso el pasado 8 de septiembre, pues el tipo de cambio considerado para su elaboración fue de 12.2 pesos por dólar, y antes de siquiera entrar en la discusión seria del paquete la paridad ronda los 14 por uno. Lo mismo se registró tres años atrás: en los Criterios Generales de Política Económica para 2009 se fijó un tipo de cambio 10.6 pesos por billete verde; en diciembre de 2008 la paridad había llegado a 13.83 por uno.
Ya encarrerada la especulación, sólo hay que esperar la siempre generosa cuan voluminosa aportación de divisas que el gobierno federal y el Banco de México acostumbra para frenar a la insaciable horda especuladora que pone a parir al país cada que se le pega la gana, y se le pega a cada rato. La única esperanza que queda, aunque no muy firme, es que después de tantas sacudidas los mexicanos de a pie hayan aprendido a no meterse en estas lides especulativas, que no cometan el error de comprar dólares carísimos para –urgidos por su propia circunstancia económica– después venderlos baratísimos, y con ello contribuir indirecta e inconscientemente a alimentar a dicha horda y, de paso, clavarse un puñal en la espalda.
Es de esperar, también, la consabida escalada de precios, comenzando por los alimentos, en el entendido de que cuando menos la mitad de lo que se come en este país proviene de afuera, es decir, de donde todo se cotiza en dólares, los mismos billetes que ahora cuestan mucho más en una nación que no hace mucho producía de todo, pero que por la gracia de un abominable grupo de genios hoy sólo ofrece servicios, y cada día más baratos.
Las rebanadas del pastel
Sigue la quermés de bienes nacionales, con el agravante de que ahora la compra-venta se negocia directamente entre empresas privadas foráneas, mientras la Secretaría de Economía repite y repite lo bien que se hacen las cosas en el calderonato. Desde Montreal se informa que la trasnacional canadiense Goldcorp compró 30 por ciento restante de la mina de oro Caballo Blanco, en Veracruz, de la que ya poseía 70 por ciento. Pagará 13 millones de dólares en efectivo y acciones a la empresa Almaden, también del país de la hoja de maple, quien detentaba esa proporción accionaria. De igual forma, Goldcorp cede al consorcio Almaden 40 por ciento de su participación en la mina El Cobre, todo en el entendido de que esos bienes pertenecen a la nación (se supone que a la nuestra, pero sólo es supositorio).
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
En ese mágico relato, el inquilino de Los Pinos presumía, entre tantas otras cosas, que la apreciación del peso frente al dólar estadunidense era muestra fehaciente de las favorables perspectivas de la economía mexicana y de la lectura correcta de la fortaleza de su política económica. Pues bien, si la tesis por él defendida era correcta a principios de septiembre, entonces ahora tiene que dar la cara y decirle a los mexicanos, en horario triple A, que la devaluación de nuestra moneda también es muestra fehaciente pero de las desfavorables perspectivas de la economía mexicana y de su errática política económica. Incontables son los platos de lengua engullidos por el inquilino de Los Pinos a lo largo de su estancia en la residencia oficial, pero la terca realidad, puntual e inmisericorde, le ha pasado la factura.
Pero no sólo el inquilino de Los Pinos se va de boca. En Washington, uno de los chicos maravilla (¡recáspita!, Jelipe, un catarrito) del sexenio calderonista, el mismísimo Agustín Carstens, vuelve a las andanzas y augura que el peso se recuperará cuando se asiente el polvo, lo que sucedería en un futuro no muy lejano. Palabras más, palabras menos, lo mismo dijeron en su momento los 10 secretarios (1976-2006, de Mario Ramón Beteta a Francisco Gil Díaz) que precedieron al propio Carstens y a Ernesto Cordero en la oficina principal de Hacienda. Los mismo aplica para el caso de los inquilinos de Los Pinos (de Luis Echeverría a Vicente Fox; presidente que devalúa se devalúa, como diría JLP).
Y el resultado es conocido y padecido por todos los mexicanos: en los 35 años transcurridos desde aquella tarde de finales de agosto de 1976 en la que Luis Echeverría devaluó la moneda mexicana, el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha incrementado (en favor del billete verde, desde luego) 112 mil por ciento, siempre en espera de que el polvo se asiente en un futuro no muy lejano. Pero en realidad no se trata del futuro, sino de un pasado cada día más lejano, no sólo en tiempo sino en circunstancia.
Como se ha comentado en este espacio, el de la falta de estabilidad monetaria es uno de los traumas históricos clavado en el epitelio nacional desde hace 136 años, para no ir más atrás: en 1875, con Sebastián Lerdo de Tejada en la Presidencia de la República, el tipo de cambio era parejo, un dólar igual a un peso, y viceversa. Un siglo, tres décadas y un sexenio después, cada billete verde cuesta cerca de 14 mil de los de este lado (recuérdese que la dupla Salinas-Aspe como por arte de magia borró tres ceros a la paridad), pero el discurso oficial insiste en aquello de “… no muy lejano”.
A finales de septiembre de 2008, la sacudida cambiaria (calificada por los voceros oficiales y oficiosos como volatilidad y/o nerviosismo de los mercados) fue la contundente señal de arranque de la siempre negada crisis (porque es externa, aseguraba el inquilino de Los Pinos). En sólo 10 días –los primeros de octubre– los especuladores se comieron alrededor de 13 mil millones de dólares de las tan cacareadas reservas internacionales (las que blindaban al país de cualquier ataque y daban cuenta de la solidez del navío de gran calado, según la versión oficial), y el tipo de cambio se hundió. Tres años después, con una similitud cronométrica, el espeluznante numerito se repite, al igual que el discurso de la fortaleza, del blindaje y del aquí no pasa nada, porque el problema es de afuera.
Tan lo es, que –copia fiel de lo sucedido en 2008– los genios del calderonato (léase de la Secretaría de Hacienda) deberán replantear el paquete económico presentado al Congreso el pasado 8 de septiembre, pues el tipo de cambio considerado para su elaboración fue de 12.2 pesos por dólar, y antes de siquiera entrar en la discusión seria del paquete la paridad ronda los 14 por uno. Lo mismo se registró tres años atrás: en los Criterios Generales de Política Económica para 2009 se fijó un tipo de cambio 10.6 pesos por billete verde; en diciembre de 2008 la paridad había llegado a 13.83 por uno.
Ya encarrerada la especulación, sólo hay que esperar la siempre generosa cuan voluminosa aportación de divisas que el gobierno federal y el Banco de México acostumbra para frenar a la insaciable horda especuladora que pone a parir al país cada que se le pega la gana, y se le pega a cada rato. La única esperanza que queda, aunque no muy firme, es que después de tantas sacudidas los mexicanos de a pie hayan aprendido a no meterse en estas lides especulativas, que no cometan el error de comprar dólares carísimos para –urgidos por su propia circunstancia económica– después venderlos baratísimos, y con ello contribuir indirecta e inconscientemente a alimentar a dicha horda y, de paso, clavarse un puñal en la espalda.
Es de esperar, también, la consabida escalada de precios, comenzando por los alimentos, en el entendido de que cuando menos la mitad de lo que se come en este país proviene de afuera, es decir, de donde todo se cotiza en dólares, los mismos billetes que ahora cuestan mucho más en una nación que no hace mucho producía de todo, pero que por la gracia de un abominable grupo de genios hoy sólo ofrece servicios, y cada día más baratos.
Las rebanadas del pastel
Sigue la quermés de bienes nacionales, con el agravante de que ahora la compra-venta se negocia directamente entre empresas privadas foráneas, mientras la Secretaría de Economía repite y repite lo bien que se hacen las cosas en el calderonato. Desde Montreal se informa que la trasnacional canadiense Goldcorp compró 30 por ciento restante de la mina de oro Caballo Blanco, en Veracruz, de la que ya poseía 70 por ciento. Pagará 13 millones de dólares en efectivo y acciones a la empresa Almaden, también del país de la hoja de maple, quien detentaba esa proporción accionaria. De igual forma, Goldcorp cede al consorcio Almaden 40 por ciento de su participación en la mina El Cobre, todo en el entendido de que esos bienes pertenecen a la nación (se supone que a la nuestra, pero sólo es supositorio).
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Marco Buenrostro y Cristina Barros: Itacate
Desde hace dos años se conmemora el Día Nacional del Maíz cada 29 de septiembre, como una iniciativa de la campaña Sin maíz no hay país. En muchos estados se preparan actividades para ese día. Los integrantes de la campaña estarán presentes en el Zócalo desde las 10 de la mañana; también en la explanada de la delegación Venustiano Carranza, donde habrá un tianguis de alimentos.
Desde hace unas semanas se convocó a artistas en performance, intervención urbana, acción directa y videoarte; ya hay diversos proyectos que se presentarán a lo largo de ese día.
En la ciudad de Oaxaca, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), junto con el Colectivo Mujeres Artistas y el Maíz, convocan a un foro científico y a diversas exposiciones; se inaugurarán el día 30 en la galería Cuarto Contemporáneo, en La Jícara y en La Calera.
Si nos atenemos a las declaraciones de Agustín Carstens, el Banco de México no subastará dólares de su reserva internacional, porque considera que el peso está sobredevaluado y que su cotización no corresponde a los fundamentos de la economía nacional que, a su juicio, son buenos. Ayer se cotizó a la baja: $13.61 en Banamex y $13.81 en Casa de Cambio Tiber. Es un buen razonamiento, impecablemente ortodoxo. Sólo que la caída del peso de estos días no está siendo determinada solamente por la macroeconomía, sino también por la fuga de capitales golondrinos. Vinieron y compraron bonos gubernamentales y acciones de empresas de la Bolsa Mexicana de Valores y, en estos momentos de confusión financiera mundial, los administradores de esos fondos consideran que están más seguros en otro lugar. Así que después de ganar muy buenas utilidades en México, y sin pagar impuestos, se llevan sus capitales. ¿Adónde? Algunos optan por los bonos del Tesoro de Estados Unidos, aun cuando bajaron de calificación y a pesar de que están pagando rendimientos históricamente bajos. Al final de cuentas la maquinita de hacer dólares la tiene el gobierno de Estados Unidos y eso es una garantía. Otros compran francos suizos, oro, diamantes. El nombre del juego es seguridad y rendimientos. Eso por lo que toca a la inversión en cartera, la especulativa. La otra inversión, la buena, que se trasmuta en negocios, fábricas, empleos, ha ido de mal en peor en la década del panismo. Comparada con la de Brasil, por ejemplo, da tristeza sobre todo en los años del calderonismo. Pero el ex de Hacienda Ernesto Cordero y el secretario de Economía, Bruno Ferrari, dicen que la violencia no ahuyenta la inversión.
El efecto Moreira-Fidel
Como secuela del desastre financiero que heredaron Humberto Moreira y Fidel Herrera en Coahuila y Veracruz, respectivamente, los bancos que les otorgaron créditos se verán obligados a realizar un aumento en sus reservas para riesgos, de acuerdo con las nuevas reglas que prepara la Comisión Nacional Bancaria. Es cartera chatarra, para decirlo de algún modo. Se está anticipando a un nuevo Fobaproa, ahora provocado por el endeudamiento de estados y municipios.
El efecto Moreira-Fidel
Como secuela del desastre financiero que heredaron Humberto Moreira y Fidel Herrera en Coahuila y Veracruz, respectivamente, los bancos que les otorgaron créditos se verán obligados a realizar un aumento en sus reservas para riesgos, de acuerdo con las nuevas reglas que prepara la Comisión Nacional Bancaria. Es cartera chatarra, para decirlo de algún modo. Se está anticipando a un nuevo Fobaproa, ahora provocado por el endeudamiento de estados y municipios.
El Correo Ilustrado
Llama a actuar para evitar linchamientos
Apropósito de la nota publicada el lunes 26, sobre el lamentable linchamiento en Nexquipayac, San Salvador Atenco, quiero recordar que en meses recientes (desde noviembre de 2009 a la fecha) han ocurrido por lo menos 30 linchamientos –entre intentos y actos consumados– en el estado de México.
Luis Hernández Navarro: Puebla: charlatanería y educación
Podría ser parte de una novela de ciencia ficción de las que acostumbraba escribir Lafayette Ronald Hubbard, el inventor de la dianética, pero desafortunadamente no lo es. Es la realidad: la iglesia de la cienciología, con el apoyo de Marinela Servitje y la Secretaría de Educación Pública del estado de Puebla, se dispone a conquistar las mentes y los corazones de los niños y los jóvenes de la Heroica Puebla de Zaragoza.
José Blanco: Terroristas del déficit
José Blanco: Terroristas del déficit
El fundamentalismo neoliberal implantado en los inicios de los 80 ha quedado a la altura del betún: la actual crisis financiera, producto del fundamentalismo, tiene a la economía mundial en virtual estado de coma, pero aun así para los líderes del mundo desarrollado continúa siendo la biblia.
José Antonio Almazán G.: La aurora electricista
José Antonio Almazán G.: La aurora electricista
Todavía era noche cuando salimos de la Secretaría de Gobernación, pero la aurora comenzó a despuntar cuando, al filo de las 3 de la mañana del martes 13 de septiembre, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en asamblea general extraordinaria resuelve aprobar el acuerdo con el gobierno federal para avanzar en la solución del conflicto generado por el inconstitucional e ilegal decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro. Como todo acuerdo de partes en conflicto, los claroscuros son notables, por ejemplo la insistencia del gobierno en incorporar sus viejas y fallidas propuestas de franquicias y empresas patito. Lo que resalta en el acuerdo es la reinserción laboral de los trabajadores electricistas que no se han liquidado, en el sector eléctrico y en un plazo perentorio que se extiende al 31 de noviembre, para conectarlo con la discusión y aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Fidel Castro Ruz: Chávez, Evo y Obama (Segunda parte y final)
Fidel Castro Ruz: Chávez, Evo y Obama (Segunda parte y final)
Si nuestro Premio Nobel se autoengaña, algo que está por probar, ello tal vez explique las increíbles contradicciones de sus razonamientos y la confusión sembrada entre sus oyentes.
Javier Flores: Cincuenta años de fisiología en el Cinvestav
Javier Flores: Cincuenta años de fisiología en el Cinvestav
El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) cumplió en abril 50 años de vida este 2011. Se trata, sin duda, de uno de las recursos científicos más importantes con los que cuenta México. Es una institución discreta, pero de gran solidez. La calidad de sus investigadores es comparable con la de los científicos de las naciones más desarrolladas del planeta. Sus funciones principales son la creación de nuevos conocimientos y tecnologías para el avance del saber y la solución de los problemas nacionales, así como la formación de nuevos investigadores, para lo cual tiene en la actualidad el mayor número de posgrados en el nivel de competencia internacional del país.
Teresa del Conde/ I: Rafael Coronel en Bellas Artes
Teresa del Conde/ I: Rafael Coronel en Bellas Artes
La retrospectiva que celebra los fecundos 80 años de vida del pintor Rafael Coronel lo entrega de manera bastante completa, incluso con algunos de sus desmanes, principiando por el gran cuadro apaisado tamaño mural que recibe al espectador en la Sala Nacional. Sólo faltaron muestras de su breve etapa paisajística, muy colorida, que abandonó al escaso tiempo de haberla iniciado.
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