Está comprobado. La anorexia y la bulimia, así como otras enfermedades que tienen que ver con la percepción del volumen que tenemos de nuestro cuerpo, también esconden otros problemas de salud no resueltos y enmascarados con la meta de la imagen que se desea conseguir. Y hoy, como nunca, los panistas más vistos y nombrados se han dado a la tarea de conseguir una imagen delgada, que no siempre equivale a saludable, sobre todo por la forma meteórica en la que están perdiendo kilos de masa corporal.
El día de ayer, el periódico La Jornada publicó el trabajo de Claudia Herrera Beltrán, titulado “Políticos mejoran su figura rumbo a la competencia política en 2012”, mismo que reseña como algunos panistas como Ernesto Cordero, aspirante a la candidatura presidencial de su partido; Bruno Ferrari, secretario de Economía; José Francisco Blake, secretario de Gobernación e incluso, Alejandro Poiré, director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), se han sometido a dietas relámpago como la “…proteinada denominada Pronokal (proteínas, no calorías), traída por una empresa española a México hace dos años y cuyo costo es hasta de 12 mil pesos mensuales. Otros con un tratamiento todavía más costoso, que puede ser superior a 20 mil pesos, ofrecido en la Clínica de Obesidad del Hospital ABC.”
Lo que Herrera trabajó y publicó ya era más que comentado en los comederos políticos, pues es más que ilustrado como algunos de quienes a esos lugares asisten, obvian las comidas o les esparcen unos polvos que ellos mismos portan.
Conseguir una figura delgada a costa de todo, puede no ser de beneficio.
En el sexenio pasado, la señora Marta, esposa del ex presidente Fox, cayó en la trampa de la prometida esbeltez y la verdad es que llegó a lucir fatal.
En este sexenio, el posible estado anoréxico de Josefina Vázquez Mota ha sido más que comentado e incluso analizado en los términos de su habilidad política para negociar, pues hay quienes aluden una gran pérdida de fuerza y vitalidad para llevar las riendas de la Secretaría de Educación, de la que al final, fue destituida.
El caso de Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores, ha sido de tono mordaz por lo que también ha optado en estos últimos meses someterse a una dieta relámpago.
Más de nueva cuenta vemos tras su careta, a decenas de administradores públicos que nos mienten sobre la salud y la figura, pues para ellos es fácil despilfarrar miles de pesos en dietas que sì adelgazan pero mucho aturden. En tanto los más, aturdidos por la política gubernamental en contra del sobrepeso, apenas si pueden comer.
Muchos políticos ahora tan fotografiados, deberían apostar más por una dieta anti fracaso, que exprés. El peso se recupera, pero la credibilidad no.
Acta Divina… El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, advierte que “estaba muy gordo” y que lo llevó su esposa a seguir “la dieta del inglés”, como llama coloquialmente al método que se sigue en la Clínica ABC.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario