El obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero Macías, declaró que una llamada del Papa Benedicto XVI "salvó todo". Foto: Archivo. Fuente: vanguardia.com.mx
Vaya escándalo que generó el entusiasmo antiabortista del obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero. El jueves 29 de septiembre declaró que ante el debate en el seno de la Suprema Corte de Justicia para definir si eran constitucionales o no las reformas en Baja California para proteger la vida desde la concepción, “casi perdíamos, pero una llamada del Papa, no sé a quién, no me pregunten, cambió todo”.
“¡Esa es la iglesia y es el proyecto de Dios! Que donde está la familia y al niño no nacido se le espera con amor hay un pueblo de amor y de gran esperanza”, declaró el religioso durante su discurso de bendición del centro de exposiciones y ferias FEX de Mexicali, donde se inauguraron las Fiestas del Sol.
Inocente o no, Guerrero generó un auténtico talk show, como los que preparó Laura Bozzo en Televisa para presionar a los ministros de la Suprema Corte o la intervención de la primera dama, Margarita Zavala, del “delfín” calderonista Ernesto Cordero y del propio primer mandatario que, con denodado oportunismo, se envolvieron en la bandera de la defensa absoluta de la vida del no nato y lograron lo que querían: que no se sumaran los 8 votos necesarios en el máximo tribunal del país para echar abajo las reformas de Baja California, de San Luis Potosí y de otras 14 entidades que aprobaron cambios similares.
Al conocerse las declaraciones del obispo, el primero en desmentir fue el vocero de la Suprema Corte, Jorge Camargo. Como si no bastara, Los Pinos también afirmó que no registró ninguna llamada papal al gobierno de México. Obviamente, el papa no necesitaba llamarle al primer mandatario sino a la Suprema Corte de Justicia para hacer sentir el peso de la diplomacia Vaticana.
Este 30 de septiembre, el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, y la Conferencia Episcopal Mexicana desmintieron al obispo de Mexicali. Consideraron que su revelación “carece de fundamento”, ya que el papa Benedicto XVI es “respetuoso de la vida de las naciones”. El vocero de la CEM, Víctor René Rodríguez Gómez, obispo auxiliar de Texcoco, no comentó la segunda parte de la declaración del obispo bajacaliforniano que involucraba también a varios gobernadores en la serie de llamadas a los ministros.
“Hubo mucha presión por parte de los que piensan diferente, mi respeto y mi admiración, pero no solamente es pionero en política, también es pionero en la vida y en la familia… y vamos por más”, declaró eufórico Guerrero Macías, obispo desde 1997, y considerado uno de los más activos en la promoción de las reformas legislativas que penalizan el aborto, sin atenuantes como la violación o las malformaciones congénitas, mucho menos por razones socioeconómicas.
La coalición antiabortista.
Las declaraciones del obispo de Mexicali si bien pudieron exagerar en la llamada de Ratzinger, confirmaron lo que todos los grupos defensores de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres han señalado desde 2007: existe una amplia coalición entre obispos, gobernadores priistas y panistas, legisladores de ambos partidos y la presidencia de la República para contrarrestar la oleada que inició en el Distrito Federal, durante el gobierno de Rosario Robles, para despenalizar el aborto.
La ola neoconservadora inició en Guanajuato, le siguieron Baja California, San Luis Potosí y decenas de entidades más, incluyendo a Morelos, Yucatán (entidad que era la única que despenalizaba el aborto por razones socioeconómicas desde el gobierno socialista de Salvador Alvarado en los años veinte del siglo pasado), Veracruz y muchas otras.
La dirigente nacional priista, Beatriz Paredes, que durante muchos años presumió de progresista y amiga de la causa de los grupos feministas simplemente avaló esta oleada de contrarreformas que ahora ya obtuvieron rango de constitucionales. Para grupos como GIRE, Católicas por el Derecho a Decidir y otros, Paredes dejó de ser una aliada para convertirse en una adversaria en esta materia.
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