Soy
J. Hidalgo,
Resisto siempre,
mi resistencia es real,
soy resistencia al capitalismo,
también soy la Resistencia del Pueblo Libio,
también soy la Resistencia del Pueblo de Irak,
también soy la Resistencia del Pueblo Palestino,
también soy la Resistencia del Pueblo Tibetano,
también soy la Resistencia del Pueblo Saharaui,
también soy la Resistencia del Pueblo Afgano,
también soy la Resistencia de Chiapas,
también soy la Resistencia bolivariana,
también soy la Resistencia sandinista,
también soy La Voz de la Conciencia,
también soy el Movimiento de Regeneración Nacional,
también soy la Resistencia de todos los Pueblos indígenas,
también soy la Resistencia de todos los Dignos Pueblos que se defienden,
también soy como vosotros, siempre luchador digno miembro del pueblo verdadero
J. Hidalgo,
Resisto siempre,
mi resistencia es real,
soy resistencia al capitalismo,
también soy la Resistencia del Pueblo Libio,
también soy la Resistencia del Pueblo de Irak,
también soy la Resistencia del Pueblo Palestino,
también soy la Resistencia del Pueblo Tibetano,
también soy la Resistencia del Pueblo Saharaui,
también soy la Resistencia del Pueblo Afgano,
también soy la Resistencia de Chiapas,
también soy la Resistencia bolivariana,
también soy la Resistencia sandinista,
también soy La Voz de la Conciencia,
también soy el Movimiento de Regeneración Nacional,
también soy la Resistencia de todos los Pueblos indígenas,
también soy la Resistencia de todos los Dignos Pueblos que se defienden,
también soy como vosotros, siempre luchador digno miembro del pueblo verdadero
Pedro Echeverría V.
1. Hay que mantenerse en la resistencia cuando no se puede estar en la ofensiva. Resistir también es revolucionario frente a una poderosa clase política y empresarial que controla todo. Pero no puede permanecerse en la resistencia toda la vida porque es como estar justificando que no se puede avanzar. Resistir es defenderse de las permanentes agresiones del poder y es lo que han hecho los pueblos: lo hicieron durante las dos guerras mundiales cuando fueron invadidos por los alemanes y otros aliados que con armas y bombas buscaban someterlos; lo hicieron los vietnamitas y lo hacen los palestinos hasta el momento en que no pueden pasar a la ofensiva. En la resistencia se acumulan fuerzas, mismas que en su momento los pueblos usan para pasar a la ofensiva que construya las condiciones para que –sin contemplaciones y cobardías- se presente la oportunidad de barrer contra los represores y asesinos.
2. En México hace mucho que estamos en la defensiva porque el ejército y su gobierno están en la ofensiva. Nos hemos dedicado a quejarnos de las políticas del gobierno, de los jueces, de las autoridades electorales, de los funestos medios de información, pero no hemos pasado a la ofensiva porque nuestras protestas en las calles han sido débiles y sólo han sido de reclamos y quejas. ¿O es que los dirigentes –por miedo a que masacren o asesinen a la población- no han querido pasar a la ofensiva? En muchas ocasiones se ha criticado a las dirigencias de su miedo y cobardía; se acusó a Cárdenas en 1988 por no radicalizar su movimiento, se dijo que López Obrador se quedó encerrado en el Zócalo en 2006; se habló del EZLN, de la APPO, de los electricistas del SME, en fin no han faltado posiciones radicales que han acusado de cobardía a los movimientos; sin embargo también los dirigentes han dicho que en su momento, no habían condiciones.
3. Las mujeres feministas, así como todos los partidarios de la despenalización del aborto, tendrán que seguir en resistencia contra los gobiernos y los jueces derechistas. Si contarán con mucho más gente en las calles ya hubieran tomado el edificio de la Suprema Corte. Los que se han manifestado contra la aprobación de la Ley de seguridad y las reformas de la Ley del Trabajo están en resistencia contra el gobierno de Calderón y los legisladores para evitar que los panistas, priístas y perredistas negocien esas leyes lesivas a los intereses del pueblo mexicano. Ni modo, si no se puede pasar a la ofensiva, es decir, a exigir que el gobierno y los empresarios sigan imponiendo sus intereses en la política nacional, la resistencia representa un avance; si al contrario, contáramos con la fuerza para pasar a la ofensiva, la simple resistencia sería una claudicación.
4. Pero no es fácil pasar de la resistencia o la ofensiva; no es un problema de voluntad sino de realidad política. El EZLN, cuando se levantó en armas en enero de 1994, no recibió el gran apoyo que esperaba, no hubo más levantamientos. Se registró un gran movimiento de solidaridad en la ciudad de México de parte de obreros, estudiantes, campesinos, pero sólo hasta ahí. Cuando la APPO nació en junio de 2006 no contó con el apoyo nacional o de las organizaciones de izquierda; tampoco los electricistas del SME –después de ser despedidos 45 mil obreros en 2009- ni los trabajadores mineros, contaron con los apoyos obreros, de paridos o de la población que necesitaban. Esa falta de unidad en las luchas, el aislamiento de las batallas, ha impedido que las batallas y movimientos pasen de la resistencia a la ofensiva.
5. Los periodos de resistencia en la lucha pueden ser largos o pequeños, dependen siempre de la correlación de fuerza. La resistencia del EZLN está a punto de cumplir 18 años en la selva chiapaneca; la resistencia de los profesores de la CNTE en las calles cumplirá en diciembre 33 años; la resistencia de AMLO por conquistar la Presidencia lleva casi seis años. Resistencia no es una autocalificación, espera de algo mientras llega la oportunidad de dar el salto. Resistencia es lucha permanente, confrontación, acciones diarias, búsqueda y discusión de ideas. Es prepararse a diario, organizarse, para pasar a la ofensiva de manera colectiva. La resistencia al capitalismo y a todas sus formas de dominación política, económica, cultural e ideológica, es la más grande resistencia que podemos hacer en México y en el mundo.
http://pedroecheverriav.wordpress.com
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