Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Te
has preguntado alguna vez ¿qué harías si de la noche a la mañana te
arrancaran a un ser querido y vivieras durante horas, días, años, la
angustia interminable de no saber en dónde está, si está vivo o no, o
en qué condiciones se encuentra?
¿Dejarías de luchar y de exigir
verdad, memoria y justicia ante un hecho tan detestable como la
desaparición forzada de un ser humano?
En estas breves líneas
les quiero compartir parte de la historia que nos ha tocado vivir ante
el hecho de tener un familiar víctima de desaparición forzada.
Primero es importante destacar que una desaparición forzada
no implica sólo el hecho de pensar que a una persona se la han llevado
a la fuerza y que por ello sea forzada, ¡no!, una desaparición forzada
implica que una persona o un grupo de personas sean privadas de su
libertad por agentes del Estado (es decir cuerpos policiacos,
militares, federales, etcétera) o por grupos que actúan con el apoyo o
consentimiento de éste, los cuales una vez que realizan el hecho, lo
niegan, ocultando así la suerte o el paradero de la persona
desaparecida, con lo cual la víctima queda desprotegida de todos sus
derechos, quedando a merced de sus victimarios.
Cuando una
persona es víctima de este delito, no se sabe en dónde está, ya que no
está en centros oficiales de reclusión, tampoco en hospitales, no está
muerto, pero tampoco se tiene la certeza de que este vivo, pues está
desaparecido, lo cual hace que los familiares y compañeros vivan en
una angustia y tortura permanente por no saber de su ser querido.
En
nuestro país, lamentablemente esta práctica forma parte de una
estrategia permanente y sistemática del Estado mexicano; la cual se
inició en los años sesentas con la finalidad de combatir y eliminar a
los grupos disidentes y que hoy ha cobrado dimensiones alarmantes con
miles de personas desaparecidas de manera forzada a lo largo de todo el
país, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico que se inició
en el 2006 con bajo el mandato de Felipe Calderón.
Así, en el
contexto de violencia social y política que se recrudecía con la
llegada de Felipe Calderón, el 25 de mayo del 2007 nuestros
familiares, los luchadores sociales Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez,
fueron víctimas de éste terrible delito, ambos fueron detenidos y
posteriormente desaparecidos en la ciudad de Oaxaca por un operativo
policiaco–militar. Desde entonces los familiares decidimos luchar,
dejar gran parte de nuestra vida común para salir a las calles para
denunciar esta grave violación a los derechos humanos y exigirle al
Estado su presentación con vida.
Es verdad y un hecho, que con
la desaparición de nuestros familiares nuestra vida cambio
completamente, como ha cambiado la vida de miles de familias en nuestro
país a causa de este terrible delito; los proyectos de vida, el
trabajo, las amistades, la familia, todo ha cambiado. Por ejemplo,
muchos amigos se alejan por el miedo a que les pase lo mismo, la
familia muchas veces decide mejor mantenerse al margen para no verse
involucrada o simplemente para no comprometerse, los problemas
económicos se presentan cotidianamente, dado que dejamos de trabajar
formalmente para dedicarnos completamente a buscar a nuestros
familiares, se presentan diversos problemas de salud en nuestras
familias y en quienes convivieron más con las personas desaparecidas,
los cuales conllevan malestares no solamente físicos, sino también
emocionales.
Son una serie de cambios drásticos que se dan ante
un suceso como éste. Sin embargo lo que quiero destacar aquí, es que a
pesar de los cambios, nuestra decisión de luchar, movida en un primer
momento por el dolor y el amor hacia nuestros seres queridos, es ahora
una convicción clara, consciente y un proyecto de vida por lograr el
respeto a los derechos humanos de todas las personas, incluyendo los
nuestros como segundas víctimas afectadas por la desaparición forzada
de nuestros seres queridos.
Hoy luego de más de 7 años de lucha
permanente y de ver hacia atrás, hemos comprendido que la lucha por la
presentación con vida de nuestros familiares y la de todos los
desaparecidos, es una lucha de largo aliento, una lucha en la cual
hemos aprendido a prepararnos y a ser conscientes de por qué luchamos y
contra que nos enfrentamos.
Hemos vivido en el camino muchas
experiencias que nos han enseñado que si no reflexionamos y no nos
preparamos ante cualquier posible situación, esto puede traer consigo
el desgaste, la sensación de frustración y con ello el abandono de la
exigencia y precisamente es esto lo que busca el Estado, que las
familias y la sociedad en general deje de exigir la presentación con
vida de sus familiares. Muchos familiares que tuvimos la oportunidad de
conocer cesaron en su lucha, producto de la desesperanza, la
frustración y por no tener claridad a lo que se estaban enfrentando.
El
comprender y dimensionar que este crimen es parte de una política de
Estado que atenta contra la vida y la dignidad de las personas; el cual
no sólo afecta a las víctimas directas, sino a los familiares y al
pueblo en general, permite hacer conciencia de cómo debemos prepararnos
para una lucha a largo plazo, una lucha que transcienda el sentimiento
movido sólo por el coraje y el dolor, para convertirla en un acto de
consciencia y claridad política, que busque la verdad, la justicia, la
libertad y el respeto a nuestros derechos humanos.
Estos 7 años
para nosotros han sido de angustia sin duda, pero también de grandes
aprendizajes y logros, producto de la solidaridad incondicional de
organizaciones populares y de derechos humanos que nos han acompañado.
Hoy gracias a esto nos encontramos en una nueva etapa de lucha por
encontrar a nuestros familiares debido a la importante resolución
histórica emitida por el Poder Judicial de la Federación, la cual nos
alienta a seguir adelante, no sólo por nuestros familiares sino por
todos los desaparecidos.
La lucha por erradicar este crimen
contra la humanidad debe ser una demanda de todos para lograr que los
detenidos desaparecidos sean encontrados con vida y se enjuicie y
castigue a los responsables. Los desaparecidos son del pueblo, son
hombres y mujeres que han sido arrancados por el Estado de sus hogares,
de sus luchas, de sus profesiones, por ello como pueblo no debemos ser
indiferentes ante tales hechos inhumanos. Por esta razón exhortamos a
no descansar, ni claudicar ¡¡Hasta Encontrarlos!!
¡Vivos se los llevaron, Vivos los Queremos!
@ComiteH_E
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