9/02/2014

Informe o propaganda?


Alberto Aziz Nassif
El Informe de Gobierno del Presidente de la República ha cambiado de forma importante. Sin embargo, en lugar de avanzar hacia una rendición de cuentas como parte de una democracia con división de poderes y pluralismo político, el ritual se ha convertido en un espacio para la propaganda oficial y el gasto millonario. El día de ayer se presentó al Congreso el documento del Segundo Informe y el día de hoy se dará el mensaje político del Ejecutivo.
Al llegar el Segundo Informe del presidente Peña hay una extraña paradoja: el final de un ciclo reformador —que debería de producir una gran aprobación social— enfrenta un problema de legitimidad que se expresa en una baja aprobación del gobierno.
Hasta hace algunos años el día del Informe era el día del Presidente y había un largo discurso al Congreso, mucha retórica y cifras, era un día de fiesta. En una época, el Presidente hacía un recorrido del Palacio Nacional al Congreso en un automóvil convertible y al paso de las calles recibía confeti y aplausos y, al final, llegaba el ritual del besamanos. Era el México feliz en donde cada 1° de septiembre se nos decía todo lo que había hecho el Presidente para superar nuestros problemas y mejorar nuestras condiciones de vida. Esta etapa se transformó con la llegada de la oposición y la ceremonia quedó como una mueca del pasado. Durante los últimos sexenios del PRI y después con el PAN, el Informe se volvió una caja de resonancia para la protesta contra el Presidente, hasta que llegó el último Informe de Fox y ya no lo dejaron entrar al Congreso, sólo dejó el documento en la puerta. Era la crisis de la sucesión presidencial del 2006. Se hicieron modificaciones y se quitó la obligación de asistir al Congreso, y entonces se optó por el mensaje del día siguiente, el 2 de septiembre queda como la fecha en donde el Presidente junta a sus colaboradores e invitados y les da un mensaje político. En 2013, Peña lo hizo en Los Pinos, en familia, por la ocupación magisterial del Zócalo, pero ahora será en el Palacio Nacional.
Pasamos del día del Presidente al día contra el Presidente, para llegar al día sin el Presidente. No quisieron encontrar un mecanismo para una ceremonia republicana de rendición de cuentas. Era absurdo que los partidos fijaban su posición antes del Informe, como un preámbulo, pero el Presidente no estaba en el Congreso, no escuchaba a los legisladores. Nunca se atrevieron a un diálogo público entre los dos poderes.
Como parte de las reformas al modelo de comunicación política en 2007-2008 quedó prohibida la propaganda oficial personalizada, con la excepción de poder hacerlo siete días antes del Informe y cinco después, con lo cual el Ejecutivo y los gobernadores nos inundan de propaganda durante todo el año. Ya estamos en pleno bombardeo mediático desde Los Pinos. El eje de la narrativa de Peña gira en torno a las once reformas realizadas en lo que va del sexenio; el discurso se construye a través de dos frases: “Mover a México” y “Estamos cumpliendo”. En este segundo Informe la propaganda construye un triunfalismo extremo. Como acostumbran los presidentes en los informes, se reconoce la obra realizada, se hace propaganda en los temas destacables, como la construcción de infraestructura, la educación de calidad, la salud, es decir, sobre los bienes públicos en los que hay inversión del gobierno.
El tono es triunfal a pesar de la realidad. Las promesas de lo que vendrá con las reformas se presentan como una apuesta segura para el futuro inmediato. El argumento es que ya hay un “nuevo” México, pero los resultados llegarán en el futuro. Ante cualquier crítica Peña dice que le demos el beneficio de la duda a la reforma energética. ¿Tendrá capacidad regulatoria el Estado ante las grandes compañías extranjeras, cuando no la tiene con las empresas mexicanas, como se ha visto con el Grupo México que contaminó un río en Sonora? ¿Cómo enfrenar la corrupción cuando Peña está convencido de que se trata de un problema cultural?
Si el México de los Informes de gobierno fuera real —o sólo el 20% de la publicidad— el país sería una maravilla. Los informes son mucha propagnada y poca rendición de cuentas. 

@AzizNassif

Investigador del CIESAS

No hay comentarios.:

Publicar un comentario