Para
evitar de manera adecuada el cáncer cérvico uterino (CaCu) es
indispensable prevenir la infección por virus del papiloma humano (VPH)
en las jóvenes, además de atender de manera inmediata las infecciones y
primeras lesiones que se desarrollan con esta enfermedad.
La doctora Fabiola Fragoso Sandoval, jefa del servicio de Colposcopía y Displasias del Hospital Juárez de México, sostuvo que ante la alta incidencia de CaCu en el país –relacionado con la presencia del VPH–, más allá de lograr la detección temprana se deben redoblar los esfuerzos para prevenir las infecciones y lesiones por este virus.
Durante una conferencia hoy en el Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), la doctora explicó que muchas de las infecciones en jóvenes y adolescentes desaparecen por sí solas, y muchas otras son tratables de manera muy sencilla, pero cuando no se les da la adecuada atención se desarrollan lesiones más graves que finalmente derivan en cáncer.
El VPH es uno de los factores ligados al posterior desarrollo del CaCu. Mediante la investigación médica se han identificado más de 100 tipos distintos del virus, siendo unos más agresivos que otros para el desarrollo del cáncer.
La también maestra en Ciencias resaltó que debido a que el VPH puede tardar de entre 15 y hasta 40 años en desarrollar CaCu es indispensable detectarlo a tiempo, atender las lesiones y darle seguimiento puntual a todas las mujeres que hayan sido detectadas como portadoras de VPH.
A decir de la especialista, en la mayoría de las jóvenes se presentan lesiones leves que son reversibles por sí solas o que requieren de un tratamiento mínimo, pero en la mayoría de los casos no se les da el seguimiento puntual, y si bien muchas tienen lesiones o infecciones persistentes algunas otras vuelven a tener relaciones sexuales sin protección y contraen nuevamente el virus.
“Cuando una adolescente presenta una lesión leve, debe acudir a darle seguimiento puntual cada seis meses por un periodo de dos años para comprobar si ésta sanó o es necesaria una intervención médica, al mismo tiempo debe cuidar otros factores de riesgo, como la práctica de relaciones sexuales con preservativo”, abundó.
Una de las formas de prevención de VPH –agregó– es la aplicación de vacunas, que tienen mayor efectividad si se aplican antes de la vida sexual activa.
Se requiere asegurar que se reciban todas las dosis indicadas, pues se ha detectado que muchas niñas sólo reciben la primera inyección, especialmente por conflictos económicos o porque los programas públicos mediante los cuales reciben la vacuna desaparecen o no se concluyen.
Además de garantizar las vacunas en las menores de edad, es necesario garantizar el acceso a los métodos de protección y suficiente información sobre la forma adecuada de utilizar los condones.
“Mediante la experiencia médica hemos identificado que muchos de los jóvenes se colocan el condón a la mitad de la relación sexual o cuando están por eyacular, aunque ello podría prevenir un embarazo, no previene infecciones por VPH u algún otro tipo”, explicó.
Según datos de la Encuesta Nacional en Salud y Nutrición 2012 (Ensanut), del total de adolescentes sexualmente activos, 14.7 por ciento de los hombres y 33.4 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en la primera relación sexual.
A estas formas de prevención se suma la importancia de que cualquier mujer que haya iniciado una vida sexual se realice una colposcopía para identificar lesiones causada por el VPH.
Fabiola Fragoso relató que muchas de las pacientes, por cuestiones económicas o lejanía de los servicios, jamás se han realizado estos estudios y pasan años sin saber de la existencia de las lesiones y finalmente llegan a los servicios sanitarios con sangrados u otras manifestaciones, es decir, cuando el CaCu ya se desarrolló y está en etapas avanzadas.
Para la experta, además del riesgo de que se desarrolle el CaCu, el VPH puede afectar los derechos reproductivos de las pacientes, pues en la mayoría de los casos las infecciones se presentan en mujeres en edad reproductiva y que tienen deseos de tener hijas o hijos.
Si “detectamos la lesión de manera inmediata y la atendemos, pueden seguir con sus planes reproductivos, pero en lesiones graves muchas veces la respuesta debe ser más drástica, como retirar los órganos vitales para la reproducción”.
De acuerdo con datos oficiales, para 2013 la tasa de mortalidad por tumor maligno del cuello del útero se estima en 11.4 defunciones por cada 100 mil mujeres de 25 años o más. La tasa estimada para 2014 es de 10.9 defunciones por cada 100 mil mujeres en ese mismo rango de edad.
Imagen retomada del sitio comunicacionamc.edu.mx
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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