Sobran
las historias de violencia por la guerra contra el narco activada en
2006 por Felipe Calderón y hoy continuada por Peña Nieto. Pero hace
poco se supo del que es posiblemente el peor episodio de todos los
habidos hasta ahora. La masacre de más de 300 personas en Allende, Coahuila,
expuesta hace poco luego de una paciente labor investigativa por Diego
Osorno. ¿300? 300, sí. La cifra es escalofriante. ¿Son imaginables, en
verdad, las escenas de ese operativo genocida de Los Zetas en la limpia de una población entera?
En medio de esta barbarie, creo no ser el único que habría deseado que
las víctimas de esta guerra fallida hubieran tenido, por lo menos, la
oportunidad de defenderse. En vez de ofrecer la otra mejilla, más de
una víctima habría estado dispuesta a resistir su ejecución. De hecho,
esta segunda ruta es la que eligieron las comunidades en Michoacán y
Guerrero que optaron por armarse contra los narcos ante la omisión (o abierta complicidad) del Estado.
Como nosotros estábamos hartos de que esas autoridades no hacían nada [contra el crimen],
tuvimos que hacerlo por necesidad [formar la policía comunitaria]. Por
el miedo y por la necesidad de proteger a nuestra gente y protegernos
nosotros mismos. Porque si nadie lo hacía alguien lo tenía que hacer.
¿Entonces qué íbamos a esperar? ¿Que nos mataran? Pues no. Por eso el
pueblo se levantó en armas.
Lo que hicimos fue ponernos de acuerdo y elegir la forma en que
queremos morir. Todos coincidimos en una sola: morir luchando, no como
animalitos en un rastro, no como borregos atados de pies y manos. Hay
familias enteras que no merecían lo que estos desgraciados hicieron.
Como muestra de la corrupción estatal, está el video de “La Tuta” reuniéndose con el hijo del ex gobernador de Michoacán
filmado en el tiempo en que su padre juraba enfrentar a ese cártel. Hoy
Nestora y Mireles están en prisión. Sin embargo, ellos “sólo” son las
dos cabezas más visibles entre cientos de presos políticos en las
cárceles de México. La Jornada ha registrado 319 autodefensas michoacanos presos. ¿Cuántos habrá en total a nivel nacional?
Por un lado, es alentadora la voluntad de oponer resistencia
a la barbarie que han mostrado estas franjas de la población. Por el
otro, desanima la escasa solidaridad que han recibido estos esfuerzos,
comenzando por la libertad de sus presos. Arriesgando ideas, tal vez
parte de la explicación proviene de un catolicismo que eleva el rol de
víctima a una categoría divina (Jesucristo fue ejecutado y eso es
presentado como maravilloso). Los presos comunitarios se negaron a ser
víctimas y se pusieron de pie… y eso confunde a nuestra cultura. Como mostré en una columna previa,
incluso desde la “izquierda” López Obrador ha regañado a la gente de
Tierra Caliente por enfrentar a los narcos: “el pueblo no tiene por qué
hacerse cargo de estos asuntos que le corresponden al gobierno”.
Ricardo Flores Magón tenía otro temple:
No, la humildad no
es una virtud: es un defecto que hace a los pueblos sumisos, sufridos.
La humildad aconseja poner la otra mejilla cuando en una se ha recibido
el ultraje… Contra soberbia, humildad, suspira el fraile. Contra
soberbia, ¡rebelión!, gritamos los hombres. [Y no sólo los hombres,
bien podría corregir Nestora.]
El pasado 21 de agosto
Nestora cumplió un año en prisión. Por ello, ese día se realizaron
protestas por su libertad, la de Mireles y la de todos los presos
políticos del país. Las acciones ocurrieron en ciudades de 7 países,
incluyendo en México un evento central en la UACM y una movilización en la misma Olinalá en Guerrero. En la coordinación internacional de esta jornada mucho tuvo que ver la cooperación entre organizaciones socialistas de diversas trayectorias y países en el Comité Nestora Libre. Es un buen precedente.
México aún vive tiempos violentos. Cada vez más violentos. La presidencia de Peña Nieto ha cobrado más vidas, en el mismo tiempo, que la de Calderón
. Y no hay señales de cambio más allá de ofrecer nuevos recursos del
país a los magnates foráneos (y locales). Ojalá no se repitan masacres
como la de Allende. Ojalá se repitan respuestas como las que
encabezaron Nestora y Mireles. Ojalá pronto salga de la cárcel toda la
gente que ha puesto el ejemplo.
Ramón I. Centeno es miembro del Partido Obrero Socialista.
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