Serpientes y Escaleras
La
definición de las candidaturas federales y estatales rumbo al 2015
-vistas como antesala de la sucesión de 2018- ha reactivado las pugnas
de poder en el PAN. La jefatura de la bancada panista en la próxima
legislatura, junto a los candidatos a gobernador en nueve estados el
próximo año, hacen que varios grupos del panismo busquen desde ahora
influir en las decisiones y ocupar los espacios tanto en San Lázaro
como en los estados en donde puede ganar Acción Nacional.
Por lo menos tres grupos en este momento disputan la supremacía en
esas definiciones: el de Gustavo Madero, que se encuentra debilitado
tras los escándalos de cercanos suyos en la bancada de la Cámara de
Diputados, el de Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla que está
cooptando cuadros y dirigentes antes cercanos al maderismo, y el del ex
presidente Felipe Calderón, que intenta regresar por sus fueros y busca
reposicionarse en las próximas elecciones con figuras como la de su
esposa Margarita Zavala.
Junto a esos tres grandes grupos se mueven en el panismo otras
corrientes menores: el Yunque, que aunque mermado como organización
nacional conserva fuerza en algunos estados, y los grupos estatales que
por su tamaño en el padrón de militantes tienen un peso específico
menor.
En medio de todos esos grupos está el dirigente nacional. Para nadie
es secreto a estas alturas que Madero, junto con Moreno Valle, son en
este momento los dos aspirantes más claros de Acción Nacional a la
Presidencia en 2018. Pero mientras el gobernador de Puebla, con todo y
ataques que buscan minarlo, extiende su estructura y sus redes en
varios estados y coopta a cada vez más panistas, Madero se está
quedando solo.
Podría decirse que dentro del PAN mientras crece el “morenovallismo”
y el “calderonismo” busca reposicionarse, el “maderismo”, si es que
alguna vez existió, pero se desdibuja cada vez más. Un buen ejemplo de
ello es el reciente escándalo de los diputados panistas videograbados
en una fiesta con desnudistas. De un golpe, Madero perdió dos de sus
operadores más cercanos: el ex coordinador Luis Alberto Villarreal y el
vicecoordinador Jorge Villalobos.
Pero más grave aún, hay versiones en la cúpula panista, que afirman
que cuando estalló el escándalo Luis Alberto Villarreal ya no le era
leal a Madero y que el guanajuatense en realidad se había sumado al
grupo de Rafael Moreno Valle y ya trabajaba para el proyecto del
gobernador de Puebla. Esa traición, dicen panistas, explica por qué
Madero rápidamente ordenó el cese de Villarreal y en cambio sí protegió
a Villalobos al que mantiene con un cargo en el CEN como coordinador de
Elecciones.
Otra prueba del descontrol que tiene Madero es que, después de que
él depuró el padrón nacional panista en 2013 y lo redujo de un millón
800 mil a 220 mil militantes activos, lo que le permitió reducir al
“calderonismo” y controlar la elección interna de mayo donde ganó su
reelección, ahora en varios estados han vuelto a “inflar” las cifras de
militantes y según reportes internos ya alcanzan los 800 mil. El
problema para Madero es que, entre más abultado el padrón, menos
control tiene el CEN y más control tienen sus adversarios.
En un intento por sacudirse el acecho de sus rivales internos,
Gustavo Madero ideó una maniobra estatutaria que causa polémica entre
los militantes del PAN: aprovechando la Consulta Nacional sobre el
Salario Digno, a la que él convocó, todos los panistas empadronados
recibieron en su domicilio una carta en la que se les exige recabar al
menos 10 firmas de ciudadanos, con los datos de su credencial de
elector vigente, para apoyar la petición de consulta ante la Suprema
Corte. Y en esa carta se advierte a los panistas que las 10 firmas son
“obligatorias” y forman parte de las “actividades de refrendo” a que
los obligan los estatutos del partido; es decir que el militante que no
las entregue será automáticamente expulsado de Acción Nacional
De ese modo, Madero busca restar peso a los comités estatales y con
ello reducir la fuerza que están tomando sus rivales con miras al 2015,
primero, y luego hacia el 2018. Es la batalla futurista que ya comenzó
en Acción Nacional.
NOTAS INDISCRETAS… Las reformas aprobadas por el Congreso en algunas
casos polarizan pero en general tocan privilegios que causaron
desigualdad en México, dijo ayer Manlio Fabio Beltrones, coordinador de
los diputados del PRI al fijar posición sobre el II Informe del
presidente Enrique Peña Nieto. Estas reformas marcan “un antes y un
después en la vida institucional del país”, siguió el priista, pero
también aceptó: “es necesario admitir que es ahora cuando el ciudadano
medio debe empezar a sentir el cambio en sus bolsillos, en su
seguridad, en educación y salud de calidad”. Es decir, que en medio del
triunfalismo de las reformas, también hay priistas que reconocen que,
aunque trascendentes, las reformas aún no se reflejan en la mejoría de
la gente… Arrancan los dados.
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