Serpientes y Escaleras
Por
Con
un discurso que bien podría equipararse, en su tono e intención al de
“preparémonos para administrar la abundancia”, al “ahora sí entraremos
al Primer Mundo” o incluso a la llegada “del gobierno del cambio”, el
presidente Enrique Peña Nieto arriba mañana a su Segundo Informe con
más promesas y anuncios que resultados para los mexicanos.
El mensaje en Palacio Nacional ya puede resumirse en dos grandes
ideas: la importancia del acuerdo político y la pluralidad democrática
bajo el logro del Pacto por México, y la promesa de que “con las
reformas vendrá el crecimiento” y la versión peñista de un “México
nuevo y en movimiento”, aun cuando los rezagos en materia económica, de
crecimiento, de inseguridad, de pobreza y desempleo siguen siendo la
constante en la realidad de la mayoría de los mexicanos.
Hasta ahora la idea de “mover a México”, que repite a placer el
Presidente en el bombardeo mediático de sus spots de propaganda, sólo
se ha logrado en materia política. Es innegable que el Pacto por
México, ideado por sus opositores del PRD y el PAN e impulsado
hábilmente por los operadores políticos de su gobierno, significó el
movimiento de varias reformas en el Congreso y el fin de la parálisis
que arrastraba el país desde 1997 en el Poder Legislativo. Lo que se
movió fueron leyes y cambios constitucionales trascendentales que
modificarán varias áreas importantes de la vida económica y social del
país, pero eso todavía no ocurre en los hechos.
Tal vez eso sea lo más interesante que podría anunciar el presidente
en este Segundo Informe, a falta de resultados concretos: el que
explique cómo piensa ahora aterrizar esas reformas trascendentales en
la realidad y cómo logrará que los cambios contemplados hasta ahora en
la Constitución y en las leyes secundarias se traducirán en realidades
que beneficien a la mayoría de los mexicanos y no sólo a una élite de
empresarios nacionales y extranjeros que ganarán con sus inversiones.
Porque más allá de las reformas y de la pluralidad política bien
aprovechada en esos dos años -que se reflejará en lo inédito de dos
presidentes de las dos Cámaras del Congreso pertenecientes al PRD- y de
uno que otro anuncio espectacular como el proyecto del nuevo aeropuerto
para la Ciudad de México, el Presidente de la República no tendrá
muchas buenas noticias que dar cuando se tenga que referir al ínfimo
crecimiento de la economía, al aumento en las cifras de desempleo al 5%
o al incremento en los datos de la inflación.
El gran de talón de Aquiles de Peña Nieto al terminar este primer
tercio de su gobierno es el de la economía que no cumple las
expectativas de crecimiento. Aunque el Banco de México intenta infundir
optimismo y decir que aún puede rescatarse el crecimiento de este año,
la visión de los empresarios es muy distinta al optimismo oficial. Esta
semana la ANTAD que agrupa a las cadenas de tiendas de abastecimiento
más grandes del país, pronosticó que el crecimiento de la economía para
este año se estima en 1.9%, es decir muy por debajo de la línea de 3.7%
pronosticada por la Secretaría de Hacienda para este periodo.
¿Cómo va a encarar eso el Presidente en su informe? De seguro lo
hará con el anuncio de inversiones públicas millonarias. Los tres meses
siguientes y hasta el cierre de este año serán de anuncios
espectaculares de obras y proyectos de infraestructura. Al anuncio del
martes sobre el nuevo aeropuerto para el DF -que por cierto se otorgará
al proyecto del yerno de Carlos Slim- le seguirán otras obras
monumentales: trenes, puertos, autopistas, todo planeado para iniciar
en el año electoral del 2015 y terminarse en los años siguientes,
incluso más allá de este sexenio.
Es como si todo el presupuesto de 2013 y 2014 que se estuvo
reteniendo, retrasando y hasta negando a las dependencias federales e
incluso a los gobiernos de los estados haya aparecido de repente para
ser ejercido a raudales tras la aprobación de las reformas y en los
anuncios de Peña Nieto de millonarias inversiones, programas y
políticas que buscan probar el discurso presidencial de que “los
beneficios de las reformas son inmediatos”.
En materia de cambios en el gabinete no se esperan grandes sorpresas
por el segundo informe. “No caigamos en especulaciones políticas”,
respondió el Presidente cuando le preguntó el periodista Pablo Hiriart
en aquella entrevista masiva del FCE. No se prevé que con motivo del
Informe haya movimientos y más bien podría ser en diciembre cuando se
produzcan algunas bajas y enroques en el equipo presidencial. Se ve que
Peña va a dejar a sus secretarios cargar los peregrinos y cobrar el
aguinaldo y después algunos se irán a las campañas, tanto federales
como para algunos estados., y otros tal vez a sus casas.
Así que “preparémonos para administrar las reformas” y para que
llegue “el Primer Mundo”, pero a explotar nuestro petróleo, mientras
juntos vemos como todo cambia, menos el gabinete presidencial, en el
“México nuevo” que nos anuncia Peña Nieto.
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