México D.F., (apro).- El exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente afirmó hoy que al gobierno de Enrique Peña Nieto le ha faltado un poco de empatía y menos soberbia en el caso Ayotzinapa.
En declaraciones a Radio Fórmula, el actual presidente de la
Asociación Internacional de Universidades añadió que ambos elementos
han estado ausentes tras de la desaparición de los normalistas.
“Creo que esos elementos han estado muy ausentes a lo largo de toda
esta protesta social, es decir, el lado humano que es tan importante en
prácticamente todo lo que hacemos y dejamos de hacer en nuestras vidas
y lo está también en la política, por supuesto”, dijo.
En su opinión, ese lado humano se dejó a un lado, nunca se
incorporó, el cálculo político fue muy frío, dejó a un lado esa
dimensión humana y en consecuencia la protesta no se ha logrado
entender cabalmente.
De la Fuente sostuvo que detrás de las protestas hay un México muy
dolido y “cuando alguien está dolido, necesitamos todos que nos
acompañen, que nos consuelen, que nos apoyen, que nos entiendan”.
Ayer en un artículo publicado en el diario El Universal, el médico
psiquiatra cuestionó: ¿Dónde está la dimensión humana del análisis de
la protesta? ¿Dónde han quedado las decenas de miles de madres, que en
los últimos años han perdido a sus hijos? ¿Dónde están las familias,
los niños huérfanos?”.
Ayotzinapa es, dijo, una “gran tragedia”, y lo que hace, entre otras
cosas, “es destapar toda una gran emotividad que ha estado presente en
amplios sectores de la población del país, agraviados en los últimos
años, y “creo que eso explica mucho mejor o le da por lo menos una
dimensión muy importante a la protesta, que no puede nada más verse en
términos estrictamente de un cálculo político frío, que además me
parece que ha conducido a un diagnóstico erróneo y por eso el símil con
el cuadro clínico”.
Los mensajes que el gobierno peñanietista ha emitido hasta ahora, subrayó, evidentemente no reflejan ninguna calidez.
Por el contrario, sostuvo que prevalece un sesgo de soberbia. “Ahí
la ambición debe ir acompañada de modestia, necesitamos ver todos los
mexicanos gobernantes a los que verdaderamente les importe la gente,
que pueden transmitir con genuinidad eso que a veces se siente y a
veces no, y que se llama empatía y creo que eso es lo que ha estado
ausente y me parece no es una ausencia menor”.
Concluye:
“Veo un México dolido, veo un México agraviado, veo un México
enojado, veo un tejido social llagado, que se va a seguir quejando,
pero no veo a un México en una etapa de deterioro irreversible, pero sí
habría que empezar por cambiar en estos aspectos que parecieran de
forma, pero son de fondo”.
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