12/09/2014

Levantamiento popular o farsa electoral

Dairo Ruiz

Las crecientes y diversas movilizaciones populares en México alientan la construcción de un proceso que conduzca a una nueva realidad social y política de las mayorías populares, hoy sujetas a la dependencia institucional dominante, pero que cada vez más fragmentada, hace crecer los niveles de confrontación con un régimen criminal, electorero y caduco, que deberá ser reemplazado por la autonomía popular en lo local, estatal y nacional. 
Para avanzar seria indispensable el accionar colectivo, pero desde las reivindicaciones de nuestras raíces más profundas y en resistencia histórica, haciendo eficaz la insubordinación de los de abajo, que pasa por desconocer las elecciones de la clase dominante y mafiosa, desde las ya importantes redes de solidaridad popular y con criterios unitarios, para ir rompiendo con las burocracias, politiquer@s, ong´s, iglesias o iluminad@s que pretenden aún seguir dando línea u organizando a su estilo, es decir, de manera corporativa; para seguir manteniendo el control del pueblo, y el equilibrio con el poder, amén de sus recursos.
Entonces, hay que seguir en el fortalecimiento de los órganos populares de lucha y liberación, de doble poder y con carácter público y revolucionario, constituyente, que elabore una nueva constitución y transforme la revuelta popular en una organización democrática y humanista.
Nuestro pueblo no es apéndice de ningún partido político, ni su movimiento de masas, o su iglesia, pero sí, avanza en unidad y como cohesionador de una alianza de consenso de las mayorías empobrecidas y criminalizadas, que hoy defienden un proyecto de país diferente, en lo urbano y rural, como en defensa de los derechos políticos y en general humanos, en una especie de, "programa de lucha para un levantamiento", con las reivindicaciones cotidianas de la población.
Será, - de ser posible-, un levantamiento muy heterogéneo en su composición social, étnica, cultural y política, que se debe extender a los sectores obreros urbanos, y/o en los centros industriales del país, en la idea de ir adoptando desde ya la dirección del pueblo, el control de la producción, la defensa territorial, y la definición gradual de políticas públicas alternativas.
Una especie de gobierno popular horizontal, autogestionario, muy relacionado con los grados concretos de organización en los territorios, con sus propias percepciones y cosmovisión, muy pero muy distante de crear más aparatos, ong´s, partidos e instituciones que se colocan – generalmente-, por encima de sociedad o del pueblo que las originó, pues las nuevas les cuestionan de raíz, o combaten las decadentes estructuras del estado opresor, capitalista y burgués.
Hay que estar siempre con el pueblo, no reemplazarlo, y con ellos edificar las posibilidades revolucionarias en la actual lucha social y de clases, es indispensable la acción revolucionaria comunal, que confronte al sistema capitalista en su contexto concreto, y prevenir al máximo el aislamiento o la derrota popular, no basta entonces, con la decisión o la convicción de un sector, se requiere que el pueblo intervenga directamente, y que trascienda en la conducción de la rebeldía popular.
Nuestro pueblo avanza más hoy como sujeto político concreto, sin embargo, la organización debe ser nacional, e incluir a los no incluid@s, al pueblo expoliado, saqueado, y oprimido para su protagonismo, por ningún motivo pueden quedar excluidos nuevamente, debemos ser efectivamente un pueblo en lucha, y aprestarnos a resolver lo que el levantamiento zapatista no logro extender al país nacional, y en unidad popular, avanzar en los procesos de movilización, que para sostenerse y extenderse requiere de un pueblo con capacidad dirigente, para atraer y confluir con más sectores, y en medio de acciones directas, huelgas, y rebeliones, en los espacios comunes, y con sus fortalezas y poder desde abajo. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario