Pedro Echeverría v.
1. Estamos tan mal en México que “prácticamente siete de cada 10 personas en el país consideran que la vida en cada ciudad que habitan es insegura. Una proporción similar dice que ha visto o conocido en los tres meses recientes de algún acto delictivo en los alrededores de su hogar”. Son resultados de la Encuesta Nacional elaborada por el INEGI que anticipa que, al menos a nivel de percepción de las personas, las cosas no van mejor que en el pasado reciente y no mejorarán en los próximos 12 meses. Lo que a propósito se silencia es la causa real, aunque los medios de información tratan de convencer de que es causa de la maldad, la delincuencia. ¿Puede alguien tonto dudar de la situación de desempleo, salarios miserables y desesperación del 70 % de la población?
2. La encuesta se acerca a “la verdad”, aunque hay mucho de subjetivo provocado por los medios de información que para vender exageran muchas cosas. Viví más de 20 años en el DF, la urbe más habitada del país, y anduve por sus calles a las horas de la madrugada después de alguna reunión política; jamás sufrí asalto alguno. Desde entonces no he dejado de visitar por semanas cada dos meses esa ciudad siguiendo las grandes manifestaciones de protesta contra el gobierno porque allí están los poderes políticos, los congresos de trabajadores, así como está la mayor cantidad de universidades, tecnológicos, plazas, bibliotecas, museos, etcétera. ¿Puede pensarse acaso que la gente de pronto se convirtió en mala, asaltante, peleonera, sin explicación alguna?
3. Tampoco se debe al crecimiento de las ciudades o al alto número de habitantes que -si complican más la situación- pero de ninguna manera la determinan. ¿Cuál es entonces el origen del problema? Es, como se ha repetido mil veces, un problema económico y para entenderlo hay que revisar –aunque no sean del todo confiables- las cifras de las estadísticas. En la República las entidades más pobladas son: a) Estado de México, b) DF, c) Veracruz, d) Jalisco y e) Puebla; las ciudades de mayor concentración son a) Ciudad de México, b) Ecatepec, c) Guadalajara, d) Puebla, e) Juárez y f) Tijuana. Sin embargo, la llamada inseguridad, está extendida en todo el país en aquellas ciudades y regiones donde el desempleo y la miseria han calado más.
4. En la última década, la agudización de los problemas ligados al narcotráfico y de asesinatos, se han registrado en Ciudad Juárez, regiones de Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Morelos, Chihuahua, regiones del Estado de México y parte del DF. Sin embargo el terror que han impuesto los medios de información (televisión, radio, prensa escrita) convirtiendo cualquier asalto o robo en una espectacular noticia, ha llevado al miedo terrorífico porque es la mejor manera de mantener postrada a una población para que no participe en las protestas políticas. Una población explotada, miserable y con miedo es mucho más fácil de dominar, de someter y de imponerle políticas. Ahora se prepara a la población a votar para sustituir sus protestas.
5. ¿No es acaso lo que busca la clase política y empresarial al querer imponer leyes que prohíban y castiguen las protestas? Aunque varían los planes premeditados de alarmismo, dependen del potencial incrementado de control social que una población desconfiada y recíprocamente atemorizada, puede ofrecer a aquellos en el poder. Los miedos son cuidadosa y repetidamente creados y alimentados por cualquiera que desee infundir temor, frecuentemente a través de la manipulación de palabras, hechos, noticias, fuentes o información, a fin de inducir ciertos comportamientos personales, justificar acciones o políticas gubernamentales: mantener a la gente consumiendo, elegir políticos delincuentes, distraer la atención pública. (Ver a Chomsky)
6. Pero además del miedo terrorífico que la clase dominante y los medios han impuesto porque así les conviene, hay que preguntar: ¿qué harías, padre de familia, si durante meses has buscado trabajo y no has pagado rentas, luz, agua, pero sobre todo ya no hay para comer? Y conste que las estadísticas hablan de más de 10 millones de desempleados, de otros tantos subempleados, de 60 por ciento de trabajadores informales, de millones de migrantes hacia EEUU? ¿Qué debe hacer un padre y su familia para comer? ¿No será como aquel lobo de Asís que para comer tenía que matar? La realidad es que la gente no es mala ni buena; son seres humanos que para vivir han tenido que trabajar pero, que en las actuales circunstancias, no han podido.
7. Así que la población tiene que salir a la calle –tirar la televisión por una ventana- antes de terminar cerrada en la cárcel de sus casas. No puede seguir siendo víctima de una campaña de terror que la hace desconfiar de todos sus amigos y vecinos. Hay que acudir a las reuniones de compañeros de trabajo para analizar nuestros derechos y para evitar las rescisiones de contrato muy presentes en esas décadas de desplome económico y de malos gobiernos. No permitamos que nos infundan miedos porque a los únicos que debemos temerles son a las fuerzas armadas que buscan intimidarnos y acabar con nuestra dignidad de seres humanos. ¡Qué no nos reclamen nuestros hijos y nietos por nuestra cobardía por no luchar! (9/I/15)
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