Por Isaín Mandujano
TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.- Cuando Samuel Ruiz García estaba por dejar
la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, su hermana Luz María les
preguntó a los colaboradores del obispo qué harían con los
reconocimientos y preseas que él había acumulado durante su labor
pastoral.
El Tatik (Caminante), como le decían los indígenas chiapanecos, la calmó. “Nada de eso me pertenece –le dijo–, por lo que se quedarían en la diócesis”. Le aclaró también que no eran reconocimientos personales, sino para el equipo que lo acompañó y para los feligreses de la iglesia a la que estaba adscrito.
En 2009, poco antes de que Tatik Samuel se fuera de la diócesis, un empresario regiomontano, a quien había conocido 20 años antes, le preguntó qué podía hacer para que su legado perdurara. Y el llamado “obispo de los pobres” le recomendó construir una clínica en las afueras de San Cristóbal de Las Casas.
Así nació la Clínica Esquipulas. El inmueble brinda servicio a los indígenas que no están afiliados al Seguro Social ni tienen para pagar un hospital privado. Las viejas casonas coloniales aledañas también fueron remodeladas y ahí se construyó el Museo Tatik Samuel, bajo el auspicio del Centro Comunitario El Caminante.
Se pensó así, como un centro de encuentro de los pueblos a los cuales
dedicó su vida entre 1960 y 2010. El 24 de enero de 2010, justo un año
antes de su partida, Ruiz García y su más cercano colaborador, el
párroco de Tila, Heriberto Cruz Vera, e indígenas choles de esa zona
norte del estado, llegaron para bendecir el tronco del árbol que
sostiene al museo.
Sin embargo, el museo no abrió sus puertas hasta el 27 de enero de 2015. Desde entonces han visitado el lugar miles de personas para conocer el legado y la obra pastoral del Tatik Samuel, sobre todo indígenas.
La directora, Natalia Bojórquez, sostiene que ese espacio fue creado sobre todo para rescatar la memoria de los acontecimientos históricos más importantes de Chiapas y la trayectoria de Samuel Ruiz en su búsqueda del macroecumenismo, la defensa de los derechos humanos, en particular los de los indígenas, quienes son los más vulnerables.
Los visitantes pueden encontrar información sobre el origen de la cultura indígena, observar la representación de un sacerdote maya, así como una referencia sobre cómo eran los habitantes originarios de estas tierras.
En una sala se incluye material relativo al periodo de la conquista, presentando el origen de las distinciones sociales con las legislaciones relativas a las castas, y de la llegada del padre De las Casas para evangelizar a la población, además de que se exhiben piezas religiosas de los siglos XVII, XVIII y XIX.
La sección de la historia de la diócesis sancristobalense incluye información de los obispos que la han dirigido, desde Fray Bartolomé de Las Casas hasta Felipe Arizmendi Esquivel, quien hoy está al frente de ella, y se exhiben piezas religiosas que pertenecieron a Tatik Samuel.
Asimismo, en el espacio denominado “línea del tiempo”, se alude a la trayectoria religiosa de Tatik Samuel que incluye los pasajes más destacados de su trabajo al lado de los indígenas, su defensa de los derechos humanos y la paz, así como el papel que jugó durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en enero de 1994 y los meses posteriores.
Se pueden observar también los reconocimientos, medallas y premios que recibió el obispo Ruiz durante su trayectoria pastoral, así como algunas de las prendas que lo hicieron famoso dentro y fuera del país, su laptop, su rasuradora, su equipo de radiocomunicaciones, el saracof que usaba para protegerse de las ramas cuando subía a las montañas, el fuete que usaba cuando montaba a caballo.
Historia recobrada
En el museo se conserva la bula papal de Juan XXIII que da cuenta del nombramiento de Ruiz García como obispo de San Cristóbal: 14 de noviembre de 1959, cuando tenía 35 años. El 25 de enero de 1960 tomó posesión de su nuevo encargo conferido desde el Vaticano. Y desde entonces se consagró a él.
Se exhibe la primera Biblia en tzotzil, el báculo del obispo y su casulla. Mientras permanece abierto, el museo transmite una videoentrevista en la que Ruiz García explica los objetivos de ese espacio.
En los noventa Tatik Samuel ya era reconocido en el mundo por su labor pastoral, pero su papel de mediador y pacificador de 1994 le atrajeron más reconocimientos.
En 2000, por ejemplo, fue distinguido con el Premio Simón Bolívar de la UNESCO por su compromiso personal y su papel como mediador entre el gobierno y el EZLN, que contribuyó a la paz y al respeto de la dignidad de las minorías.
Al año siguiente recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg por la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas de Chiapas. La Universidad Autónoma de Sinaloa le concedió el doctorado honoris causa; antes lo habían hecho la Iberoamericana y la de Barcelona.
En el museo también hay imágenes de aquellos tiempos en los que enarbolaba su bandera de “Cristianismo sí, comunismo no”, cuando quería enseñarle a los pueblos indígenas el español. Al final fue él quien aprendió el tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal.
Los sancristobaleños que al principio lo arroparon, terminaron por distanciarse de él por su cercanía a los indígenas; no le perdonaron que construyera una iglesia de opción por los pobres.
El museo tiene otra sala que alberga los trajes típicos de por lo menos 15 regiones, algunos de ellos son de la época en la que el obispo Ruiz García los usó para visitar Cancuc, Ocosingo, El Bosque, Zinacantán, Oxchuc, Pantelhó, Chenalhó, Chalchiuitán, Amatenango del Valle, San Andrés, Magdalena, Tenejapa, Huixtán, Chanal y otros pueblos.
También se exhibe un tronco de árbol que Tatik Samuel usó para bendecir el lugar. A su lado hay un mural que explica su significado.
Al final del recorrido se encuentra la única réplica de obras de pintores del siglo XVIII referentes a “Las Castas”. Todas ellas reflejan facetas del modo de vida de las clases sociales. Las pinturas pertenecen a la colección de la regiomontana Lydia Sada de González.
El Museo Tatik Samuel permanece abierto de martes a domingo de las 10:00 a las 17:00 horas. La entrada cuesta 50 pesos; a maestros, estudiantes y niños se les hace un descuento de 50%, mientras que los indígenas sólo pagan lo que puedan.
Según su directora, en su primer año de actividades visitaron el museo mil 800 personas que pagaron boleto y 450 más que entraron con cortesías. El reto, dice, es acercar a las comunidades indígenas a este espacio que se creó para ellas.
La figura del controvertido obispo oriundo de Guanajuato cobra relevancia en estos días. Según las autoridades eclesiásticas de San Cristóbal de Las Casas –símbolo emblemático de la evangelización de los pueblos originarios durante la conquista española–, Francisco tiene programada el lunes 15 una visita a la catedral local, donde está la tumba de Tatik Samuel.
El Tatik (Caminante), como le decían los indígenas chiapanecos, la calmó. “Nada de eso me pertenece –le dijo–, por lo que se quedarían en la diócesis”. Le aclaró también que no eran reconocimientos personales, sino para el equipo que lo acompañó y para los feligreses de la iglesia a la que estaba adscrito.
En 2009, poco antes de que Tatik Samuel se fuera de la diócesis, un empresario regiomontano, a quien había conocido 20 años antes, le preguntó qué podía hacer para que su legado perdurara. Y el llamado “obispo de los pobres” le recomendó construir una clínica en las afueras de San Cristóbal de Las Casas.
Así nació la Clínica Esquipulas. El inmueble brinda servicio a los indígenas que no están afiliados al Seguro Social ni tienen para pagar un hospital privado. Las viejas casonas coloniales aledañas también fueron remodeladas y ahí se construyó el Museo Tatik Samuel, bajo el auspicio del Centro Comunitario El Caminante.
Sin embargo, el museo no abrió sus puertas hasta el 27 de enero de 2015. Desde entonces han visitado el lugar miles de personas para conocer el legado y la obra pastoral del Tatik Samuel, sobre todo indígenas.
La directora, Natalia Bojórquez, sostiene que ese espacio fue creado sobre todo para rescatar la memoria de los acontecimientos históricos más importantes de Chiapas y la trayectoria de Samuel Ruiz en su búsqueda del macroecumenismo, la defensa de los derechos humanos, en particular los de los indígenas, quienes son los más vulnerables.
Los visitantes pueden encontrar información sobre el origen de la cultura indígena, observar la representación de un sacerdote maya, así como una referencia sobre cómo eran los habitantes originarios de estas tierras.
En una sala se incluye material relativo al periodo de la conquista, presentando el origen de las distinciones sociales con las legislaciones relativas a las castas, y de la llegada del padre De las Casas para evangelizar a la población, además de que se exhiben piezas religiosas de los siglos XVII, XVIII y XIX.
La sección de la historia de la diócesis sancristobalense incluye información de los obispos que la han dirigido, desde Fray Bartolomé de Las Casas hasta Felipe Arizmendi Esquivel, quien hoy está al frente de ella, y se exhiben piezas religiosas que pertenecieron a Tatik Samuel.
Asimismo, en el espacio denominado “línea del tiempo”, se alude a la trayectoria religiosa de Tatik Samuel que incluye los pasajes más destacados de su trabajo al lado de los indígenas, su defensa de los derechos humanos y la paz, así como el papel que jugó durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en enero de 1994 y los meses posteriores.
Se pueden observar también los reconocimientos, medallas y premios que recibió el obispo Ruiz durante su trayectoria pastoral, así como algunas de las prendas que lo hicieron famoso dentro y fuera del país, su laptop, su rasuradora, su equipo de radiocomunicaciones, el saracof que usaba para protegerse de las ramas cuando subía a las montañas, el fuete que usaba cuando montaba a caballo.
Historia recobrada
En el museo se conserva la bula papal de Juan XXIII que da cuenta del nombramiento de Ruiz García como obispo de San Cristóbal: 14 de noviembre de 1959, cuando tenía 35 años. El 25 de enero de 1960 tomó posesión de su nuevo encargo conferido desde el Vaticano. Y desde entonces se consagró a él.
Se exhibe la primera Biblia en tzotzil, el báculo del obispo y su casulla. Mientras permanece abierto, el museo transmite una videoentrevista en la que Ruiz García explica los objetivos de ese espacio.
En los noventa Tatik Samuel ya era reconocido en el mundo por su labor pastoral, pero su papel de mediador y pacificador de 1994 le atrajeron más reconocimientos.
En 2000, por ejemplo, fue distinguido con el Premio Simón Bolívar de la UNESCO por su compromiso personal y su papel como mediador entre el gobierno y el EZLN, que contribuyó a la paz y al respeto de la dignidad de las minorías.
Al año siguiente recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg por la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas de Chiapas. La Universidad Autónoma de Sinaloa le concedió el doctorado honoris causa; antes lo habían hecho la Iberoamericana y la de Barcelona.
En el museo también hay imágenes de aquellos tiempos en los que enarbolaba su bandera de “Cristianismo sí, comunismo no”, cuando quería enseñarle a los pueblos indígenas el español. Al final fue él quien aprendió el tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal.
Los sancristobaleños que al principio lo arroparon, terminaron por distanciarse de él por su cercanía a los indígenas; no le perdonaron que construyera una iglesia de opción por los pobres.
El museo tiene otra sala que alberga los trajes típicos de por lo menos 15 regiones, algunos de ellos son de la época en la que el obispo Ruiz García los usó para visitar Cancuc, Ocosingo, El Bosque, Zinacantán, Oxchuc, Pantelhó, Chenalhó, Chalchiuitán, Amatenango del Valle, San Andrés, Magdalena, Tenejapa, Huixtán, Chanal y otros pueblos.
También se exhibe un tronco de árbol que Tatik Samuel usó para bendecir el lugar. A su lado hay un mural que explica su significado.
Al final del recorrido se encuentra la única réplica de obras de pintores del siglo XVIII referentes a “Las Castas”. Todas ellas reflejan facetas del modo de vida de las clases sociales. Las pinturas pertenecen a la colección de la regiomontana Lydia Sada de González.
El Museo Tatik Samuel permanece abierto de martes a domingo de las 10:00 a las 17:00 horas. La entrada cuesta 50 pesos; a maestros, estudiantes y niños se les hace un descuento de 50%, mientras que los indígenas sólo pagan lo que puedan.
Según su directora, en su primer año de actividades visitaron el museo mil 800 personas que pagaron boleto y 450 más que entraron con cortesías. El reto, dice, es acercar a las comunidades indígenas a este espacio que se creó para ellas.
La figura del controvertido obispo oriundo de Guanajuato cobra relevancia en estos días. Según las autoridades eclesiásticas de San Cristóbal de Las Casas –símbolo emblemático de la evangelización de los pueblos originarios durante la conquista española–, Francisco tiene programada el lunes 15 una visita a la catedral local, donde está la tumba de Tatik Samuel.
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