Se "termina un largo ciclo de la transformación de lo que era el Estado laico", sentenció.
Foto: Karina Maciel
“Me pareció una división de la laicidad, toda la clase política, no importa del partido que sea, renunció al Estado laico y eso me parece escandaloso”, sentenció en entrevista para Aristegui CNN.
Por ejemplo, mencionó la imagen del presidente Enrique Peña Nieto comulgando en la Basílica, como un “guadalupano” más.
“Me parece que este evento (la visita del Papa) termina un largo ciclo de la transformación de lo que era el Estado laico, la concepción de laicidad estatal en relación con las iglesias y sobre todo con la iglesia católica. Pasamos de una laicidad anticlerical hacia una laicidad aconfesional, que nos ha costado siglo y medio, sangres, dos guerras, etcétera”, recordó.
“Lo que pasó en este viaje es que se produjo un efecto de trastocamiento radical de lo privado, lo público y lo íntimo. Entonces, digamos, un gobierno priista que había sido de los que más cuestionó a la Iglesia católica en su momento, de pronto le cedió toda una concepción de laicidad, que se convirtió en una laicidad procatólica… un contra sentido”, señaló.
Uno de los elementos de la laicidad, apuntó, es que no se privilegia ninguna religión.
Además, recordó los temas que el Sumo Pontífice “no tocó”, al señalar que en sus discursos no se refirió a “nada de pederastia, homosexualidad, aborto” ni el caso Ayotzinapa, que “condensa una cadena larga de desapariciones, el caso emblemático”.
Sobre este último, opinó que hablar de los 43 desaparecidos era “tocar demasiadas cosas”, “concretar demasiado”, por lo que “él se pone en un discurso genérico, que apunta para muchos lados”.
Respecto a la pederastia, indicó que todo está articulado a Marcial Maciel y es un tema tabú, pues ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI hablaron de ello “ni una palabra”.
En el momento en que el Papa Francisco otorga la indulgencia plenaria a los Legionarios de Cristo, consideró, termina de sellar lo que Ratzinger le encargó: están en las vías de la renovación y purificación, usted la tiene que aceptar, y además tiene que aceptar al cómplice de Maciel y va a canonizar a Juan Pablo II.
No obstante, celebró ”la trascendencia de fronteras” en Ciudad Juárez, “en un país donde la frontera ha sido tan sangrienta, tan brutal, un acto mínimo de pacificación por un rato y servirá de consolación a mucha gente, fue lo que más me gustó”.
Lamentó que durante la visita del Papa, “buena parte de periodistas se convirtieron en catequistas”, además de la especie de “Teletón papal”.
Expuso que el evento totalizó y cubrió el país, haciendo creer que todos son católicos, todos existen para una iglesia, casi “dejando de existir” por 5 días cualquier dirigente de otra congregación religiosa, ateos, agnósticos.
Dijo que el Papa ocupa en el mundo cuatro posiciones: jefe de su Iglesia, jefe del Estado del Vaticano, mediador geopolítico y al mismo tiempo es líder moral que considera tiene un mensaje universal.
En cuanto a la imagen del Papa enojado, mencionó que eso “lo humaniza”.
Escucha la entrevista:
Por ejemplo, mencionó la imagen del presidente Enrique Peña Nieto comulgando en la Basílica, como un “guadalupano” más.
“Me parece que este evento (la visita del Papa) termina un largo ciclo de la transformación de lo que era el Estado laico, la concepción de laicidad estatal en relación con las iglesias y sobre todo con la iglesia católica. Pasamos de una laicidad anticlerical hacia una laicidad aconfesional, que nos ha costado siglo y medio, sangres, dos guerras, etcétera”, recordó.
“Lo que pasó en este viaje es que se produjo un efecto de trastocamiento radical de lo privado, lo público y lo íntimo. Entonces, digamos, un gobierno priista que había sido de los que más cuestionó a la Iglesia católica en su momento, de pronto le cedió toda una concepción de laicidad, que se convirtió en una laicidad procatólica… un contra sentido”, señaló.
Uno de los elementos de la laicidad, apuntó, es que no se privilegia ninguna religión.
Además, recordó los temas que el Sumo Pontífice “no tocó”, al señalar que en sus discursos no se refirió a “nada de pederastia, homosexualidad, aborto” ni el caso Ayotzinapa, que “condensa una cadena larga de desapariciones, el caso emblemático”.
Sobre este último, opinó que hablar de los 43 desaparecidos era “tocar demasiadas cosas”, “concretar demasiado”, por lo que “él se pone en un discurso genérico, que apunta para muchos lados”.
Respecto a la pederastia, indicó que todo está articulado a Marcial Maciel y es un tema tabú, pues ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI hablaron de ello “ni una palabra”.
En el momento en que el Papa Francisco otorga la indulgencia plenaria a los Legionarios de Cristo, consideró, termina de sellar lo que Ratzinger le encargó: están en las vías de la renovación y purificación, usted la tiene que aceptar, y además tiene que aceptar al cómplice de Maciel y va a canonizar a Juan Pablo II.
No obstante, celebró ”la trascendencia de fronteras” en Ciudad Juárez, “en un país donde la frontera ha sido tan sangrienta, tan brutal, un acto mínimo de pacificación por un rato y servirá de consolación a mucha gente, fue lo que más me gustó”.
Lamentó que durante la visita del Papa, “buena parte de periodistas se convirtieron en catequistas”, además de la especie de “Teletón papal”.
Expuso que el evento totalizó y cubrió el país, haciendo creer que todos son católicos, todos existen para una iglesia, casi “dejando de existir” por 5 días cualquier dirigente de otra congregación religiosa, ateos, agnósticos.
Dijo que el Papa ocupa en el mundo cuatro posiciones: jefe de su Iglesia, jefe del Estado del Vaticano, mediador geopolítico y al mismo tiempo es líder moral que considera tiene un mensaje universal.
En cuanto a la imagen del Papa enojado, mencionó que eso “lo humaniza”.
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