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El papa Francisco dijo este sábado que, ante la gravedad de la violencia en México, los obispos mexicanos no deben solo condenarla, sino actuar con un proyecto que involucre a la Iglesia, las escuelas y los políticos y las estructuras de seguridad.
“La
complejidad de sus causas (de la violencia), la inmensidad de su
extensión como metástasis que devora, la gravedad de la violencia que
segrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros
pastores de la iglesia, refugiarnos en condenas genéricas (…) sino que exigen un coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral”,
dijo el papa en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde
se reunió con los obispos y cardenales de todo el país.
Francisco pidió a los obispos y cardenales “no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa
para la juventud y para la entera sociedad mexicana”. Destacó que la
Iglesia debe contribuir a entretejer la red humana comenzando por las
familias y los territorios desolados.
El papa también habló de los millones de migrantes que dejan a sus familias para buscar mejores condiciones de vida en Estados Unidos. Lo hacen, dijo, dejando sus raíces para “aventurarse”,
aún en la clandestinidad que implica todo tipo de riesgos, en búsqueda
de la “luz verde” que juzgan como su esperanza.
Pidió
a los obispos seguir y ayudar a los migrantes más allá de las
fronteras, así como trabajar más de cerca con el episcopado
estadounidense, para mantenerse cerca de los migrantes.
Francisco habló también de la transparencia en la Iglesia. Dijo a los integrantes del Episcopado Mexicano que no deben tener miedo a la transparencia, ya que la Iglesia no necesita la oscuridad para trabajar.
“No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”, expresó.
Papa pide a políticos no buscar el privilegio de unos cuantos
Antes,
en su primer discurso en su visita a México, desde Palacio Nacional, el
papa Francisco se dirigió a la clase política del país: le pidió trabajar para ofrecer a los ciudadanos mejores condiciones de vida, trabajo, vivienda, justicia y seguridad efectiva.
Aseguró que buscar el privilegio de unos cuantos hace que “la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico,
la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el
tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y
frenando el desarrollo”.
Francisco dijo que el desarrollo de
México no es cosa de contar con más leyes, sino de la responsabilidad
personal de sus líderes, las instancias públicas y privadas y los
ciudadanos.
Destacó que la principal riqueza de México son sus jóvenes, pues “un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse,
transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el
futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente”.
Añadió
que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres
justos y honestos, capaces de empeñarse en el bien común.
Entre
los gobernadores – con sus respectivas parejas – que se acercaron para
saludar e incluso besar la mano de Francisco estaban los gobernadores
que recibirán al papa durante los siguientes días de su visita: del
Estado de México, Eruviel Ávila; de Chihuahua, César Duarte; de
Michoacán, Silvano Aureoles y de Chiapas, Manuel Velasco.
También
de Puebla, Rafael Moreno Valle; de Coahuila Rubén Moreira; Morelos,
Graco Ramírez; Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú; Tabasco, Arturo Nuñez;
Sinaloa, Mario López Valdéz; Baja California, Francisco Vega, y de
Aguascalientes, Carlos Lozano de la Torre.
Artistas, activistas y sus familias llenaron las sillas y gradas dispuestas en el patio central de Palacio Nacional para ver al papa Francisco.
Mientras,
afuera bajo el sol y con un viento frío, cientos de personas, en un
Zócalo que no logró llenarse, esperaban ver por un momento a Francisco.
En
las primeras filas, sentados en las sillas dispuestas en el patio
central estaban los hijos del presidente Enrique Peña Nieto y Angélica
Rivera; los integrantes del gabinete presidencial y sus
familias; los obispos que acompañan al papa; así como el gobernador del
Estado de México – entidad que visitará el papa este domingo – Eruviel
Ávila y su familia.
Las
gradas y filas de sillas del fondo se llenaron con las familias de los
funcionarios e invitados especiales como los activistas Isabel Miranda
de Wallace y Alejandro Martí; el cantante Emmanuel; el titular del SNTE
Juan Díaz de la Torre, y la titular del INEE, Sylvia Schmelkes.
Senadores y diputados también ocuparon las primeras filas del patio central,
cubierto por un techo para evitar el sol, y en el que también se colocó
un escenario de color rojo, con dos sillones y las banderas de México y
El Vaticano.
El papa y
Peña Nieto se reunieron en privado por espacio de media hora. Después el
presidente y su esposa Angélica Rivera mostraron al papa los murales de
Diego Rivera y bajaron a saludar a quienes están en las tribunas.
Durante su mensaje, Peña Nieto destacó la difícil situación que vive el mundo, que dijo, experimenta múltiples y acelerados cambios.
Destacó
que la palabra clave en este momento es el diálogo, y que el respeto y
la tolerancia serán los valores que “nos hacen mejores personas”.
“México lo abraza con cariño, bienvenidas sus palabras y sus bendiciones”, dijo Peña al papa.
Recibido como jefe de Estado
El papa Francisco fue recibido como jefe de Estado por el presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional, pese a que su visita es de carácter pastoral.
Esta
es la primera vez que un papa visita Palacio Nacional, al que entró por
la puerta Mariana. La ceremonia oficial inició con la presentación de
las comitivas, la del papa y el gabinete legal de Peña Nieto. Después se
interpretaron los himnos de ambos Estados.
Tras la reunión los discursos en Palacio Nacional, Francisco recibió de manos del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, la Llave de la Ciudad, el pergamino y la medalla que lo reconocen como Huésped Distinguido.
En una plataforma colocada enfrente de la entrada de la Catedral Metropolitana, el papa recibió los regalos y entregó a Mancera Espinosa una medalla. El jefe de gobierno acompañó a Francisco hasta la puerta de Catedral, para su reunión con los obispos.
Por
la mañana, al salir de la Nunciatura para iniciar su primer día de
actividades, el papa Francisco detuvo el papamóvil para detenerse y
saludar a personas de la tercera edad y enfermos que lo esperaban
afuera.
Francisco les
regaló rosarios, y besó y abrazó a los enfermos. Después subió al
vehículo para iniciar su recorrido hasta Palacio Nacional.
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