5/02/2016

1º de mayo: ayer y hoy en lucha contra la burguesía



No olvidamos a los mineros de Cananea

FRAGUA

México, al igual que los demás países latinoamericanos, ingresó al capitalismo moderno de manera subordinada respecto a los países imperialistas. Durante las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del XX, los países de la región terminaron siendo absorbidos e incorporados al capitalismo mundial.
El régimen de Porfirio Díaz, que se sitúa en ese contexto, consideraba que el “desarrollo” del país se conseguiría a partir de la entrega de minas, industria y petróleo al capital extranjero. Es así como durante su mandato se otorgaron concesiones a empresas de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, principalmente.
William Cornell Greene, un empresario burgués norteamericano, obtuvo la concesión de la zona minera de Cananea, Sonora , durante el porfiriato y de manera rápida, por medio de la explotación que ejercía sobre los trabajadores, se convirtió en el “rey del cobre” y en uno de los burgueses norteamericanos con mayor riqueza.
Las condiciones laborales en Cananea eran realmente injustas y desiguales: se vivían despidos arbitrarios, discriminación, hacinamiento y la mina era un verdadero hervidero de enfermedades.
A principios del año 1905, llegaron a Cananea los militantes del Partido Liberal Mexicano (PLM) Enrique Bermúdez, Antonio P. Araujo y José López. Sus primeras tareas se concentraron en dar a conocer su periódico llamado Regeneración y en discutir su contenido entre los mineros. Los magonistas no llegaron con grandes cuentos y discursos teóricos, sino que comenzaron a platicar de los graves problemas cotidianos a los que se enfrentaban los trabajadores.
La práctica de agitación y de propaganda que impulsaban los tres magonistas comenzó a provocarle serios dolores de cabeza a Greene, por lo que acudió con sus matones para amenazar de muerte a los activistas. Ante ello, los militantes se vieron en la necesidad de salir de la región, no sin antes entablar contacto con los mineros Esteban Calderón y Manuel M. Diéguez.
Los frutos del trabajo político de los magonistas comenzaron a verse en los comentarios que los trabajadores mineros hacían sobre los artículos del periódico Regeneración. El que un gran número de mineros no supiera leer no significó un obstáculo para que estuvieran al tanto del periódico, debido a que recurrieron a la creatividad y a la colectividad para informase y discutir su contenido.
Para 1906 los trabajadores lograron crear la Unión Liberal Humanidad, cumpliéndose una de las tareas del PLM, que era impulsar la organización mediante clubes obreros. Sin embargo, en dicha organización sólo estaban los trabajadores mejor pagados. Posteriormente se fundó una segunda organización, el Club Liberal de Cananea, cuyo objetivo era ampliar la influencia magonista en los campos mineros de El Ronquillo y la Mesa Grande.
La participación de los militantes magonistas del PLM en los centros mineros de la región de Cananea no se limitó a la lucha por demandas económicas, ya que estos relacionaban esas demandas con la lucha política, es decir, señalaban las condiciones de miseria que imponía Greene y la importancia por conseguir mejoras laborales, pero sobre todo mencionaban la necesidad de luchar contra la tiranía de Porfirio Díaz, como responsable de sus condiciones de vida y como defensor los intereses de la clase burguesa.
La festividad del 5 de mayo fue aprovechada para impulsar la agitación entre los trabajadores. Los jefes de la empresa y las autoridades locales se alarmaron e impusieron la ley marcial por la que toda persona que se encontraba durante la noche en las calles de Cananea era detenida. Ante estos hechos se comenzaron a realizar los preparativos para estallar una huelga. Dirigentes y trabajadores realizaban reuniones los miércoles y viernes en la noche, en las que se discutían y se planteaban las demandas obreras, entre ellas, la más importante: exigir un salario de cinco pesos y una jornada de ocho horas.
Finalmente, el día 30 de mayo, en una reunión los trabajadores determinaron el día y la manera en que se llevaría a cabo la huelga. Los directivos de la compañía y las autoridades de Cananea estuvieron informados de los acontecimientos por medio de un “soplón”, quien informó de sus planes a los enemigos de los trabajadores.
La huelga contra la Cananea Consolidated Copper Company estalló en la madrugada del 1º de junio de 1906 , pero parece que en la reunión preparatoria hubo divergencias entre las dos principales organizaciones obreras de Cananea. Éstas radicaban en los métodos de lucha: mientras una consideraba que la lucha económica y la caída de Díaz se tenía que dar por medios pacíficos, la otra veía la necesidad de impulsar otras formas de lucha. A las diez de la mañana de ese 1º de junio el Comité de Huelga de los trabajadores comenzó a sostener pláticas con los representantes de la compañía minera. La respuesta de Greene, en complicidad con el gobierno porfirista, fue el rechazo total a las demandas y la represión.
Para la una de la tarde, los trabajadores esperaban afuera del edificio el resultado de las negociaciones. Entonces, Baca Calderón y Diéguez, del Comité de Huelga, informaron a la base que no se había conseguido nada y se deslindaron del movimiento. Sin embargo, el grupo de Lázaro Gutiérrez y Enrique Bermúdez siguió luchando: habían planeado dinamitar la casa de Greene, el Banco de Cananea y la tienda de raya, pero sus planes fueron descubiertos por las autoridades, quienes iniciaron una fuerte represión con la policía y con rangers norteamericanos para disolver a los mineros. Fue así como la burguesía y el gobierno respondieron con armas, matando a más de 20 mineros, derramando sangre proletaria a costa de seguir aumentando su riqueza.
En el contexto del 1º de mayo, recordamos a los mártires de Cananea, de Río Blanco, de Chicago y a todos los proletarios de México y de otros países que han sido brutalmente reprimidos por luchar para mejorar sus condiciones de vida y para construir una sociedad más justa.
Retomamos el aprendizaje de los procesos de lucha y de resistencia de México y de otros pueblos, ya que son fundamentales para desarrollar nuestra fuerza proletaria y contribuir con la lucha actual contra la burguesía.
NOTA:
Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 16 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 15 de abril de 2016. 

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