COLUMNA INVITADA
Cuando hablamos de tomar decisiones en la empresa familiar de primera
generación, no hay quien sustituya al fundador. No obstante, conforme el
negocio crece, se involucran más miembros de la familia y la propiedad
se diluye, una de las mejores prácticas para ejercer el poder con mesura
es conformar un Consejo de Administración.
El Consejo de Administración es el máximo órgano de gobierno de la
sociedad y tiene como principal función tomar decisiones estratégicas;
por ejemplo, definir la visión y misión de la empresa (objetivos y plan
estratégico); aprobar el presupuesto anual y los estados financieros;
planificar la sucesión del director general, entre otras.
Pero ¿cómo lo conformo? Y es que, saber integrar el Consejo de
Administración es determinante para que éste aporte valor. Por ello,
considera estas variables:
–Diversidad de conocimientos: La elección de las y los consejeros
dependerá de la estrategia/objetivos de la empresa y de la madurez de la
familia empresaria. No obstante, al configurar el grupo, hay que buscar
que los perfiles sean complementarios. Se requerirán especialistas en
los rubros que afectan el desempeño del negocio, desde los temas de
operación hasta los de dinámica familiar. Y es que, es el Consejo en su
conjunto, no los individuos en lo particular, el que genera sinergia al
momento de desarrollar soluciones y planes de acción.
–Diversidad de relacionamiento con la empresa: Dentro del equipo de
consejeras y consejeros debe haber no sólo propietarios, directivos de
la empresa y/o familiares, sino también consejeros independientes. De
hecho, la mejor manera de complementar el abanico de conocimientos
necesarios, y de tener gente que pueda aportar su punto de vista con
total independencia (sin que el “jefe” esté presente; o sin que el
familiar se lo tome personal) es incorporando consejeros profesionales,
independientes y externos.
–Diversidad de edad: Un Consejo de Administración eficiente estará
conformado por un mix de generaciones (diferentes edades: 30, 40, 50,
60). La mezcla generacional proveerá un amplio espectro en cuanto a
experiencia y novedad, dando oportunidad a los más jóvenes de aportar
conocimientos específicos en relación al uso de la tecnología, las redes
sociales, la cultura organizacional, etcétera, y a las generaciones más
experimentadas de aplicarlo en temas de negocio. La idea es construir
juntos el futuro.
–Diversidad de género: Múltiples estudios han demostrado que la
diversidad de género agrega valor a la toma de decisiones y hace más
competitivo al negocio, logrando un mejor desempeño, por ejemplo,
mayores utilidades netas y rendimientos sobre capital. Lamentablemente,
mientras en Noruega el 40.9 por ciento de los integrantes de los
Consejos de Administración son mujeres; en México, sólo un 5 por ciento
de nosotras participamos en ellos… ¿No estaremos perdiendo oportunidades
de negocio y/o subutilizando el talento “in house” –a nivel familiar o
empresarial–con el que contamos? Como lo mencionó un director general:
“Si el 60 por ciento de las compras en este país son realizadas por
mujeres, tener mujeres en el Consejo de Administración tiene sentido;
especialmente cuando hablamos de negocios”.
–Diversidad de ingresos: Cuando se trata de los miembros del Consejo de
Administración, hay que cuidar que los ingresos que generen por esta
participación no representen “su modus vivendi”. Y es que, si viven de
lo que ganan como consejeros, tomarán decisiones pensando en su
permanencia en el órgano de gobierno, no en las necesidades del negocio,
afectando la renovación y el desempeño del mismo.
Moraleja: ¡Hay que saber elegir a nuestras consejeras y consejeros!
*La autora es socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, fundadora del
Centro de Empresas Familiares del Tec de Monterrey, e integrante del
Consejo de Empresas Familiares en el sector minero, petrolero y de
retail.
**Artículo retomado del diario El Financiero.
Por: Rosa Nelly Trevinyo-Rodríguez*
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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