Aprender y avanzar en la lucha popular
Fragua
Cuando el 15 de mayo la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llamó a
iniciar un paro de labores, el grueso de las organizaciones
independientes volcó sus esfuerzos en apoyo a la lucha del magisterio
democrático, pues se avecinaban momentos álgidos en la participación de
distintos sectores de la sociedad.
Nuestra organización no se quedó
atrás; mediante nuestra modesta participación en las brigadas, las
marchas, el plantón, los foros y las asambleas hemos llegado algunas
reflexiones que quisiéramos compartirles a continuación. Entre las
organizaciones y la CNTE se vive un gran ánimo de querer sumar fuerzas
en beneficio del movimiento magisterial y popular, sin embargo, existen
limitaciones que evitan el avance de la construcción de un movimiento
amplio que rebase los objetivos y características de una lucha gremial o
económica a una lucha más amplia, que permita mantener la organización
popular e integrar a más personas en la lucha social contra un sistema
económico que agudiza el despojo, la represión y la explotación.
Aunque en números anteriores de FRAGUA
hemos hablado sobre algunos métodos incorrectos de trabajo, como el
culto a la espontaneidad, no quisimos dejar de lado la oportunidad de
analizar un hecho concreto, con el fin de fortalecer la lucha popular.
En primer lugar, la participación de distintas organizaciones aún se
basa en métodos artesanales de trabajo, es decir, sin planificación y
sin objetivos o responsabilidades, sin tiempos ni mecanismos de
evaluación, lo que tiene como consecuencia actividades que, en vez de
sumar a la gente a la organización permanente, la terminan alejando o
frustrando. La gente es inteligente y comienza a notar que no hay un
crecimiento o que falta disciplina y compromiso en las actividades,
además muchas veces las organizaciones se limitan a ciertas actividades
como si fueran fórmulas a seguir, por ejemplo, las marchas, foros,
asambleas, etcétera, que terminan convirtiéndose en actividades que no
intentan involucrar a nuevas personas o sectores a la lucha. Como
consecuencia, las nuevas generaciones de jóvenes, sindicalistas o gente
del barrio que se asoman a alguna actividad política no se unen ni
generan procesos organizativos permanentes, sino únicamente se limitan a
participar en las coyunturas.
Por ejemplo, después de la
represión del 19 de junio por parte del Gobierno federal en contra de
maestros y pobladores en Nochixtlán, Oaxaca, la participación popular se
elevó. En las actividades se podía percibir el sentimiento de
indignación y de cuando en cuando se escuchaba que lo ocurrido ahora si
“estuvo cabrón”, sin embargo, aunque estos acontecimientos agudizaron la
solidaridad, muchas de las veces las tareas que proponían las
organizaciones carecían de un planteamiento y orientación claras y un
método de trabajo correcto que condujera al movimiento que emergía y
ayudara a elevar el nivel de conciencia de clase proletaria, para
trascender de la lucha coyuntural, inmediatista, a una lucha general
contra todas las injusticias, es decir, a la lucha política. Si queremos
que nuestras propuestas contribuyan a alcanzar los objetivos históricos
del proletariado, su elaboración no puede depender sólo de ocurrencias,
sino deben ser producto de un análisis marxista de la correlación de
fuerzas y el enemigo a vencer.
Otro elemento de suma
importancia son las consignas, pues son guías para la agitación, la
propaganda y la acción que se hacen a los sectores organizados y no
organizados. En algunas ocasiones, en las actividades se podían escuchar
llamamientos a la huelga general, aderezados de cierto radicalismo
rimbombante que, si bien podían recibir la aceptación de la gente, en
realidad no responden a una actividad que pueda desarrollarse ni son
producto del proceso organizativo popular, por lo que terminan siendo
consignas vacías, que se podrán seguir coreando, pero nada más.
Pero la limitación más importante que hemos detectado en nuestra
participación en la lucha popular es la incapacidad de ubicar al enemigo
principal ya que, si esto no lo tenemos claro, poco se puede avanzar.
Por ejemplo, hay algunas organizaciones que consideran que el enemigo a
vencer es Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la socialdemocracia o el
oportunismo, pues argumentan que no representan los intereses del
proletariado, lo cual es cierto. Sin embargo, para nosotros que tenemos
como objetivo la lucha por el socialismo, el enemigo principal, el punto
de encuentro en el que coinciden cada vez más amplios sectores
inconformes, son las agrupaciones políticas y empresariales que aplican y
defienden la política neoliberal de despojo, represión y explotación.
Mientras tengamos claridad en esto podremos ubicar con quiénes nos
podemos coordinar, establecer alianzas temporales e incluso generar
procesos de unidad en la lucha popular, para impulsar un movimiento de
masas que lleve hasta sus últimas consecuencias la lucha contra el
neoliberalismo e impulse la lucha por el socialismo.
Nuestra
participación en la lucha actual ha reforzado nuestra idea de la
necesidad de ligar, de engarzar las diferentes luchas en una sola que
vaya más allá de la suma de las reivindicaciones particulares de cada
sector del pueblo afectado por las llamadas reformas estructurales y
trace el camino hacia el socialismo.
Es necesario construir Comités en contra de las reformas neoliberales cuyos objetivos principales sean:
1.- Construir un gran frente amplio de carácter clasista e
independiente capaz de impulsar la lucha contra el neoliberalismo desde
una posición de clase proletaria y de lucha por el socialismo.
2.- Derogar todas las reformas neoliberales impuestas en más de 30
años de aplicación de esta política y proponer la formación de un
gobierno democrático antineoliberal.
Las tareas, entonces, serían las siguientes:
1.- Crear Comités en contra de las reformas neoliberales en los cuales
se unan a todos quienes quieran luchar contra los efectos de las
reformas llamadas neoliberales: trabajadores del campo y la ciudad,
pequeños comerciantes arruinados, médicos, derechohabientes, maestros,
estudiantes y padres de familia.
2.- Informar por medio de
agitación y propaganda a toda la población sobre los efectos negativos
de las reformas neoliberales en la vida de millones de mexicanos y de
los futuros efectos negativos de las que se están aplicando ahorita o se
aplicarán.
3.- Impulsar acciones coordinadas entre las fuerzas
socialistas y comunistas en todos los espacios donde se manifieste el
movimiento popular-magisterial.
Es necesario construir la
organización popular permanente que en realidad sea la alternativa para
cientos de miles de personas que están dispuestos a sumar esfuerzos en
la lucha por una vida digna.
¡Agitar, movilizar, organizar contra el gobierno neoliberal!
¡Luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección LUCHA POPULAR del No. 19 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 25 de julio de 2016.
Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario