7/31/2016

En el gobierno y economía de los EEUU el “hombre blanco” sometió al negro y a la mujer



Pedro Echeverría V.

1. ¡Cuánta risa me da cuando escucho en occidente “gobierno de un indio, gobierno de una mujer o de un negro”! Me hace pensar que está bien como propaganda política para ilusos, sin embargo el dominio de leyes, verdades, valores, ideologías, pertenecen desde hace muchos siglos, incluso milenios, al “hombre blanco”, al europeo, es histórico, universal y totalitario. Me recuerda al indio Juárez de México, al presidente Alejandro Toledo de Perú, a Evo Morales de Bolivia; a las mujeres Ángela Merkel de Alemania, Cristina Fernández de Argentina, Dilma Roussett de Brasil, Bachelet de Chile y a las viejas Indira Gandhi de India y Margaret Thatcher de Reino Unido; pero también al negro Barack Obama de EEUU.

2. ¿Por qué todos han gobernado como todos los hombres blancos? Porque han seguido exactamente las leyes, los reglamentos, las normas, las formas establecidas por los gobiernos blancos desde hace muchos siglos. Los gobiernos indios no gobernaron para los indios en particular; las mujeres gobernaron exactamente como cualquier hombre y el negro Obama no tuvo diferencia con Clinton y sus antecesores. ¿Qué es “gobernar para todos” sean indios, mujeres o negros sino gobernar el capitalismo? De todos los nombrados arriba el único diferente es Evo Morales –no por ser indio- sino por su ideología de izquierda busca ser diferente, aunque el capitalismo sigue dominando.

3. “Hillary Clinton tiene la distinción de ser la candidata presidencial más reprobada por amplia mayoría de la opinión pública (unos dos tercios) en la historia reciente; algo que comparte con su contrincante republicano, Donald Trump”, escribe hoy David Brooks. Se puede deducir que la mayoría no quiere a ninguno de los dos y, por lo tanto, y por ahora, “esta contienda girará sobre cuál de los dos es menos peor, o en quién se desconfía menos”. Bill Clinton –su marido y principal consejero- hace que se perciba como partidaria del neoliberalismo que “desmanteló parte de la red de bienestar, que impulsó una ley que llevó a cientos de miles de jóvenes afro estadunidenses y latinos a prisión… y un giro hacia la derecha en la política exterior”.

4. Ya he escrito muchas veces que en última instancia los gobiernos son algo así como monigotes que están al servicio del poder real: del imperio, de los más grandes empresarios y de las cadenas de medios informativos. Sin embargo en problemas domésticos pueden realizar reformas que no afectan los grandes negocios o las inversiones. Sin embargo, en las sociedades establecidas desde hace siglos por el “hombre blanco”, nadie escapa de las normas: el negro gobierna como blanco, la mujer como el hombre y el indio como “adaptado”. Incluso en las sociedades llamadas “socialistas” nunca se logró romper las viejas formas, muy tradicionales, de dominación. Por ello las luchas deben ir a la raíz para realizar transformaciones profundas.

5. Nada cambia o se ponen otros nombres para que todo siga igual. Leí hace unos 40 años que en los llamados países “socialistas” se hablaban de “bodas socialistas”, de “familias socialistas”, o sea, sólo se cambiaba el nombre pero seguía la misma organización social. Me pareció que esos “cambios” eran como casarte por la vía católica, protestante o budista; se conservaban los vestidos, las ceremonias, los festejos, la propiedad de los hijos y la familia autoritaria. Las costumbres de milenios –aunque sean realmente risibles para algunos- no pueden borrarse de la “cultura”. Recuerdo que en 1968 entre los estudiantes se abolieron los comités ejecutivos verticales y fueron sustituidos por comités de lucha horizontales, pero en los sindicatos sigue el verticalismo.

6. Barnie Sanders no es negro, ni mujer ni indio; es un ser humano como todos pero con una ideología cercana al socialismo por ello recibió los más grandes aplausos de jóvenes de la Convención. Defendió las libertades civiles, se opuso a la persecución de filtradores de información clasificada para el bien público (Chelsea Manning, Edward Snowden, Julian Assange y varios periodistas). Obama elogió a Sanders por decir que hay demasiada desigualdad en la economía, y demasiado dinero en la política. Algunas posturas de Sanders en su campaña, como elevar el salario mínimo, garantizar una educación superior gratuita en universidades públicas para gente con recursos limitados, y estar contra el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio fueron vitoreadas.

7. ¿Qué de novedoso, diferente, beneficioso, fueron los gobiernos del negro Obama, de las féminas Thatcher, Merkel o del indio Toledo? Fueron tan malos o peores como todos. Así que lo importante no es el género, el color o la raza, sino la ideología profundamente revolucionaria que ayude al pueblo a organizarse para luego imponer políticas que beneficien a la población trabajadora que es el 90 por ciento de cada país. Hasta hoy todos los gobiernos de género, raza o color, sólo han estado al servicio del 10 por ciento de la población, de la clase dominante integrada por los más poderosos multimillonarios. Hagamos revoluciones desde la raíz para caminar con los pies. (29/VII/16)
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