Pedro Echeverría V.
1. ¡Cuánta risa me da cuando escucho en occidente “gobierno de un
indio, gobierno de una mujer o de un negro”! Me hace pensar que está
bien como propaganda política para ilusos, sin embargo el dominio de
leyes, verdades, valores, ideologías, pertenecen desde hace muchos
siglos, incluso milenios, al “hombre blanco”, al europeo, es histórico,
universal y totalitario. Me recuerda al indio Juárez de México, al
presidente Alejandro Toledo de Perú, a Evo Morales de Bolivia; a las
mujeres Ángela Merkel de Alemania, Cristina Fernández de Argentina,
Dilma Roussett de Brasil, Bachelet de Chile y a las viejas Indira Gandhi
de India y Margaret Thatcher de Reino Unido; pero también al negro
Barack Obama de EEUU.
2. ¿Por qué todos han gobernado como todos los hombres blancos?
Porque han seguido exactamente las leyes, los reglamentos, las normas,
las formas establecidas por los gobiernos blancos desde hace muchos
siglos. Los gobiernos indios no gobernaron para los indios en
particular; las mujeres gobernaron exactamente como cualquier hombre y
el negro Obama no tuvo diferencia con Clinton y sus antecesores. ¿Qué es
“gobernar para todos” sean indios, mujeres o negros sino gobernar el
capitalismo? De todos los nombrados arriba el único diferente es Evo
Morales –no por ser indio- sino por su ideología de izquierda busca ser
diferente, aunque el capitalismo sigue dominando.
3. “Hillary Clinton tiene la distinción de ser la candidata
presidencial más reprobada por amplia mayoría de la opinión pública
(unos dos tercios) en la historia reciente; algo que comparte con su
contrincante republicano, Donald Trump”, escribe hoy David Brooks. Se
puede deducir que la mayoría no quiere a ninguno de los dos y, por lo
tanto, y por ahora, “esta contienda girará sobre cuál de los dos es
menos peor, o en quién se desconfía menos”. Bill Clinton –su marido y
principal consejero- hace que se perciba como partidaria del
neoliberalismo que “desmanteló parte de la red de bienestar, que impulsó
una ley que llevó a cientos de miles de jóvenes afro estadunidenses y
latinos a prisión… y un giro hacia la derecha en la política exterior”.
4. Ya he escrito muchas veces que en última instancia los gobiernos
son algo así como monigotes que están al servicio del poder real: del
imperio, de los más grandes empresarios y de las cadenas de medios
informativos. Sin embargo en problemas domésticos pueden realizar
reformas que no afectan los grandes negocios o las inversiones. Sin
embargo, en las sociedades establecidas desde hace siglos por el “hombre
blanco”, nadie escapa de las normas: el negro gobierna como blanco, la
mujer como el hombre y el indio como “adaptado”. Incluso en las
sociedades llamadas “socialistas” nunca se logró romper las viejas
formas, muy tradicionales, de dominación. Por ello las luchas deben ir a
la raíz para realizar transformaciones profundas.
5. Nada cambia o se ponen otros nombres para que todo siga igual. Leí
hace unos 40 años que en los llamados países “socialistas” se hablaban
de “bodas socialistas”, de “familias socialistas”, o sea, sólo se
cambiaba el nombre pero seguía la misma organización social. Me pareció
que esos “cambios” eran como casarte por la vía católica, protestante o
budista; se conservaban los vestidos, las ceremonias, los festejos, la
propiedad de los hijos y la familia autoritaria. Las costumbres de
milenios –aunque sean realmente risibles para algunos- no pueden
borrarse de la “cultura”. Recuerdo que en 1968 entre los estudiantes se
abolieron los comités ejecutivos verticales y fueron sustituidos por
comités de lucha horizontales, pero en los sindicatos sigue el
verticalismo.
6. Barnie Sanders no es negro, ni mujer ni indio; es un ser humano
como todos pero con una ideología cercana al socialismo por ello recibió
los más grandes aplausos de jóvenes de la Convención. Defendió las
libertades civiles, se opuso a la persecución de filtradores de
información clasificada para el bien público (Chelsea Manning, Edward
Snowden, Julian Assange y varios periodistas). Obama elogió a Sanders
por decir que hay demasiada desigualdad en la economía, y demasiado
dinero en la política. Algunas posturas de Sanders en su campaña, como
elevar el salario mínimo, garantizar una educación superior gratuita en
universidades públicas para gente con recursos limitados, y estar contra
el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio fueron vitoreadas.
7. ¿Qué de novedoso, diferente, beneficioso, fueron los gobiernos del
negro Obama, de las féminas Thatcher, Merkel o del indio Toledo? Fueron
tan malos o peores como todos. Así que lo importante no es el género,
el color o la raza, sino la ideología profundamente revolucionaria que
ayude al pueblo a organizarse para luego imponer políticas que
beneficien a la población trabajadora que es el 90 por ciento de cada
país. Hasta hoy todos los gobiernos de género, raza o color, sólo han
estado al servicio del 10 por ciento de la población, de la clase
dominante integrada por los más poderosos multimillonarios. Hagamos
revoluciones desde la raíz para caminar con los pies. (29/VII/16)
alterar26@gmail.com
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