Lorenzo Meyer consideró que se trata de la cereza del pastel negativo del gobierno de Peña Nieto. Sergio Aguayo confía en que las protestas se organicen y canalicen.
Durante la Mesa Política de Aristegui Noticias, Lorenzo Meyer también le atribuyó una relevancia específica al llamado gasolinazo 2017: “Si no es el error más importante es hoy la cereza de este pastel negativo de EPN“.
A su vez, Sergio Aguayo se cuestiona si este error “confirma a un
gobernante mediocre, mediano, porque lo que el gasolinazo es a la
economía, fue la Casa Blanca al tema del combate a la corrupción,
Ayotzinapa al de derechos humanos y así sucesivamente”.
Dresser abundó: “¿Por qué creo que el gasolinazo ese el peor, porque va a incidir electoralmente, porque va a incidir en los bolsillos de los mexicanos (…) e históricamente está comprobado cómo la crisis, la devaluación del 94 llevó eventualmente a la derrota del PRI en 1997 en muchas elecciones (…) y eventualmente a la pérdida de la Presidencia”.
La politóloga destacó que “el gasolinazo va a tener fuertes incidencias negativas en la economía, en las perspectivas de crecimiento en la inflación, en la capacidad de consumo y de compra de los mexicanos”.
“Si Peña Nieto tenía el menor índice de popularidad de un presidente que conocemos en la historia de 24 por ciento, yo creo que si levantáramos una encuesta hoy su popularidad sería aún menor y creo que el costo político va a ser muy alto”, opinó.
La académica del ITAM resaltó que más allá de la Reforma Energética el verdadero problema y motivación del incremento de los combustibles es “este gobierno gastalón que tenemos, el precio de las gasolinas no se liberaliza como se promete por el impuesto que el gobierno ha colocado sobre las gasolinas, ese impuesto que viene a tratar de tapar el hoyo en los ingresos gubernamentales que han caído (…) y no recauda lo suficiente porque gasta siempre más de lo que tiene, gasta mal, gasta de manera opaca, gasta de manera clientelar”.
Al respecto, Sergio Aguayo coincidió “plenamente en la indignación, en la irritación que tiene la mayoría de los mexicanos hacia la decisión de incrementar la gasolina para mantener el dispendio absurdo que hace el presidente y todos los que lo emulan”.
Admitió que esto se debe a que “los gobiernos no sólo gastan sino que lo hacen de manera ostentosa” y criticó a los partidos de oposición pues “no están cumpliendo con su función de articular las protestas e incluso encabezarlas, si uno observa la reacción de los partidos han sido declaración, tras declaración de las cúpulas”.
El académico del Colegio de México confió en que pese al estado de ánimo de hartazgo, “se logre estructurar a organizaciones que canalicen de una manera más eficaz la protesta en contra del gasolinazo y de la política de dispendio que ejerce y de corrupción que uno encuentra en un buen número de gobernantes”, que “empecemos a ver una modificación en esa actitud ofensiva de cargarnos a nosotros a los que pagamos impuestos el costo de sus errores, de sus ineptitudes y de sus dispendios”.
Por su parte, Lorenzo Meyer destacó que mientras al inicio de su gobierno Peña Nieto dijo que no habría más aumentos a la gasolina, “lo que ocurre ahora al iniciarse el 2017, es 180 grados, un reversión a lo que había prometido, esto sería de todas maneras en sí mismo un golpe duro a su política pero es el entorno, es además de el costo que va a tener para cada uno de nosotros de manera directa o indirecta es que se ve como parte de un universo en donde se encuentra la corrupción”.
Además, criticó el mensaje de Año Nuevo del jefe del ejecutivo, pues “no tiene nada qué ver con lo que está pasando, pareciera venir de otro planeta (…) un jefe de Estado y un jefe de gobierno debía haber hecho frente a esto (el gasolinazo) señalando por qué había decidido aumentar el precio de las gasolinas”.
El historiador agregó que “junto a ese discurso absurdo está la falta completa de solidaridad que nos muestran los bonos que en estos días, ayer y hoy las noticias nos dan las cantidades que reciben algunos miembros de la clase política y que son indicadores de que este grupo que nos gobierna, que puede decretar así con la mano en la cintura los gasolinazos. A ellos, a su forma de vida, a su entorno inmediato no les afecta porque ellos sí están blindados”.
Dresser abundó: “¿Por qué creo que el gasolinazo ese el peor, porque va a incidir electoralmente, porque va a incidir en los bolsillos de los mexicanos (…) e históricamente está comprobado cómo la crisis, la devaluación del 94 llevó eventualmente a la derrota del PRI en 1997 en muchas elecciones (…) y eventualmente a la pérdida de la Presidencia”.
La politóloga destacó que “el gasolinazo va a tener fuertes incidencias negativas en la economía, en las perspectivas de crecimiento en la inflación, en la capacidad de consumo y de compra de los mexicanos”.
“Si Peña Nieto tenía el menor índice de popularidad de un presidente que conocemos en la historia de 24 por ciento, yo creo que si levantáramos una encuesta hoy su popularidad sería aún menor y creo que el costo político va a ser muy alto”, opinó.
La académica del ITAM resaltó que más allá de la Reforma Energética el verdadero problema y motivación del incremento de los combustibles es “este gobierno gastalón que tenemos, el precio de las gasolinas no se liberaliza como se promete por el impuesto que el gobierno ha colocado sobre las gasolinas, ese impuesto que viene a tratar de tapar el hoyo en los ingresos gubernamentales que han caído (…) y no recauda lo suficiente porque gasta siempre más de lo que tiene, gasta mal, gasta de manera opaca, gasta de manera clientelar”.
Al respecto, Sergio Aguayo coincidió “plenamente en la indignación, en la irritación que tiene la mayoría de los mexicanos hacia la decisión de incrementar la gasolina para mantener el dispendio absurdo que hace el presidente y todos los que lo emulan”.
Admitió que esto se debe a que “los gobiernos no sólo gastan sino que lo hacen de manera ostentosa” y criticó a los partidos de oposición pues “no están cumpliendo con su función de articular las protestas e incluso encabezarlas, si uno observa la reacción de los partidos han sido declaración, tras declaración de las cúpulas”.
El académico del Colegio de México confió en que pese al estado de ánimo de hartazgo, “se logre estructurar a organizaciones que canalicen de una manera más eficaz la protesta en contra del gasolinazo y de la política de dispendio que ejerce y de corrupción que uno encuentra en un buen número de gobernantes”, que “empecemos a ver una modificación en esa actitud ofensiva de cargarnos a nosotros a los que pagamos impuestos el costo de sus errores, de sus ineptitudes y de sus dispendios”.
Por su parte, Lorenzo Meyer destacó que mientras al inicio de su gobierno Peña Nieto dijo que no habría más aumentos a la gasolina, “lo que ocurre ahora al iniciarse el 2017, es 180 grados, un reversión a lo que había prometido, esto sería de todas maneras en sí mismo un golpe duro a su política pero es el entorno, es además de el costo que va a tener para cada uno de nosotros de manera directa o indirecta es que se ve como parte de un universo en donde se encuentra la corrupción”.
Además, criticó el mensaje de Año Nuevo del jefe del ejecutivo, pues “no tiene nada qué ver con lo que está pasando, pareciera venir de otro planeta (…) un jefe de Estado y un jefe de gobierno debía haber hecho frente a esto (el gasolinazo) señalando por qué había decidido aumentar el precio de las gasolinas”.
El historiador agregó que “junto a ese discurso absurdo está la falta completa de solidaridad que nos muestran los bonos que en estos días, ayer y hoy las noticias nos dan las cantidades que reciben algunos miembros de la clase política y que son indicadores de que este grupo que nos gobierna, que puede decretar así con la mano en la cintura los gasolinazos. A ellos, a su forma de vida, a su entorno inmediato no les afecta porque ellos sí están blindados”.
Meyer
consideró que aún no sabemos qué tan relevantes serán las
manifestaciones contra el gasolinazo 2017 y que, lo que se ha visto
hasta el momento, es “muy mesurado”, pero confió en que “puede ser esta coyuntura donde se rompan ciertos diques que ya están muy debilitados por esta visión tan brutal de lo que es la política en México”.
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