Candidata y vocera del CIG en la UNAM
"Ya Basta, llegó la hora de las mujeres": Marichuy en su recorrido por CU
Las
causas de los pueblos indígenas y de las mujeres víctimas de violencia
de género se fundieron en una sola en el abrazo entre la aspirante a
candidata independiente a la Presidencia de la República, María de Jesús
Patricio Martínez y Araceli Osorio Martínez, madre de Lesvy Berlín
Osorio, joven asesinada el pasado 3 de mayo en Ciudad Universitaria.
Las dos causas se hicieron una porque si hay alguien con el firme
propósito de llevar la palabra de los pueblos indígenas y de las mujeres
a una campaña electoral es María de Jesús, Marichuy, la indígena
jalisciense, docente de medicina herbolaria en la Universidad de
Guadalajara y vocera del Congreso Nacional Indígena (CNI) y del Concejo
Indígena de Gobierno (CIG).
Esa fue la percepción de una parte de la comunidad estudiantil de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que este martes organizó
una verbena con rock y rap en vivo para recibir a la vocera, la mujer
elegida por los pueblos indígenas, ovacionada por universitarios y
respaldada por movimientos sociales.
La vocera del Concejo Indígena de Gobierno a su llegada al Instituto de Ingeniería de la UNAM CIMACFoto: César Martínez López
En su recorrido por el país para recolectar firmas de apoyo que le
permitan ser candidata independiente a la Presidencia de la República y
que a su vez su nombre aparezca en las boletas electorales, Marichuy
llegó a la máxima casa de estudios pero antes de hablar frente al grupo
de jóvenes hizo un alto en el Instituto de Ingeniería, donde se sumó a
la causa de las mujeres.
La tarde de este martes, la vocera, flanqueada y custodiada por
concejalas indígenas, llegó al Instituto de Ingeniería en el circuito
universitario, justo frente a la caseta telefónica donde el 3 de mayo
fue encontrado el cuerpo de Lesvy Berlín Osorio, joven de 22 años de
edad que presuntamente fue asesinada pero que la Procuraduría General de
Justicia de la Ciudad de México insiste en que se suicidó enredándose
al cuello el cable del teléfono público.
Allí, donde la Red universitaria en apoyo al CNI colocó flores
moradas, cruces rosas y pancartas, una mesa sirvió de templete para que
Marichuy subiera y se dirigiera a las y los estudiantes que le pidieron
ser partícipe de un homenaje a Lesvy y a las mujeres, a aquellas a
quienes les arrancan la vida por el simple hecho de serlo.
En el pequeño espacio delimitado por cintas rojas y amarillas que se
usan para resguardar la escena de un crimen, la vocera fue acogida por
Araceli Osorio Martínez, trabajadora del Sindicato de Trabajadores de la
UNAM (STUNAM) y quien como Marichuy ha emprendido una campaña, pero
ella para encontrar justicia para su hija, Lesvy Berlín Osorio.
La vocera del CIG junto a Araceli
Osorio Martínez, madre de Lesvy, a quien le manifestó "nuestro
acompañamiento sincero y humilde que no es de coyunturas políticas y
menos electorales" | CIMACFoto: César Martínez López
En ese ritual dedicado a las víctimas de feminicidio y donde se hizo
presente la música del tambor, el sonido de los cuernos y el olor a
copal, ambas mujeres, una surgida de la tierra, como lo afirma el
escritor Juan Villoro; y la otra surgida de la lucha sindical pero
forjada como activista y madre de una víctima, se dieron un abrazo donde
hicieron converger sus causas.
Mientras el estudiantado se arremolinaba en la explanada de la
Biblioteca Central y la Torre de Rectoría y las personas auxiliares se
daban a la tarea de recabar firmas para conseguir que Marichuy sea
candidata independiente, en la caseta telefónica ambas mujeres unieron
dos demandas que esperan ver repetirse en la próxima contienda
electoral.
En el acto, Sonia Salas, en representación de la Red universitaria en
apoyo al CNI, reclamó verdad y justicia para todas las compañeras
asesinadas y en su mensaje pidió a la vocera ser también la portavoz de
las mujeres, de aquellas que alzan la voz para decir “no fue suicidio,
fue feminicidio”, como la madre de Lesvy.
Con un llamado a la unión, Marichuy dijo a Araceli que los pueblos
indígenas y el CIG comparten el dolor de las mujeres como también viven
“los dolores del México de abajo”, un grito desesperado que los animó a
sostener una candidatura y tomar fuerza para desenmascarar, en el
contexto electoral, lo que está pasando en el país.
Así, serena y sin más palabras, la vocera llamó a seguir luchando
para construir un mundo nuevo porque, dijo, este se está desquebrajando.
María de Jesús Patricio fue
acompañada por las concejalas del CIG y de Araceli Osorio en una marcha
rumbo a Rectoría | CIMACFoto: César Martínez López
Hermanadas y custodiadas por una cadena humana donde había
estudiantes, sindicalistas y sobrevivientes de violencia como las
Mujeres de Atenco, Marichuy, Araceli Osorio y las concejalas del CNI,
recorrieron Ciudad Universitaria hasta llegar a Las Islas, donde la
comunidad estudiantil las esperaba en una fiesta de música y candor
político.
Con el fondeo previo de una canción interpretada por Rubén Albarrán,
vocalista de Café Tacuba, en medio de tambores, el sonido de los
cuernos, el coro “Marichuy hoy nos dice: Otro mundo es posible”, la
vocera llegó a Las Islas y subió al templete, siempre acompañada por
Araceli Osorio.
Llegada la noche, tras las palabras de concejalas y activistas,
Araceli tomó el micrófono para decir que lleva tiempo sin creer en las
autoridades y en las instituciones que le dicen que Jorge Luis González
Hernández no asesinó a su hija, que sólo miró cuando ella se suicidó, y
enfatizar que confía cuando los pueblos originarios le dicen que otro
mundo es posible: “Yo le creo, compañera”, afirmó.
Marichuy a su llegada a Rectoría | CIMACFoto: César Martínez López
Con la digna palabra, como lo mencionó la madre de Lesvy, se dirigió a
la comunidad universitaria y les dijo: “A pesar de todo el dolor, este
día hay esperanza y se ha sembrado en mi corazón, y considero, que en el
de muchos de ustedes. No estamos solos, no estamos solas”, por eso
convidó a tomar la vida como una forma de resistencia.
Tras los gritos de “Ni una más, ni una asesinada más”, que
prácticamente sólo repetían las mujeres, y como repuesta, cuando
Marichuy tomó la palabra, repitió que el CIG no ha dejado de estar
atento a las rabias y los dolores como el de Lesvy Berlín, asesinada en
Ciudad Universitaria.
“A ellos, a ella, a sus familias les manifestamos nuestro
acompañamiento sincero y humilde que no es de coyunturas políticas y
menos electorales. Tengan por seguro que la memoria es la virtud de las
comunidades y pueblos del CNI, por lo que estamos y estaremos hombro con
hombro con ustedes”, mencionó.
Convencida de que otra forma de gobernar es posible aun cuando lleva 7
por ciento de las firmas requeridas para conseguir la candidatura
independiente, dijo: “Tenemos dolor y rabia por la impunidad ante miles
de feminicidios, por la violencia sistemática que día con día vivimos
las mujeres del campo y las ciudades y que nos hacen decir ¡ya basta!,
llegó la hora de las mujeres. Y no tengan duda, nosotras también vamos
por todo”.
Aludiendo a la filosofía de los pueblos y del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, Marichuy recalcó que su lucha y su apuesta es
grande y es en busca de construir un México en el que las mujeres no
falten nunca más en el camino y en los trabajos para sanar la
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad
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