Miguel Concha
En el marco del 167
periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), realizado en Bogotá, Colombia, del 22 de febrero al 2 de marzo,
diversos representantes del Estado mexicano y de la sociedad civil
solicitaron audiencia para plantear diversas peticiones en relación con
la Ley de Seguridad Interior (LSI).
Como he expresado en este espacio, la LSI es, por medio de acciones
de inconstitucionalidad y controversias constitucionales, la ley más
impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en toda
la historia. Además de los cerca de 700 amparos promovidos, actualmente
son cuatro las demandas de acción de inconstitucionalidad y nueve las
controversias constitucionales admitidas.
Para que se analice la compatibilidad de su texto y de la política
pública fallida que representa con los estándares internacionales
–perpetuando la actividad militar en tareas de autoridades civiles–, en
esa ocasión se llevó ante las instancias regionales en materia de
derechos humanos la LSI.
Y así, para expresar su rechazo acudió ante la CIDH un conjunto de académicos y representantes del colectivo
Seguridad sin Guerra–integrado por más de 120 organizaciones de la sociedad civil que pugnan por un modelo de seguridad de corte ciudadano–, acompañado por la Federación Nacional de Organismos Públicos Autónomos de Derechos Humanos, representada por la Ombusperson de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Nashieli Ramírez Hernández, quien a su vez compartió un mensaje del Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En la audiencia, los representantes de la sociedad civil externaron
sus peticiones, consistentes entre otras cosas en someter ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos una Opinión Consultiva sobre la
compatibilidad de la LSI con los estándares internacionales de derechos
humanos. Exigieron que se reiteraran al Estado mexicano las
recomendaciones realizadas por el organismo en visitas previas, en
particular sobre el desarrollo de un plan gradual de retiro de las
fuerzas armadas de tareas de seguridad pública y el fortalecimiento de
la capacitación de la policía civil, así como remitir a la SCJN el
acervo de las recomendaciones de la propia CIDH sobre la materia.
En un mensaje contundente, el presidente de la CNDH compartió con los
representantes de la sociedad civil, del Estado, y con los integrantes
de la CIDH, reflexiones en torno al proceso de formulación, contenido,
impugnación y prospectiva de la LSI, desde una perspectiva de derechos
humanos.
El Ombudsperson nacional hizo patente que desde el inicio
del proceso legislativo de esa ley, la CNDH, en consonancia con
académicos, expertos, organizaciones de la sociedad civil e instancias
internacionales, señaló su preocupación porque su contenido implica
múltiples riesgos de que se vulneren derechos y libertades básicos y
porque afecta el diseño y equilibrio entre la Federación y los estados, y
entre las instituciones, órganos y poderes del Estado establecidos en
la Constitución.
Recordó que de manera reiterada, la CNDH exhortó a las
instancias involucradas en la emisión de la LSI a que se diera paso a
una reflexión amplia e informada sobre los temas de seguridad y justicia
dentro de ese proceso legislativo y se iniciara la revisión urgente de
los problemas que nuestro país enfrenta en este tema, y lamentó que se
dejara de lado la oportunidad de llevar a cabo un diálogo honesto,
plural, incluyente e informado sobre dicho ordenamiento.
Y así, tras establecer de manera pública las objeciones para la
promulgación de la ley y solicitar infructuosamente su amplia discusión,
el pasado 19 de enero, la CNDH apeló a su último recurso y, en uso de
sus facultades, promovió ante la SCJN una acción de
inconstitucionalidad, de la cual hemos hablado en este mismo espacio.
Como he hecho patente, el contenido de la demanda de acción de
inconstitucionalidad de la comisión fue producto de un trabajo con
organizaciones de la sociedad civil, académicos, expertos en el asunto y
representantes de organismos vinculados a la protección y defensa de
los derechos humanos.
El presidente de la CNDH indicó que la impugnación realizada no
pretende atacar a las instituciones o debilitar al Estado democrático de
derecho en México. Por el contrario, por respeto a las instituciones y a
las leyes se plantearon ante la instancia jurisdiccional
correspondiente los problemas que la LSI presenta para preservar la
integridad de nuestro sistema constitucional y convencional.
El Comisionado Interamericano, Luis Ernesto Vargas Silva, compartió plenamente lo expresado por el Ombusperson
nacional y reconoció el ejercicio de sus funciones como defensor del
pueblo, y manifestó su posición en el sentido de impulsar ante la Corte
Interamericana la opinión consultiva, con el fin de lograr la protección
de los derechos humanos.
La comisionada Flavia Piovesan se manifestó también a favor de una
opinión consultiva y recordó que antes de la publicación de la LSI, la
CIDH externó su preocupación, ya que si bien por un lado es necesario
fortalecer el derecho a la seguridad, la ley compromete, por otro,
derechos y libertades fundamentales, pues la formación y capacitación
castrense tiene objetivos y finalidades distintos a la preparación que
reciben los policías.
Resulta claro que aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir la
seguridad que nuestra sociedad necesita y exige. Una seguridad
sustentada en el respeto irrestricto a los derechos humanos. Pero para
ello es fundamental contar con la participación y cooperación entre
autoridades nacionales e internacionales y, sobre todo, con la sociedad
civil.
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