Siembra hongos comestibles y medicinales en Chiapas
El
poder de las mujeres es resistir pero también cosechar, por eso desde
hace tres años Francisca Rodríguez se adentró en el mundo de la
biodiversidad y comenzó a cultivar hongos para uso comestible y
medicinal, un aprendizaje que lleva a otras mujeres.
“Nuestros abuelos tienen un conocimiento muy bueno. Hay plantas que
son curativas, se pueden ramear, eso es lo que he visto. Vive mi abuelo
de 98 años y dice que ellos no están enfermos porque todo lo que había
en monte, en la montaña, era comida”.
Francisca, una mujer adulta, fue parte de las decenas de mujeres que
participó en el “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico,
Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan” que se realizó en el Carol
de Morelia, en Chiapas, del 8 al 10 de marzo pasado.
Ella junto con el Colectivo Chiquinte, del que forma parte, llegó a
esta región zapatista a hablar sobre la siembra y la cosecha de los
hongos, a compartir lo que ha aprendido porque considera necesario
rescatar las tradiciones indígenas, alimentarias y medicinales.
Cuando le tocó tomar la palabra en medio de una amplia estancia que
de día sirvió de sala de conferencias simultáneas y de noche de
dormitorio para los cientos de mujeres que se dieron cita en esta
localidad, las más interesadas fueron las indígenas.
Son las choles, tseltales, tzotziles, tojolabales, mames y zoques
quienes tiene mayor cercanía con las plantas, son quienes han
aprovechado los frutos de la naturaleza, por eso Francisca no les contó
nada nuevo, sólo les explicó más alternativas para producir hongos.
Las indígenas y mestizas la escucharon con atención. “Ahora todo está
contaminado con todos los químicos pero mi experiencia está en los
hongos: verlos crecer, sembrarlos y cosecharlos. Cuando estás con mucho
estrés, te desestresas”, señaló.
Con un tronco en mano mostró a las mujeres cómo trabajar. Para
Francisca hay que hablar de derechos. Ella trabajó en un Centro de
Derechos de las Mujeres en Chiapas, hay que saber para exigir pero
también considera que otra forma de resistir es cosechar.
“El hongo es comestible pero también es medicinal, hay dos tipos de
hongo, es pleutorus (seta) el schiitake (de origen asiático)”, menciona
mientras muestra el tronco.
En realidad hay muchos tipos de hongos pero ella solo habla de dos
porque son los que se pueden aprovechar en Chiapas, donde ella vive y
cosecha. Esta vez si las mujeres tienen dudas pueden preguntar en
confianza porque Francisca habla chol y tzeltal.
Es hábil con el chol, la lengua que hablaba su padre; y con el
tzeltal, la lengua que hablaba su madre, aún sigue practicando porque
cuando era niña no le enseñaron y estuvo a punto de no aprender pero en
sus viajes con las indígenas se dio cuenta que es una herramienta
valiosa para comunicar.
“El pleutorus se siembre en el caña o en el rastrojo de maíz y lo que
hacemos es que se recoge los rastros, se pica, se limpia y se hidrata,
se escurre y se siembra, son tres etapas, al mes ya está haciendo el
hongo. El schiitake se siembra del tronco”, sigue explicando.
Mientras las demás le preguntan por los tiempos y las cantidades de
agua, ella responde en chol. Hay que aprovechar, dice, que el schiitake
se puede tomar en pequeñas dosis para el colesterol, los triglicéridos y
que si las personas se sienten débiles estos hongos pueden darles
vitaminas.
En el Colectivo Chiquinte se producen hongos comestibles pero también
se hacen jornadas para recuperar las lenguas originarias, “para
recuperar la cultura y los conocimientos ancestrales”, asegura.
Aunque para ella es importante hablar de la violencia, aquella que
hizo que en noviembre del año pasado se decretara la Alerta de Violencia
de Género en siete municipios de Chiapas, también hay que cuidar el
cuerpo, la salud y la diversidad de la que podemos vivir.
CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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