Batallas en todos los planos
En medio de una situación política y social cada vez más opresiva, el Movimiento de Afectados por Represas (MAB, por sus siglas en portugués), de Brasil, reafirma su lucha por la soberanía nacional, por la democracia y por los derechos conquistados, y emprende un camino de formación política y de lucha desde abajo. Sobre todo esto, Radio Mundo Real charló con Sonia Mara Maranho, integrante de la Coordinación Nacional del MAB.
Tras el golpe dado por Michel Temer, y las inimaginables consecuencias que está sufriendo el pueblo brasileño, el MAB trabaja conjuntamente con el Frente Brasil Popular, para que la izquierda retome el poder, que es disputado "por las grandes corporaciones que nos quieren transformar en una colonia", explicó Mara. El miércoles 21 los colectivos lanzaron en Minas Gerais la precandidatura de Luis Inácio Lula da Silva quien, sin pruebas, fue acusado de corrupción por el Supremo Tribunal Federal de Brasil. Los movimientos afirman que Lula es la persona que unifica la izquierda de Brasil y que tiene la legitimidad del pueblo brasileño para regresar y coordinar el proyecto que se está construyendo, transmitió Mara. El segundo temor que tienen las organizaciones es que en las elecciones presidenciales de octubre, la derecha haga un fraude electoral, como ocurrió en noviembre en Honduras.
Impacto en las mujeres
Las reivindicaciones del MAB hacia el 8 de marzo comienzan por el reclamo de soberanía nacional. "Queremos tener un país soberano donde toda la riqueza sea distribuida a los trabajadores", afirmó Mara. El MAB aspira a instalar un debate nacional para que las riquezas naturales, entre ellas el agua, sean preservadas, y no cambiadas "como una mercancía". Pese a la riqueza hídrica del país, que posee 13% del agua mundial, el movimiento reclama por la cantidad de agua que está privatizada, a través de las represas hidroeléctricas.
"Tenemos varias regiones en donde las mujeres tienen que caminar muchos kilómetros para tener agua, para hacer de comer, para bañar a sus hijos", lamentó Mara. El MAB también apuesta a la defensa del presal (yacimiento petrolero) brasileño y del gas, cuyo precio se disparó en el último tiempo. "Las mujeres tienen que caminar más, empiezan a disminuir la calidad de la comida porque en muchos lugares tienen que cocinar con alcohol -yo nunca había escuchado hablar de eso- y provoca muchos accidentes domésticos. Las mujeres campesinas, tienen que ir a buscar leña muy lejos de sus casas y pueden ocurrir procesos de violencia", relató Mara. Tampoco ayuda el precio de la tarifa eléctrica, que es una de las más caras del mundo, siendo que los costos de producción son muy baratos.
La arremetida neoliberal y conservadora que sufre Brasil se manifiesta también en otros planos. Uno de ellos es el cuerpo de las mujeres. Mara señaló que los movimientos luchan contra la violencia hacia las mujeres y contra la enmienda constitucional 181 que quiere aprobar el Congreso brasileño, para volver a criminalizar los abortos hechos en casos de violación, malformación fetal o riesgo de vida de la madre.
"La lucha por la democracia, por la soberanía de nuestros cuerpos, por autonomía, por soberanía, por agua, por energía, es nuestra tarea principal en este momento", resumió Mara. Señaló, también, la batalla por los derechos conquistados, como la seguridad social, que está en riesgo por la reforma impulsada por Temer, que obligará a las personas a trabajar entre 10 y 15 años más para poder jubilarse: deberán aportar desde los 16 años hasta los 65.
Desde el territorio
El Frente Brasil Popular trabaja un proceso de Congreso del Pueblo: "es un proceso organizativo de comités en todo Brasil de formación política y de lucha", para poder construir liderazgos. Dijo que es crucial que la población entienda la coyuntura que se vive hoy en Brasil, y llevar a todo el territorio el debate de la democracia, la democracia y los derechos. "Vamos a crear una relación con las masas, con militantes pero, al mismo tiempo, vamos a tener que hacer las luchas contra la reforma de la jubilación, contra este proceso de golpe en Brasil y por la defensa de los derechos que conquistamos con mucha resistencia en los últimos años", aseguró.
Amedrentamiento
El 16 de febrero el presidente de facto, Michel Temer, aprobó un decreto para intervenir militarmente Río de Janeiro y, esta semana, el Congreso ratificó la decisión. Consultada al respecto, Mara explicó que "Río de Janeiro fue lo que siempre fue: siempre tuvo esta realidad que tenemos el día de hoy, el problema es que Temer quiere hacer una intervención militar para demostrar agresividad, para representar el golpe simbólicamente, y miedo al pueblo brasileño". Señaló lo indignante que resulta ver cómo los efectivos del Ejército interceptan a niños de seis, ocho años, que van camino a la escuela: los detienen y les hacen poner las manos en la pared para revisarle sus mochilas. "Creo que ellos van a hacer un laboratorio en Río de Janeiro para amedrentar al pueblo brasileño y legitimar el golpe", reflexionó.
Preocupa la ola de violencia que pueda desatarse, pero también, el hecho de que Río de Janeiro sea el lugar en el que se asientan las principales empresas estatales, como Electrobras, Petrobras y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil, que la izquierda apuesta a defender.
"Estamos en contra esta intervención porque es una forma de amedrentar al pueblo brasileño, y creemos que no es de esta forma que se van a enfrentar los problemas de violencia que hay en todos los lugares de Brasil, principalmente en el último año y medio, con la crisis que se estableció y con la forma en que Temer viene conduciendo el golpe en Brasil", concluyó Mara.
Imagen: Sonia Mara. Foto: Joka Madruga/ MAB // Foto de mujer cocinando: João Zinclar
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