Aún siguen existiendo en el país 50.6% de personas con ingresos inferiores a la línea de bienestar; el Coneval advierte que uno de los principales problemas que enfrentará la nueva administración es que los gobiernos en sus distintos órdenes todavía trabajan de forma fragmentada
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Gobierno de EPN invirtió más en programas sociales, pero no disminuyó la pobreza: Coneval
Durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se mantuvo y en algunos casos se incrementó el presupuesto de programas y acciones sociales que si bien ayudaron a subsanar algunas carencias, no lograron disminuir la pobreza. Así lo concluyó el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2018, realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Entre 2010 y 2016 el presupuesto ejercido para la atención en salud y educación fueron los más elevados, al registrar un crecimiento promedio de 150% y 4.5%, respectivamente, pero eso “no ha significado necesariamente la garantía del acceso efectivo a los derechos sociales”. Esto, porque existe una dispersión de programas enfocados a resolver una misma problemática, lo que implica “mayores gastos y resultados insatisfactorios”.
El informe, publicado este miércoles 20 de marzo, explica que hasta 2017 habían 149 programas federales de desarrollo social, de los cuales 88 fueron catalogados por el Coneval como prioritarios debido a su contribución directa a disminuir las carencias sociales o al acceso efectivo de derechos. Mientras que 61 fueron etiquetados como no prioritarios porque “no aportan directamente a la superación de la pobreza”.
De los 88 programas prioritarios, 68 aumentaron en 29 puntos porcentuales su presupuesto en términos reales o se quedaron igual y solo 20 lo disminuyeron para el ejercicio presupuestal de 2018. Sin embargo, aunque los programas no prioritarios son ineficaces, 24 de ellos también tuvieron un aumento presupuestal o se quedaron igual y 37 lo disminuyeron.
Según el Coneval, la administración pública ha atendido sus recomendaciones y por eso depuró el número de programas sociales para quedar en 149 programas para 2017 (84 menos que en 2015), pero esto no se ha traducido en ahorros, toda vez que “el presupuesto se ha mantenido relativamente estable, con un incremento promedio real de 3.2 por ciento en el periodo 2009-2016”.
Por tanto, el Coneval concluye que si bien existen programas y acciones dirigidos a la población en pobreza que ayudaron a subsanar las carencias sociales, “la amplia oferta programática no ha generado las condiciones propicias para que la población con ingresos inferiores a la línea de bienestar disminuya al mismo ritmo”.
Otra evidencia de la ineficacia es que 22.8% de los programas y acciones de desarrollo social entre 2010 y 2016 estuvieron orientados a generar bienestar económico, aún siguen existiendo en el país 50.6% de personas con ingresos inferiores a la línea de bienestar. Por tanto, concluye el Coneval, esta dificultad para generar ingresos entre los sectores más necesitados de la población “es un escollo para la reducción de la pobreza en México”.
Esto demuestra que “los programas presupuestarios destinados a la generación de ingresos entre los más pobres del país tienen alcances limitados y, por lo tanto, el crecimiento sostenido del poder adquisitivo en México no debería solo provenir de estas intervenciones”.
El Consejo recomienda que la mejora económica de los sectores vulnerables y del país derive del empleo, los salarios, la productividad, la inversión y la estabilidad en los precios, especialmente de los alimentos.
Problemas para la próxima administración
El informe del Coneval advierte que uno de los principales problemas que enfrentará la nueva administración es que “los gobiernos en sus distintos órdenes todavía trabajan de forma fragmentada, aun cuando la política de desarrollo social es un conjunto de acciones dirigidas a resolver la falta de opciones de desarrollo”.
Sin embargo, la solución no solamente depende de tomar las decisiones acertadas sobre los mecanismos para mejorar, sino también de su correcta implementación. El ideal es que los programas se dirijan a resolver el desarrollo social, por lo cual diversas dependencias y entidades requieren compartir un objetivo y conjuntar esfuerzos de implementación de manera coherente en el mediano y largo plazo, expone el Coneval.
Además, otro factor es la dinámica del incremento en los ingresos de los hogares que durante los últimos 25 años ha sido lenta, porque si bien hubo una recuperación entre 2014 y 2016, el lento crecimiento del ingreso “no permitió hacer frente al alza de la inflación registrada en 2017”.
Entre 2014 y 2016 la inflación tuvo porcentajes menores que en años previos, lo que tuvo un efecto positivo y directo en la recuperación del poder adquisitivo de los hogares.
Sin embargo, la aceleración de la inflación desde enero de 2017 “ha generado una pérdida en el poder adquisitivo, evidenciado en el crecimiento del porcentaje de la población con ingresos laborales inferiores a la línea de bienestar mínimo, por lo que, de seguir esta tendencia, se pondrían en riesgo los avances de los años anteriores sobre la pobreza en México”.
Otro factor es que la pobreza no es homogénea ni entre entidades ni por ámbito geográfico. En Oaxaca y Guerrero hubo los mayores porcentajes de pobreza, 70.4 y 64.4 respectivamente y Nuevo León el porcentaje de pobreza más bajo a nivel nacional (14.2), seguido de Baja California Sur y Baja California, (22.1 y 22.2 por ciento, respectivamente).
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