En una votación
dividida (cuatro votos contra tres) el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación (TEPJF) decidió colocar a Jaime Rodríguez
Calderón, El Bronco, como candidato presidencial en la boleta
electoral para julio próximo, a pesar del cúmulo de irregularidades
detectadas en buena parte de las firmas que recolectó el gobernador de
Nuevo León con licencia, las cuales ya le habían valido el rechazo del
Instituto Nacional Electoral (INE).
Haciendo caso omiso de las miles de falsificaciones (casi 60 por
ciento del total), el alto número de fotocopias que el aspirante
presidencial independiente presentó en sustitución de los documentos
originales y los alrededor de 20 millones de pesos de financiamiento
bajo sospecha o sin documentación, el magistrado Felipe Fuentes Barrera
elaboró un proyecto de resolución, según el cual la verificación de tal
papelería era cuestionable, porque
no existe constancia de cómo sucedió realmente ese procedimiento.
El planteamiento recibió el apoyo de Indalfer Infante, Mónica Soto
Fregoso y José Luis Vargas y, en consecuencia, el TEPJF ordenó al INE
registrar a El Bronco candidato presidencial. La propia
magistrada presidenta del TEPJF, Janine Otálora, puso en perspectiva las
implicaciones de tal aberración: “¿En qué situación –se preguntó–
quedan aquellos aspirantes a diputados o senadores cuya negativa, cuya
determinación del INE de que no cumplieron con el porcentaje requerido
fue confirmada? ¿Estaríamos ante una situación de dos maneras de
juzgar?”
Asimismo, la funcionaria señaló la relevancia de garantizar
la legitimidad de los apoyos otorgados a quienes aspiran a una candidatura independiente, la cual
es esencial para dar certeza al respaldo ciudadano requerido y garantiza que esté libre de sospecha y manipulacióny para garantizar a los interesados y a los ciudadanos
que la incorporación de una candidatura tuvo apoyo real e incontrovertible de un elector. En suma, el impresentable dictamen significa un otorgamiento de impunidad a un aspirante que violó las reglas con las que habría debido recoger los apoyos ciudadanos y, peor aún, un premio a la trampa, la marrullería y el desaseo.
Cierto, el hecho de que el INE haya otorgado registro como
candidata independiente a Margarita Zavala adoleció de manchas
semejantes –así hubieran sido menos voluminosas–, por lo que esa
institución no puede llamarse a sorpresa por la determinación del
tribunal electoral con respecto de El Bronco. Y el contraste es
inevitable: María de Jesús Patricio, Marichuy, la indígena que buscó
recopilar las alrededor de 800 mil firmas requeridas para registrarse
como aspirante independiente a la Presidencia, quedó finalmente fuera de
la boleta, porque no logró el objetivo, y ahora resulta obligado
preguntarse si la razón de ese desenlace fue que, a diferencia de los
otros independientes ahora con registro, ella y su equipo sí se
atuvieron a las reglas.
Finalmente, el fallo del TEPJF que otorga a Rodríguez Calderón la
posibilidad de contender por la Presidencia es prueba de desaseo por
parte de ese órgano judicial y, en consecuencia, un pésimo augurio sobre
la probidad, la ecuanimidad y la confiabilidad de las autoridades
responsables de los procedimientos comiciales y de su calificación, todo
ello en vísperas de una elección presidencial crucial para la vida
política, económica y social del país. Una vez más, el tribunal
electoral le ha fallado a la sociedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario