Hace 146 años (1872) nació Aleksandra “Shura” Mijáilovna Kolontái. Revolucionaria rusa, hija de madre campesina y padre militar que desde muy joven estuvo interesada en la literatura y en la política. Kolontái fue una marxista que problematizó el tema de la opresión femenina a partir del concepto de propiedad privada. Por lo que, además de recordarla como una mujer comprometida con la lucha de clases, también es importante recuperar el legado que dejó al feminismo. Kolontái señaló que las mujeres deben luchar todas juntas y junto a los hombres para implantar el socialismo, y no entramparse en luchas de las feministas burguesas cuyos reclamos eran en realidad –según las comunistas– reclamos de la clase dominante.
Más que luchar por la libre decisión de las mujeres acerca del matrimonio, para ella fue necesario comprender que en la sociedad burguesa el código matrimonial está basado en la propiedad privada; se trata de una opresión comercial “bendecida” por la iglesia. Kolontái retoma las elaboraciones de Engels sobre la cuestión de la familia, la propiedad privada y el Estado, analizando cómo se produce la separación entre la esfera doméstica y el ámbito público. Especialmente le ocupó la situación de las mujeres en la sociedad capitalista: mientras el ingreso masivo de las mujeres al trabajo asalariado sienta las bases para su independencia económica, las obreras mantienen la carga del trabajo doméstico, lo que genera una doble jornada laboral. Uno de sus grandes aportes -que no ha perdido vigencia- es que no era suficiente afirmar que la liberación de las mujeres se lograría a través del socialismo y que, por lo tanto, los intereses de las mujeres eran los mismos que los de los hombres. Sin embargo, las mujeres tenían problemas que les preocupaban específicamente por su género y por su clase –eran doblemente oprimidas. Tema que ahora ha sido retomado y continuado por autoras como Silva Federici.
Esa rebeldía la condujo a divorciarse de su marido, después de tres años de matrimonio, porque él se oponía a que viajara y estudiara. Kolontái señaló que ella no podía llevar una vida feliz y pacífica mientras la población obrera se hallaba tan terriblemente esclavizada. Simplemente era un deber unirse a la lucha de los trabajadores y regresó a Rusia, donde se unió al recientemente fundado Partido Obrero Socialdemócrata. En ese momento comenzó su actividad como escritora y propagandista, participando en la revolución fallida de 1905. En Zúrich estudió y trabajó políticamente con Rosa Luxemburgo, otra feminista revolucionaria de la que estamos obligados a conocer sus aportes.
Finalmente, se le recuerda a esta revolucionaria por ser la primera mujer en ocupar puestos diplomáticos, pues por encargo de Stalin, fue embajadora en México, pero ya antes lo había sido en países como Noruega. Desempeñó talentosamente una tarea política de primera importancia, su formación y su experiencia en movimientos obreros, hicieron de Alejandra Kolontái un miembro destacado del gobierno soviético.
Célula Julio Antonio Mella
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