Pedro Echeverría V.
1. En México hay un alto grado de fascismo contra los pobres,
miserables y desempleados; pero también contra los luchadores sociales.
En el sexenio pasado del panista Felipe Calderón, se asesinaron a las de
120 mil mexicanos y en el actual sexenio del priísta de Peña Nieto, se
ha publicado que ese record ha sido superado con creces con más
asesinados. Y, ¿sabes a que clase social pertenece el 99 por ciento de
los sacrificados? a indígenas, campesinos, desempleados. No a las
familias del presidente, de los altos políticos, de los empresarios;
sino a las familias de los que buscan a diario un pequeño ingreso para
comer.
2. Se ha publicado que México vive “una guerra civil de baja
intensidad” y cuyo campo de batalla son pueblos y ciudades con historias
trágicas; así se escribió en una revista de los EEUU, The New Yorker.
Se señala que la parte más débil de la estrategia es la fragmentación de
los narcotraficantes en grupos más pequeños ultraviolentos y en guerra.
Esta versión de policías y ladrones de la guerra contra las drogas, no
puede, en ningún sentido, tomarse a la ligera. La idea de un estado
unificado que frenéticamente persigue a los malos es pura pantalla. Se
piensa que esta guerra no terminará si no se le mete inteligencia.
3. Recuerdo que Edgardo Buscaglia, experto en seguridad,
muchas veces entrevistado por Carmen Aristegui, además de académico ITAM
y presidente de Acción Ciudadana,señaló en una de las tantas
entrevistas, que decir que se aplica una estrategia para combatir el
narco es decir mucho, es un elogio; porque lo que más bien existen son acciones improvisadas
con Fuerzas Armadas que (aunque hayan sido entrenadas en escuelas
militares de Panamá o EEUU) no están preparadas para lo que realmente
son necesarias para las operación que se requieren. ¿Por qué no se usa
la inteligencia antes que las armas que en última instancia son siempre
menos poderosas que la mente?
4. En alguna ocasión se publicó que ya existen en México armas
norteamericanas estilo cañones que se usan para bajar helicópteros
militares y drones de vigilancia; se decía que están en manos de la
delincuencia, quizá por ello hace más de un año unos militares desde un
helicóptero, desde el aire sus ocupantes destruyeron un casa diciendo
que ahí se reunían narcotraficantes; hace una semana los marines
asesinaron desde el aire a una familia inocente que iba en su camioneta.
¿Es que estos asesinos no tienen la mínima inteligencia para evitar que
México dé lugar a una gran guerra civil (o ya existe esa guerra) que
puede convertirse en imparable?
5. Pienso que López Obrador, así como muchos analistas y algunos
curas, tiene la razón al decirle al gobierno que use la inteligencia.
Como dicen entre el pueblo: “La cabeza no sólo sirve para ponerse el
sombrero, también sirve para pensar”; esta no es una guerra de policías y
ladrones. El narcotráfico tiene su origen en las condiciones de vida
del pueblo mexicano; si se acabara con la profunda desigualdad el
narcotráfico se acabaría o por lo menos se reduciría a su mínima
expresión. Asesinar es el puro salvajismo, la bárbara brutalidad que es
sólo un efecto que sólo terminará junto con la desigualdad social,
económica y política que es la causa.
6. México parece estar gobernándose como si fuera un estado de sitio.
Ayer escuché a un aprendiz de fascista que exigía una nueva instalación
de un millón más de videocámaras cada semana, así como de computadoras
de control. Estos políticos hijos del PRI, PAN o PRD –como aquel panista
que exigía que en cada coche hubiera un arma- seguramente están
pensando que la gente debe comer cámaras de video, armas y municiones.
Definitivo: si no se llega a un acuerdo con los narcotraficantes y los
EEUU, para arreglar este asunto del tráfico de enervantes, estos
enfrentamientos no se acabarán y la inseguridad seguirá por muchos más
años. (12/IV/18)
alterar26@gmail.com
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