Eso y el uso del aparato del Estado hicieron que el candidato priista
le ganara a Cuauhtémoc Cárdenas y a Diego Fernández de Cevallos.
La segunda ocasión en que fue utilizada esta estrategia electoral fue
en 1996, cuando el PAN y el presidente Vicente Fox desplegaron una
campaña sucia contra Andrés Manuel López Obrador, calificándolo como “un
peligro para México”, tras sus declaraciones de mandar “al diablo” las
instituciones que estaban coludidas con el gobierno panista.
Esa misma mecánica electoral la volvieron a repetir en 2012, pero
ahora fue el PRI y su candidato, Enrique Peña Nieto, contra López
Obrador al compararlo con Hugo Chávez.
Este tipo de estrategia o de campaña sucia tiene la intención de
impactar en la percepción del electorado creando una figura amenazante
para la estabilidad del principal núcleo social: la familia.
De ahí que en el 2012 la idea de que López Obrador era un riesgo para
el país fue ampliamente difundida a partir del segundo mes de la
campaña, cuando tenía una amplia ventaja sobre Felipe Calderón.
En dicha estrategia participaron directamente el presidente Vicente
Fox, quien declaró como una cuestión personal impedir el triunfo del
tabasqueño. También lo haría la jerarquía católica, que ordenó que desde
el púlpito los sacerdotes hablaran en su homilía de los peligros que
representaba un triunfo del exjefe de gobierno capitalino.
Testimonios posteriores a la elección señalaron que sacerdotes de la
región del Bajío manifestaron en las iglesias que López Obrador era
“comunista” y que si ganaba “les quitarían un hijo y un pedazo de sus
propiedades”.
La propalación de estas ideas y la participación directa del aparato
del gobierno de Fox hizo que ganara Calderón “haiga sido como haiga
sido”, como el propio candidato panista lo declaró tiempo después.
Hoy, el PRI y el equipo de campaña de José Antonio Meade están usando
nuevamente la estrategia del voto del miedo a través de los discursos
en los mítines y en las redes sociales, con una serie de videos en los
cuales aparecen mujeres, hombres y ancianos advirtiendo que tienen
“miedo” de que gane López Obrador.
Ahora ya no usan el eslogan de que éste es “un peligro para México”,
sino una serie de ideas de que sus propuestas de cambiar las reformas
educativa y energética y revisar los contratos de la construcción del
nuevo aeropuerto y de la extracción del petróleo son de un personaje que
pertenece al pasado, que es populista, autoritario e intransigente.
Ese es el mensaje que se quiere transmitir para impactar en el estado
de ánimo del electorado. El PRI y su candidato presidencial, José
Antonio Meade confían que le llegarán a la gente mediante estos videos
difundidos en internet.
Sin embargo, a diferencia de las elecciones anteriores, esta
estrategia se topará con un rival más fuerte y que día con día crece de
manera imparable: el enojo social por los escándalos de corrupción en el
gobierno y en el PRI por las historias de gobernadores vinculados con
el crimen organizado, el desvío de recursos de los programas sociales de
funcionarios para el enriquecimiento personal o para hacer ganar a los
candidatos oficiales en todas las entidades, entre otras acciones
reprobables.
Por cierto… José Antonio Meade no ha logrado convencer que en medio
del pantano priista él es una flor que no se mancha, pues ni con su
declaración de “7 de 7” ha podido deslindarse de la corrupción que hay
en las filas priistas y entre muchos de los integrantes de su equipo.
En los mítines realizados, casi todos en lugares cerrados para tener
un mayor control, quien causa la mayor simpatía es su esposa, Juana
Cuevas. De ahí que una idea que comenzó a circular es que si Pepe no
levanta Juana sería mejor candidata.
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