Pedro Echeverría V.
1. Uta, estaba observando las cifras de campaña publicadas en medios que le llaman “tope de gastos”; sin embargo, en realidad se derrocha mucho más, sobre todo con las “donaciones de solidaridad” de particulares esperanzados en futuros negocios; lee y piensa: en la campaña Presidencial, 429.6 millones de pesos (por candidato); en Veracruz, 157.9: en Chiapas, 85.1; en Yucatán, 64.5; en Guanajuato 58.7, en Puebla 45.5 millones de pesos. ¿Quiénes pagan todo esto?, pues toda la población que tiene que pagar precios de artículos básicos cada vez mayores; que tiene que dar cuotas en las escuelas, comprar medicinas o visitar médicos privados porque el IMSS, el ISSSTE y el Centro de Salud son absolutamente deficientes.
2. Si le ponemos fin a esos atracos políticos-empresariales que año tras año nos hacen como pueblo, se remediaría en parte nuestro presupuesto público. Por ello las cosas tienen que cambiar de manera radical y si no lo logramos, pues hay que pensar y repensar en otras estrategias muy diferentes. A Cárdenas en 1988, así como a López Obrador en 2006 y 2012 los han defraudado electoralmente sin ser eso nada pacífico; a no ser que sea pacífico asesinar a militantes, bloquear con policías y ejército manifestaciones, repartir dinero y tarjetas comprando votos, imponer acuerdos del TRIFE y del IFE, usar a su antojo los medios de información y demás. Uta, si eso es pacífico, entonces es pacífico que uno, dos o tres gobiernos asesinen a 120 mil mexicanos.
3. Por ello pienso que los cinco primeros decretos de López Obrador en la Presidencia deben ser: a) Freno y revisión a trabajos e inversiones en el “Nuevo Aeropuerto”, así como paralización de todas las obras que estén en duda. b) reducción de todos los salarios mayores a 80 mil pesos al mes; b) reducción a la mitad del presupuesto del INE y los partidos, c) Oficios pidiendo la reducción de salarios a 80 mil pesos al mes de la Suprema Corte, gobernadores y de legisladores (senadores y diputados), d) aumento del salario mínimo mensual a por lo menos a seis mil pesos y un subsidio a desempleados , e) Que los llamados organismo de justicia se pongan a trabajar en serio en triangulaciones, Odebrecht y exfuncionarios corruptos, y sin consigna.
4. López Obrador en la Presidencia tiene que ser distinto, radicalmente diferente a lo que han sido los partidos de ladrones y asesinos del PRI, PAN y hasta PRD, en sus respectivos gobiernos. Si AMLO fuera igual, más de lo mismo, si se acomodara con los empresarios y políticos ladrones y asesinos, había que sacarlo a patadas como todas las veces hemos querido hacer con gobiernos anteriores. ¿Cómo permitir que el gobierno yanqui siga mal tratando, expulsando, a los trabajadores migrantes? En realidad eso del “muro” se ha convertido en dimes y diretes de parte de Trump y de México porque no hay muro que impida la migración por hambre. Pienso que así como los asesinos yanquis usan bombas para matar a pueblos, las mismas bombas pueden derribar muros.
5. Esos multimillonarios subsidios a partidos e “independientes” deben desaparecer para que sean los mismos partidos y políticos los que con sus cuotas garanticen los gastos de su organismo político. En los sesenta y setenta todos pagamos cuotas obligatorias en nuestro pequeño partido y alcanzaba para pagar a algunos profesionales para dedicar todo su tiempo a las tareas de partido. Nos alcanzaba incluso para viajar a alguna reunión internacional. En nuestra organización jamás recibimos subsidio externo alguno ni tampoco se acusó a alguien de corrupción económica o política. Aplicamos un porcentaje a cada militante en función de sus ingresos económicos o salarios. Ello lo veíamos justo y nos convencía de la justicia en el partido y los militantes.
6. Si desaparecieran esos subsidios de gobierno y particulares a partidos y políticos, las militancias serían reales porque se basarían en principios ideológicos y prácticas honestas. Hoy nadie hace trabajo político, realiza un viaje o imparte una plática, sin recibir pago por ello. No parece existir una militancia política por convicción, mucho menos dirigencias que no estén saltando de un cargo a otro por lo que representa económica y políticamente como mérito partidario. Por ello, entre las tareas básicas de López Obrador en la Presidencia debería estar el fin de todos los privilegios, entre ellos eliminar el funesto pago de pensiones a expresidentes y otros altos funcionarios. Si AMLO no camina desde el inicio de su gobierno por ese rumbo, entonces valió un carajo. (9/IV/18)
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