Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Con
enormes expectativas políticas y económicas se recibió el primer
Paquete Económico del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Representa
su primer aterrizaje del proyecto de cambio que prometió y anunció
durante su campaña y en su toma de posesión, el pasado 1 de diciembre.
Hasta ahora ha provocado un debate en la sociedad mexicana, ya sea por
su austeridad, o bien por la cancelación e incorporación de nuevos
programas.
Al igual que siempre comprende el proyecto de presupuesto para 2019
(PPEF); los criterios generales de política económica y la ley de
ingresos, básicamente.
Conforme a este documento los ingresos serán de 5.81 billones de pesos, respecto a 2018 implica un crecimiento de 6 por ciento.
Tal como se había anunciado por el Presidente no se proponen aumentos
en las tasas de los impuestos existentes ni la creación de impuestos
nuevos. Para la segunda mitad del sexenio el gobierno propondrá una
reforma fiscal, con ejes rectores como la progresividad y la simplicidad
del marco tributario.
Es indispensable que se realice esta reforma, donde los grandes
capitales de verdad contribuyan fiscalmente y la carga tributaria no
siga descansando exclusivamente en la “ciudadanía de a pie”.
Se destaca que en el documento se propone un superávit primario del 1
por ciento del PIB, este superávit es la diferencia que hay entre los
ingresos totales menos los gastos totales del gobierno, pero excluyendo
el concepto del pago de intereses. Este es un aspecto central en la
concepción de “conservar el equilibrio macroeconómico”; se supervisa por
las calificadoras internacionales y el sector financiero, ya sea en
forma positiva o negativa.
Respecto al crecimiento de la economía se plantea un rango de 1.5-2.5
por ciento, con una inflación de 3.4 por ciento, y el tipo de cambio
promedio 20 pesos; el precio del barril de petróleo en 55 dólares. La
tasa promedio de crecimiento del producto en el sexenio se sitúa en 2.7
por ciento.
Realmente estas cifras de crecimiento pueden ser muy conservadoras
porque la propuesta de gasto público contiene elementos redistributivos,
que bien pueden representar un aumento en el consumo y una mejoría en
los ingresos de la población.
Ambas cosas dinamizan el crecimiento económico, aunque claro estas
cifras siguen siendo muy bajas para las necesidades del país, se
pretende que al finalizar el sexenio se tenga un PIB del 4 por ciento,
ojalá que esto se convierta en una realidad.
GASTO PÚBLICO 2019, PROYECTOS PRIORITARIOS Y AUSTERIDAD
Para 2019 el gasto neto total del sector público crecerá 6.1 por
ciento respecto a la cifra aprobada en 2018, se incrementó 330 mil 800
millones de pesos y alcanzará un nivel de 5.77 billones de pesos.
A la cabeza están la pensión para adultos mayores, con 100 mil
millones de pesos, “que permitirá duplicar los recursos que reciben los
adultos mayores, a fin de tener una vida digna”; el programa ‘Jóvenes
construyendo el futuro’, con 44.3 mil millones para dar oportunidades de
trabajo y estudio a 2.6 millones de jóvenes; y diversos proyectos de
infraestructura ferroviaria, carretera y aeroportuaria por 30.4 mil
millones de pesos, que potenciarán la conectividad interna y con el
exterior. La modernización de infraestructura aeroportuaria recibirá 18
mil millones de pesos; se asignaron recursos a caminos rurales; seis
mil millones de pesos al Tren Maya y 0.9 mil millones al Corredor
Transístmico.
Para la rehabilitación de las seis refinerías de Pemex, uno de los
pilares del proyecto energético del presidente López Obrador, se estima
un gasto de 71 mil 906 millones de pesos. Un volumen importante de
recursos se destinan al sureste, a las zonas más pobres del país.
Las secretarías que contarían con un mayor aumento en sus gastos son:
Energía, Trabajo y Turismo. En tanto que los recortes de gasto más
importantes están en Medio Ambiente, Función Pública y Comunicaciones y
Transportes.
Pero las disminuciones de gasto más impugnadas y polémicas son las
de Conacyt, Cultura, Programa para la igualdad de género; además se
había planteado un recorte significativo para las Universidades más
importantes del país, el IPN y algunos centros de investigación,
provocando una hola de reclamos. Finalmente el propio presidente lo
corrigió y ofreció que se les otorgaría el mismo recurso de 2018 más
inflación, pero con la consigna de que tenían que hacer “más con menos”.
Lo mismo sucedió con las disminuciones que se plantean en los
estados, ya están ahí las protestas de los gobernadores respectivos. La
pelota está en la cancha del Congreso, pero el Secretario de Hacienda
dio puntual respuesta a estos reclamos argumentando que algunos Estados y
sus gobiernos prácticamente han renunciado a la captación de ingresos
propios, se plantean depender cada día más de los recursos federales.
En estas y otras disminuciones del gasto se tiene que hacer un
análisis más fino y no quedarse en las cifras globales, por renglón de
gasto y por el tipo de programa que se afectará. Lo cierto es que este
proyecto de presupuesto demostró la falacia del argumento que por
décadas se dijo: que no era posible hacer modificaciones importantes en
el gasto público porque había inercias imposibles de modificar. Sí, la
primera de ellas son los compromisos políticos y la corrupción que
significa y ha significado el enorme derroche de los recursos públicos
que provienen de los bolsillos de la ciudadanía.
En materia de sueldos de la burocracia y su anunciada reducción el
Secretario de Hacienda en su comparecencia en la Cámara expreso: "Lo que
se va a hacer es reducir los sueldos del presidente, secretarios,
subsecretarios, titulares de unidad, directores generales y directores
generales adjuntos, nada más". Remarcó que así como bajan los salarios
de los altos rangos, subirán los de empleados del Gobierno que ganan
menos de 20 mil pesos.
Lo cierto es que este Paquete Económico 2019 ya cuenta con la
aprobación del Sector Empresarial, los mercados financieros y las
calificadoras internacionales porque cumplió con el objetivo de
establecer expectativas de estabilidad económica y financiera. A pesar
de que los pronósticos eran que no lo lograrían porque el reto no está
nada fácil y cada vez se irá haciendo más complejo, tanto para la
administración del Presidente, su partido político y en general.
Si bien en las pasadas elecciones de julio AMLO logró un triunfo
político avasallador ahora está frente a su primera prueba de ácido,
tanto en congruencia con lo ofrecido en su campaña como en la necesidad
de obtener un triunfo económico y llevar al país a un mejor estadio de
desarrollo, con menos desigualdades.
Desde luego la oposición sigue apostando al fracaso y la
comentocracia hace su papel; diariamente después de leer los periódicos
equivocadamente se puede pensar que estamos ante las puertas de un
apocalipsis. Afortunadamente no es así y por supuesto hay una
resistencia a los cambios.
PD:
Salarios para 2019. El aumento al salario mínimo se dio a partir del 1
de enero; el general aumentó de 88.36 a 102.68 pesos a nivel nacional,
un incremento del 16.21 por ciento. Para los municipios que conforman la
zona fronteriza, el salario mínimo vigente en 2018 se duplicará a
176.72 pesos, 100 por ciento de aumento.
*Economista especializada en temas de género
twitter @ramonaponce
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario