Violencia Género & Ideología neoliberal
www.publico.es
El interés por confundir los términos no se debe a errores semánticos, sino a posicionamientos claramente ideológicos, explican los expertos. El objetivo de la derecha y ultraderecha es revertir los logros de las mujeres. |
Violencia de género y violencia doméstica no son términos sinónimos, aunque muchos se empeñen en ello. El último en intentarlo fue el líder del Partido Popular Pablo Casado el pasado jueves
en un discurso antes militantes de su partido. En varias ocasiones de
su discurso, habló de violencia de género y violencia doméstica de forma
indistinta, dando a entender que son lo mismo. En su discurso, Casado,
remarcó el término violencia "doméstica" en varias ocasiones y afirmó
que no "se puede hablar de si la violencia se ejerce contra un
determinado género o una edad. Si se hace contra mujeres, contra
ancianos, contra niños". Casado se refería así en relación al último
asesinato por violencia de género, el primero registrado en 2019, cuando un hombre asesinó a su pareja en Cantabria.
Si bien la violencia "doméstica" o
"intrafamiliar" (como la denomina Vox) hace referencia a la que se
produce en el propio seno de la familia y que puede afectar a sus
distintos miembros (abuelos, hijos, padres, hermanos...), la "violencia
de género" o "violencia machista" es la que se produce contra la mujer
por el hecho de serlo.
Tal como afirma la experta Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas,
"la violencia de género es la que sufrimos las mujeres de forma
estructural por el mero hecho de ser mujeres. No sólo supone la máxima
forma de desigualdad que existe entre hombres y mujeres, sino que es una herramienta y un arma muy eficaz para mantener el desequilibrio entre hombres y mujeres, para mantener esa situación de control, dominio y superioridad, de los hombres sobre las mujeres".
La violencia de género, no sólo está ampliamente estudiada, sino que forma parte de la mayoría de los tratados internacionales
suscritos por nuestro país, como el de la Organización Mudial de la
Salul (OMS), el de Naciones Unidas (Cedaw por sus siglas en inglés) o el
Convenio de Estambul (del Consejo de Europa), que la definen en
términos similares y abundan en la definición de sus causas y objetivos
que este tipo de violencia persigue.
Tal como explica Rosa Sansegundo, directora Instituto
de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, el concepto de
"género" se acuñó en los años 20 y 30, pero se generalizó en los años 70
de pasado siglo. "Desde entonces, existen innumerables disciplinas que
acogen este concepto, está recogido en numerosos tratados
internacionales y las 50 principales universidades del mundo,
reconocidas en el ránking de Shangai, el más prestigioso, todas tienen
estudios género", afirma.
El Convenio de Estambul, un tratado internacional
ratificado por España en 2014 y que por tanto se ha convertido en
ordenamiento jurídico de nuestro país, define la violencia de género
como una manifestación de desequilibrio histórico entre la mujer y
el hombre que ha llevado a la dominación y a la discriminación de la
mujer por el hombre, privando así a la mujer de su plena emancipación.
También reconoce que la "naturaleza estructural de la violencia contra
las mujeres está basada en el género", y se trata de uno de los
mecanismos sociales clave por los que se mantiene a las mujeres en una
posición de subordinación con respecto a los hombres". Concluye que "las
mujeres y niñas están más expuestas que los hombres a un riesgo elevado
de violencia basada en el género".
No son deslices semánticos, es ideología
El interés de confundir los términos no se debe a errores semánticos,
sino a posicionamientos claramente ideológicos. Ni siquiera es una
característica específica de nuestro país. De hecho los expertos
consultados destacan que el reciente auge del neoconservadurismo a nivel
internacional (comenzado en EEUU con Trump, y seguido por los cambios
políticos en países como Italia o Brasil), han puesto en lo alto de su
agenda el ataque a los derechos de las mujeres. Tan alto, que se
ha convertido en una de las prioridades absolutas y envían un mensaje
inequívoco de cuál es su hoja de ruta en relación a estos derechos.
No es extraño que la primera medida anunciada por Jair Bolsonaro al asumir esta semana la presidencia de Brasil fuese la de "combatir la ideología de género".
De la misma forma, la primera exigencia por Vox ante el posible apoyo a
una investidura del Partido Popular en Andalucía, ha sido la de derogar las leyes de protección de violencia hacia las mujeres y el fin su financiación.
Tanto para Besteiro, como para Miguel Lorente,
exdelegado del Gobierno para la violencia de género, esta reacción
"brutal" y "virulenta" de la ultraderecha, tiene que ver con el avance en los derechos que han conquistado
las mujeres en los últimos años y con las masivas movilizaciones
protagonizadas por éstas. "Lo que estamos viendo es que ahora el Partido
Popular se suma a esta cruzada", afirma Besteiro.
Esta posición del Partido Popular no es nueva. Ya en
2011 la entonces ministra Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana
Mato, lamentaba los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas y los
calificaba de "violencia doméstica". Tal como ahora, no se trataba de un
desliz semántico. La exministra abundaba en las causas y justificaba su
declaración en el hecho que en el momento del asesinato se encontraba
en la casa la hija de la víctima de tres años. Tal fue la respuesta
social, que Mato tuvo que rectificar pocos días después.
"Es tremendo que tres hombres estén negociando la pérdida de derechos de las mujeres"
"Muchos
de esos argumentos se los oímos tanto al Partido Popular, como a
Ciudadanos en los últimos años", afirma Altamira Gonzalo, vicepresidenta
de la Asociación de Mujeres Juristas Themis y recalca que es tremendo "que tres hombres estén negociando la pérdida de los derechos de las mujeres" (en relación a los líderes del PP, Ciudadanos y Vox).
Reacción a los avances
"Siempre que ha habido una gran ola de avances feministas le ha seguido un proceso reaccionario tremendo",
afirma Besteiro. "Y este no nos pilla por sorpresa porque ya lo
esperábamos. El 8 de marzo y las movilizaciones sociales por la
sentencia de La Manada, han puesto de manifiesto que el feminismo está
en una nueva ola y lo que vemos no es ni más ni menos que la reacción
conservadora. Es la respuesta brutal de aquellos que temen perder sus
privilegios y que temen que sigamos avanzando en igualdad", añade.
"Esta reacción tan beligerante y
explicita del machismo refleja que se siente acosado y amenazado por un
avance en la igualdad y del movimiento de mujeres"
"Esta
reacción tan beligerante y explicita del machismo refleja que se siente
acosado y amenazado por un avance en la igualdad y del movimiento de
mujeres y el feminismo. No es sólo un repliegue de posiciones
ideológicas en abstracto. ¿Por qué un partido como Vox lo primero que
exige es que se vaya contra la violencia de género y sus medidas en
lugar de hablar del paro, la educación u otras cosas muy importantes?",
se pregunta Lorente. "Porque está tocando un tema que para ellos es
esencial: la construcción y la desigualdad sobre la posición de
referencia de los hombres y lo hacen atacando a las partidas y la idea
misma de igualdad", se contesta.
Lorente recuerda que una parte del PP, al igual
que una parte de la población, cree que no se deben hacer distinciones
sobre los distintos tipos de violencias, aunque sean las mujeres las que
la sufren principalmente, y que el discurso de que "vamos contra todos
los tipos de violencias", que enarbola tanto el Partido Popular como
Vox, como Ciudadanos en algunos momentos, es un "típico mensaje
postmachista destinado a crear confusión y a generar la sensación de que
si dices que estás contra todas las violencias, parece que estás más en contra todavía".
Pero es "una trampa", advierte Lorente. "Juegan con esa manipulación porque evitan tomar conciencia de las causas, las motivaciones y los objetivos que
hay detrás de la violencia contra las mujeres. Que es muy diferente a
la que se ejerce en otro tipo de violencias, como la de los ancianos,
los niños, los hombres (la conocida como violencia familiar)".
"Nadie está diciendo que haya mayor gravedad en pegar o ejercer violencia a un hombre, una mujer o un niño. Lo que es radicalmente distinta es la construcción sobre la que se construye la violencia de género
y como tal precisa de la adopción de medidas específicas que aborden
las causas y las circunstancias que las motivan. No envolverla en un
factor común".
Para poner un ejemplo más didáctico, Lorente lo
relaciona con la medicina. Se puede decir que se van a combatir las
enfermedades, pero habrá que entender que hay distintas dolencias y que
necesitan prevenciones y remedios diferentes.
"Lo que pretenden estos partidos es, por un lado esconder la violencia contra las mujeres entre otras violencias,
de forma que no se sepa cuál es su verdadera dimensión y consecuencia y
su impacto, y por otro lado apartar la mirada de las causas de esta
violencia, para quedarnos sólo con el resultado, pero no mirando a por
qué ha sido maltratada y asesinada, que es la esencia del machismo, el
de someter a las mujeres", concluye Lorente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario