AMLO: ritual cumplido
Conservadores derrotados
En el clásico formato de Informe de gobierno (el primero en términos formales, el tercero en lo que denomina
informe al pueblo de México), el presidente López Obrador divulgó su recuento de logros, avances y pendientes tras nueve meses de despachar en Palacio Nacional. Cumplió con el ritual –político y constitucional–, pero con un mensaje contundente:
los conservadores están moralmente derrotados, y el holgado triunfo electoral de 2018 es la manifestación más puntual de ello.
Cifras aquí y allá, más sumas que restas, como es usual en este tipo
de actos oficiales, el mandatario presentó un balance de lo hecho hasta
ahora –de una u otra conocido en sus mañaneras–, aunque fiel a sus
principios dirigió su mensaje principal a un sector que se retuerce,
complica, obstaculiza o de plano se aferra para evitar cualquier cambio
en el país.
López Obrador refirió: “no dejan de existir, ni queremos que
desaparezcan, las protestas legítimas de los ciudadanos, ni los reclamos
de nuestros adversarios, los conservadores que se oponen a cualquier
cambio verdadero y están nerviosos o incluso fuera de quicio; sin
embargo, no han podido constituir, y esto lo celebramos y toco madera,
para que no se pueda crear un grupo o una facción con la fuerza de los
reaccionarios de otros tiempos. Además, lo digo con respeto, no quiero
que se entienda como un acto de prepotencia o una burla, es lo que estoy
percibiendo: están moralmente derrotados.
Dijo: “El presidente Juárez tenía una frase: ‘el triunfo de la
reacción es moralmente imposible’. Están moralmente derrotados porque no
han tenido oportunidad de establecer un paralelo entre la nueva
realidad y el último periodo neoliberal, caracterizado por la
prostitución y el oprobio, que se ha convertido en una de las épocas más
vergonzosas en la historia de México. Si seguimos actuando en forma
ética y aplicando con voluntad firme la política de moralizar la vida
pública, nada ni nadie podrá detener la aplicación del principio supremo
de la soberanía del pueblo, y el interés nacional se impondrá a los
hombres ambiciosos seducidos por el falso brillo de lo material y lo
mezquino.
Afortunadamente, mientras los que se oponen al cambio viven aturdidos y desconcertados, la mayoría de los mexicanos apoya la transformación, y está contenta, feliz, feliz, feliz. Todo ello me mantiene optimista, pero sin aflojar el paso, porque el poder es humildad y deber, y no tengo derecho a fallar. Además, esto lo comparto con ustedes y con millones de mexicanos: es una dicha enorme en estos tiempos, vivir en estos tiempos, para servir a México.
Duro y a la yugular contra los grupos de poder que durante
larguísimos años se apropiaron de la riqueza nacional y se niegan a que
México progrese con justicia para poner fin a la inequidad y al
conflicto social (AMLO dixit). Existe la idea, dijo el mandatario,
de que el Estado no debe promover el desarrollo ni buscar la redistribución del ingreso, sino limitarse a crear las condiciones que permitan a los inversionistas hacer negocios y asumir que los beneficios se derramarían automáticamente al resto de la sociedad. Esta suposición se reveló cruelmente falsa durante el periodo neoliberal.
Así es:
es un hecho demostrable que la crisis de México se originó por el fracaso del modelo económico neoliberal aplicado en los últimos 36 años y también por el predominio en este periodo de la más inmunda corrupción pública y privada. Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes, y esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y de la inseguridad y de la violencia que padecemos. Si me piden que exprese en una frase cuál es el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad.
Las rebanadas del pastel
Gustavo de Hoyos, cara visible de la reacción, se queja de que el Informe de AMLO
fue en esencial un acto de divulgación ideológica. Ajá, y entonces ¿qué son los diarios pronunciamientos del presidente de Coparmex? ¿Llamados a misa?
Twitter: @cafevega
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