Entrevista a la investigadora feminista Almudena Hernando
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Entrevsita a la investigadora feminista y arqueóloga, Almudena Hernando. |
Almudena
Hernando (Madrid, 1959) es profesora de Prehistoria y pertenece al
Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de
Madrid. Dirigió importantes investigaciones con grupos indígenas como
los Q’echí en Guatemala o los Awá del Amazonas brasileño.
Actualmente
trabaja con los Gumuz y los Dats’in en Etiopía. Su perspectiva
arqueológica crítica se centra en entender la construcción
socio-histórica de la identidad. Presenta La Fantasía de la
individualidad (Traficantes de Sueños), un libro que ahonda en la
organización identitaria de hombres y mujeres desde un enfoque que “mira
largo y muy adentro”.
¿Qué aportan las tesis defendidas en su libro La Fantasía de la individualidad a los estudios de género y a la lucha feminista?
Por
un lado creo que aporta una mirada que parte desde el origen, de cómo
hemos llegado hasta aquí. Generalmente el feminismo mira al presente y
lucha por la igualdad de derechos ahora y no se pregunta tanto por qué
estamos en esta situación. El libro aporta una mirada histórica, pero
también una mirada a cómo nos construimos subjetivamente los seres
humanos.
Me
pregunté qué es lo que nosotras, aunque seamos feministas, tendríamos
que modificar para que cambiara el orden social y desde luego qué es lo
que que tendrían que cambiar los hombres. El libro no plantea una lucha
por la igualdad igualándonos a los hombres, sino que sostiene que el
modelo para la igualdad es el modelo que desarrollamos las mujeres.
O
sea, que los hombres tendrían que ser como somos las mujeres de la
Modernidad para poder construir una sociedad de iguales. Plantea la
necesidad de un cambio de paradigma. No se puede luchar en las
condiciones del discurso social que tenemos ahora por la igualdad sin
cuestionar el paradigma más profundo: la organización identitaria.
Al
comienzo del libro sugiere que sería más útil sustituir el término
orden patriarcal por el orden disociado razón-emoción ¿por qué?
El
patriarcado parece que es el orden social en que los hombres, por el
hecho de ser hombres, dominan a las mujeres, por el hecho de ser
mujeres. Yo sostengo que esto no es así. El orden patriarcal también ha
sido reproducido por mujeres. Lo importante es que es un orden lógico,
un orden mental. Para mí la clave está en que se valora socialmente todo
lo que tiene que ver con lo individual y lo racional, al mismo tiempo
que se oculta y se desvaloriza lo que tiene que ver con la emoción y con
los vínculos. Si esto lo reproducen los hombres o las mujeres me da
igual, están reproduciendo orden patriarcal. Para conseguir que se
revierta hay que dar importancia al ámbito relacional y a las emociones
vinculares.
El libro se llama La fantasía de la individualidad, el orden patriarcal se mantiene por una ficción. ¿Cuál sería esta fantasía?
La
fantasía es la fantasía de la Ilustración, la fantasía es que la
individualidad se puede sostener a sí misma. Que las personas que
construyen su seguridad ontológica a través de vínculos y de comunidad
–como son todas las sociedades cazadoras-recolectoras actuales– son más
atrasadas y menos evolucionadas que los que construyen identidad
individualizadamente.
Digamos
que el proceso histórico, según la fantasía, se ha construido de forma
que se ha ido pasando de dar importancia a la comunidad, a dar
importancia al individuo. Yo digo que esto es una fantasía porque no se
puede sostener sin un sentido de pertenencia a una comunidad, es decir,
sin la identidad relacional. Si este proceso hubiera sido, como pretende
esta fantasía, se hubiera hecho evidente la impotencia del ser humano
aislado frente al universo.
Vincula
un determinado modelo de desarrollo que se consolida en la Ilustración y
que está estrechamente ligado a la dominación sobre las mujeres. ¿Se
puede acabar con el orden patriarcal sin acabar con el modelo de
desarrollo económico capitalista?
No.
El orden neoliberal es resultado de una construcción identitaria y
socio-económica patriarcal. El mundo occidental se ha ido construyendo
de forma que los hombres se iban especializando en el control del mundo a
través de la razón (ciencia y tecnología) para producir seguridad, e
iban desvalorizando socialmente lo que hacían las mujeres. La propia
idealización de la ciencia y de la tecnología está asociada
históricamente al orden patriarcal. Precisamente esto se pudo construir
porque las mujeres garantizaron los vínculos.
El
orden económico neoliberal que está basado en la individualidad y en la
idealización del conocimiento a través de la ciencia, no se puede
separar de su construcción a través de la dominación de las mujeres,
porque al irse especializando, los hombres dejaron de atender el lado
relacional, que es imprescindible, y por eso necesitaban a las mujeres.
El orden neoliberal es en sí mismo patriarcal.
Entonces llega un momento en el que este orden capitalista necesita que las mujeres se individualicen.
Sí,
ellas se individualizan pero no pueden individualizarse del mismo modo
en que lo han hecho los hombres. El lado relacional de los hombres lo
han garantizado las mujeres. Pero las mujeres no pueden ni quieren dejar
de dar importancia, tiempo y energía a la identidad relacional porque
no hay nadie que se la garantice y porque saben que aquello que da
sentido a la vida es sentirla. Lo que da sensación de bienestar tiene
que ver con lo relacional: con los vínculos bien construidos. Las
mujeres tienen que ocuparse de lo relacional para construir su propia
identidad además de la individualizada.
¿Es en ese momento cuando se producen las contradicciones?
Sí,
exactamente. Además en la Modernidad, los hombres patriarcales van a
pedir a las mujeres dos cosas contradictorias: que se individualicen
para que entren al mercado de trabajo de producción/consumo y, a la vez,
que no se individualicen para que les sigan atendiendo a ellos. Esto es
otro aspecto de la conflictiva situación en la que se mueven las
mujeres. Ellas tienen que construir identidad relacional no sólo para
satisfacer la de los hombres, sino para satisfacer también la propia.
Escapar un poco del orden patriarcal consistiría en seguir construyendo
una identidad relacional porque es esencial para sostener los vínculos
propios, no para sostener a los hombres.
Hoy
en día las mujeres están intentando avanzar hacia esta individualidad
independiente. ¿Por qué sería deseable para los hombres?
Los
hombres también están muy demandados por el orden patriarcal. El
patriarcado, que en este momento se concreta en el neoliberalismo, está
enloqueciendo a todos y también a los hombres. Al hombre se le pide que
sea el más productivo, el que llega más alto, el que tiene más poder, se
les demanda una individualidad constante. Los hombres ganarían mucha
más estabilidad emocional, y ganarían un tipo de identidad que es la más
potente que existe: la identidad de las mujeres en la Modernidad.
Permite
desarrollar todo lo que es verdad: desarrollamos nuestros proyectos
vitales porque conocemos nuestros deseos, pero al mismo tiempo sabemos
cuidar a los otros, y esto mismo hace que tengamos bienestar. Es una
identidad que da independencia en tanto que no se depende de nadie que
marque el destino ni se depende de nadie subordinado que garantice el
vínculo.
Ganarían
la potencia de entender lo que les pasa, de saber cuidar al otro a la
vez que tienen su propio proyecto vital. Es una relación de igualdad muy
enriquecedora.
Cada
vez son más mujeres las que están consiguiendo tener este tipo de
identidad que como dice es la más potente que existe, pero, según
algunas autoras, tanto la violencia como la crueldad contra las mujeres
están en aumento. ¿Cómo entiende la situación actual y este tipo de
violencias?
Me
parece que hay una reacción patriarcal. Mira lo que ha pasado en España
con Vox, por ejemplo. Cuanto más avanzan las mujeres, más reacción va a
haber desde el orden patriarcal, y esa reacción va a ser violenta.
Porque además los hombres no pueden racionalizar lo que les pasa contra
las mujeres. No pueden racionalizar la rabia, no saben por qué les pasa.
Es una ausencia total de empatía. Cuando las mujeres se independizan y
dejan de garantizar los vínculos de los hombres, estos se desorientan y
reaccionan sin ninguna lógica. Sale una especie de bestia, porque
proviene del agujero negro que las emociones representan para esos
hombres patriarcales. No pueden expresar ese agujero negro de una forma
racional.
El
caso de Vox es particular porque se habilitan discursos y prácticas
patriarcales en esa vuelta a modelos identitarios hegemónicos.
Exacto.
La prostitución por ejemplo está aumentando también en un momento en el
que es más fácil tener relaciones sexuales que nunca. Los que trabajan
estos temas hablan de que la masculinidad hegemónica se construye a
través de la dominación de las mujeres; como eso se está perdiendo
–porque cada vez las relaciones dentro de la pareja son más
igualitarias– ese plus de dominación se busca fuera, por ejemplo en la
prostitución. Cuando aparecen este tipo de partidos políticos se
legitiman este tipo de dinámicas.
¿Cómo se enfrentan estas violencias en aumento?
Es completamente necesario hacerle frente. Hay que ir consiguiendo que
haya un clamor social y que las luchas feministas sigan actuando. Una
cosa es que Vox, en una propaganda política, diga que está en contra de
la "ideología de género”, y otra es que a la hora de aprobar medidas
concretas contra las mujeres no haya una reacción. Yo no creo que esto
sea mayoritario.
El
triunfo del orden patriarcal y neoliberal pasa por otros lados, por
cosas mucho más profundas, sutiles y perversas que por esta gente que
hace propuestas tan burdas. Por ejemplo pasa –yo lo estoy viendo en la
universidad– por la neutralización de la crítica social. Se está
reproduciendo el orden patriarcal y lo están haciendo mujeres también.
Esto es mucho más peligroso porque es menos visible que lo que hace Vox.
Por eso
insisto en que es un orden lógico: a qué le das importancia como
mecanismo de seguridad ontológica de tu grupo. Y en el mundo occidental
se está dando importancia únicamente a la razón, al dato, al ser más, a
la desconexión emocional, a la irreflexión sobre nuestra sociedad y
sobre el futuro que queremos.
Anuncios
como los de Avène y Gilette promueven otro tipo de masculinidades.
¿Cómo pueden los feminismos contribuir a estos nuevos modelos? ¿Es el
papel de las mujeres?
Es
el papel del feminismo, lo desarrollen hombres o mujeres. Me parece que
hay una responsabilidad última que desgraciadamente sigue recayendo en
las mujeres, pero que cada vez hay más hombres que ya son conscientes de
esto. Aunque a los hombres les es difícil reconocer todos los
privilegios de los que gozan.
Yo
digo siempre: no soy negra, soy completamente antirracista y, sin
embargo, sé que no puedo percibir todos los vectores de dominación que
ha tenido una persona negra, porque yo no soy negra y estoy en el lado
privilegiado de esa relación. Es lo mismo que pasa con los hombres. Me
parece maravilloso que aparezcan estos anuncios y que los hombres
participen. Ellos tienen que sentirse también responsables de la
necesidad del cambio histórico.
¿Cómo se imagina la sociedad del futuro respecto a la igualdad de género y a los lazos comunitarios?
Es
una pregunta difícil, porque en este momento hay tendencias muy
contradictorias en la sociedad y no sé cuál va a ganar. Por un lado
están todos los movimientos de mujeres y por otra parte están
apareciendo movimientos de extrema derecha muy xenófobos. No va a ser
fácil romper la tendencia ultraneoliberal mundial, dinámica que es
patriarcal. No sé qué lado va a triunfar. Lo que sí creo es que hay que
seguir luchando.
Foto de Almudena Hernando
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