5/21/2020

CDMX: se alarga la espera

Editorial La Jornada


Al presentar el Programa Gradual para el Regreso a la Nueva Normalidad en la Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, previó que la capital del país permanecerá en semáforo rojo por la epidemia de Covid-19 hasta el próximo 15 de junio, periodo en el cual sólo se autorizará la realización de actividades esenciales. Se trata de una meta tentativa, pues alcanzarla dependerá de que la ciudadanía siga las medidas de prevención para evitar la propagación de contagios, ya que el color del semáforo se establecerá en función de dos factores: los niveles de ocupación de los hospitales Covid y el ritmo de los contagios en las dos semanas previas (un mes, durante el semáforo verde). Las medidas de confinamiento se mantendrán hasta que se confirme una tendencia estable de disminución en ingresos diarios hospitalarios.
De acuerdo con este plan, la luz verde y la consiguiente reanudación de actividades escolares podrían darse en agosto, cuando también se autorizará que abran sus puertas bares, antros, centros nocturnos y gimnasios. Antes de ello, durante la fase naranja, se dará una apertura gradual y con aforo limitado en restaurantes, hoteles, servicios religiosos, cines, teatros, parques, explanadas y eventos deportivos, aunque estos últimos sin público. En la fase amarilla, además de incrementarse el aforo permitido a los establecimientos reabiertos en la etapa anterior, podrán reanudar sus operaciones tiendas departamentales, corporativos y oficinas de gobierno. En ningún momento se autorizará abandonar las medidas de higiene y distanciamiento social necesarias para limitar los contagios.
Para los capitalinos, la presentación del plan para ingresar a la nueva normalidad supone una noticia mala y otra buena. La mala, por supuesto, es que el confinamiento y la parálisis económica que la acompaña se extenderán más de tres semanas, o más (si bien las industrias de la construcción, automotriz, minera y cervecera reiniciarán labores el 1º de junio). Esto implica que habrán de redoblarse la paciencia y el sacrificio económico, social, emocional e incluso existencial que supone el mantenerse recluido, con escaso o nulo contacto humano y en medio de una ruptura profunda de la cotidianidad. Asimismo, supone el desafío de auxiliar a las personas cuya salud mental se vea afectada por sensaciones de injusticia, vulnerabilidad, desánimo y pérdida de perspectivas, entre otras, que resulta normal experimentar en algún momento bajo condiciones de aislamiento.
La buena noticia es que el Programa Gradual refleja la determinación de las autoridades capitalinas para conducirse con responsabilidad y cautela ante un escenario que presenta riesgos en múltiples frentes. También deben considerarse positivos la plena coordinación entre la jefatura de Gobierno local y las autoridades federales, así como el satisfactorio desempeño mostrado por la administración metropolitana desde el inicio de la pandemia. Lo anterior, junto con la respuesta sensata de millones de capitalinos, ha permitido a la ciudad sortear en términosmás que razonables esta pandemia tremendamente agresiva, para la cual nadie se encontraba preparado a principios de año. Por último, no puede soslayarse el gran triunfo cívico que representa el que la contención del coronavirus se esté logrando sin recurrir a medidas coercitivas.
A fin de superar este desafío sin precedente, no queda sino hacer acopio de paciencia, mantener la disciplina mostrada hasta ahora, y echar mano de toda la solidaridad y la unidad mostradas por los habitantes de la capital del país en éste y otros severos trances.

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