Mujeres científicas y coronavirus
Fuentes: Público
Las publicaciones firmadas por mujeres se han desplomado desde el
inicio de la pandemia, según varios editores de revistas especializadas.
Ellas son menos citadas en los medios de comunicación y tienen que
hacer frente a su trabajo, compatibilizándolo con otra triple
responsabilidad, casi siempre no compartida: cuidados, maestra y tareas
del hogar.
Científica trabajando en un laboratorio / EFE
Las mujeres científicas se han vuelto más invisibles que nunca desde
el inicio de la pandemia y desde la imposición de medidas de
confinamiento para controlar su propagación en el mundo. Si ya partían
de una situación de desventaja antes de que estallara la alerta
sanitaria, ahora su aparición en los medios de comunicación es casi residual y su productividad, en forma de investigación y de publicaciones en revistas especializadas, parece haberse desplomado.
Así lo afirman, al menos, varios editores de revistas científicas en una
reciente publicación el portal The Lily del Washington Post, que afirma que si bien el número de
publicaciones ha crecido un 50% en algunas ramas de la ciencia, éstas están firmadas por hombres y que la aportación de las mujeres
científicas se podría haber reducido a la mitad en comparación
a los datos del año pasado.
La explicación hay que buscarla en la cuádruple tarea que desde el inicio
de la pandemia tienen mayoritariamente las mujeres sobre sus espalda: el cuidado de los hijos o de las personas mayores, las
tareas del hogar, el ser profesoras de sus propios hijos y el teletrabajo.
No es posible trabajar a tiempo completo y
cuidar
Desde que comenzó la cuarentena María de la Fuente está
agotada, apenas duerme y afirma convivir con el caos. Madre de dos
hijos (un niño de cuatro y una niña de seis) esta gallega dirige un equipo de
diez personas que hacen investigación en al ámbito de la nanotecnología
biomédica buscando sistemas más eficientes de terapia y diagnóstico en
oncología.
«Es muy complicado porque, al final, la jornada tiene las horas que
tiene y hay que trabajar, dar de comer, encargarte de la cosas de casas y
todo se hace difícil. Tengo suerte que en mi caso repartimos
bastante bien lo que son los cuidados, pero los niños pequeños son muy
demandantes de las madres y siempre tienes la sensación de no llegar y el nivel
de estrés es muy alto», explica De la Fuente.
Para esta experta es imposible dedicarle 8 horas al día al trabajo y
cuidar. No salen las cuentas y el teletrabajo sólo añade la
posibilidad de trabajar a cualquier hora«. Normalmente su
laboral comienza hacia las 10 de la mañana, tras el desayuno de los niños y se
extiende bien pasadas las 12 de la noche. No duermo mucho porque no hay más
horas para avanzar», explica
«Es más que probable que en este contexto las investigaciones y las
publicaciones de las mujeres científicas se estén resintiendo de forma
importante y que esto vaya a tener como consecuencia la
ampliación de la brecha de género en la ciencia. La brecha de
desigualdad ya existía, pero cada vez que hay una crisis esta desigualdad se
marca más. Y la ciencia no es una excepción. Esto es más de lo mismo y tiene
que ver fundamentalmente con la brecha de los cuidados. Es imposible dedicar 8
horas al trabajo y cuidad. no salen las cuentas».
De la Fuente explica que en ciencia se vive una época de hiperactividad y
que la profesión en España está «tremendamente precarizada», con un
montón trabajadores científicos con contratos temporales y que las formas de
medir al productividad se suele restringir a los artículos publicados,
«porque no se contempla la trayectoria profesional. Tal como están establecidas la convocatorias actuales suelen tener
en cuenta los dos o tres últimos años de méritos curriculares y
ahí es donde se produce la diferencia y las mujeres vamos perdiendo competitividad.
Es los mismo que ocurre con los permisos de maternidad. Y si no tienes la
capacidad de producir al mismo ritmo, vamos perdiendo ventaja y hay menos
probabilidades de continuar, de promocionar…», explica esta científica.
«Esta puede ser la consecuencia de todos estos artículos que no se están
publicando», recalca.
Para Marta Macho Standler, matemática y divulgadora científica española y
una de las fundadoras de Mujeres conciencia, es pronto aún para saber el verdadero alcance de la crisis del
coronavirus en el rendimiento en publicaciones de las mujeres científicas.
Según esta matemática, los datos que ofrece la publicación del Washington Post tienen que ver con un repositorios
de trabajos científicos que no han sido revisados por pares, un requisito
indispensable para que la investigación aparezca en las grandes revistas
científicas. «Como los procesos de revisión y publicación son tan largos
(pueden ser de un año) muchos científicos los adelantan en a algunas espacios
donde los publican en pre-print, es decir, una forma de dar a conocer la
investigacion y que, además, sirve como una especia de patente, pero aún no
tienen validez científica y pueden ser rechazados por las revistas serias.
Macho cree que la brecha es real y que sus efectos se dejarán notar en el
medio y largo plazo sobre las mujeres científicas. «Pero tres meses es
poco tiempo para ver una tendencia en las publicaciones. Esto lo veremos
probablemente en un año o dos». Otro tema preocupante para esta científica
es el temor a que se abandonen otras líneas de investigación porque todos los
fondos y el interés estén relacionadas con el coronavirus. «Hay líneas de investigación que se están abandonando por no estar
relacionadas con la covid-19 y esto es malo. Y las investigaciones
sobre este virus están saliendo muy rápido y muchas son malas y sin mucha
revisión», explica y añade que «Para muchas mujeres un parón en la
investigación perjudicará su proyección académica.
Las científicas dicen basta
«Las mujeres asesoran a los cargos políticos, diseñan ensayos
clínicos, coordinan estudios de campo y lideran la recopilación y el análisis
de datos, pero nunca lo sabrán por la cobertura mediática de la pandemia. Más
que nunca antes en la historia epidemiólogos, virólogos y médicos están
hablando públicamente y saliendo en los medios de comunicación hablando de
ciencia. Pero los artículos más visibles, como el publicado hace poco en The New York Times y
otros medios de comunicación que resaltan el papel de los científicos en la
respuesta del coronavirus, sólo hablan de hombres. Y esto a pesar de que hay
muchas mujeres cualificadas en la primer línea de la respuesta a la
covid-19″. Así se lamentan un grupo de 35 científicas de Estados Unidos y
Europa en un comunicado publicado en The World University
Rankins en el que afirman que las mujeres científicas están luchando contra dos frentes: la
covid-19 y el patriarcado.
En su escrito afirman que si bien el peor impacto del coronavirus será
indudablemente la pérdida de vidas, el colapso de las economías, la perdida de
la ayuda humanitaria y la decadencia de las democracias, el efecto colateral será el progreso que las mujeres en la ciencia
ganaron con tanto esfuerzo.
Estas científicas resaltan que ni la epidemiología ni la medicina
son campos que estén dominados por hombres, y sin embargo las
mujeres apenas aparecen citadas ni tienen visibilidad pública. También echan en
falta la presencia de mujeres racionalizadas, porque «priva a las minorías
científicas de representacíon, especialmente a las personas negras, que son las
más afectadas pro la epidemia», escriben.
Las científicas se quejan del hecho que incluso dentro de sus propias
instituciones las voces de hombres no calificados se amplifican sobre las de
las mujeres expertas porque han sido identificadas a través de redes masculinas
informales, o han entrado en las redes sociales y entrevistas de televisión y,
por lo tanto, son percibidas como «de alto perfil».
«No incluir las voces de las mujeres en la discusión pública de la
pandemia de la covid-19 es una distorsión de la realidad. No solo
perpetúa la invisibilidad de las mujeres en puestos de ciencia y liderazgo,
socavando nuestra capacidad de ser tomadas en serio como expertas y no
brindando modelos a seguir para las mujeres más jóvenes, sino que también
impacta en nuestras carreras mientras nos esforzamos por demostrar el impacto
de nuestro trabajo para financiar agencias, colegas y comités de contratación o
promoción».
Como conclusión, estas científicas afirman haber comprendido que las mujeres son más propensas a realizar trabajos que resuelvan
problemas o «saquen las castañas del fuego» , es
decir, cargarse con el trabajo operativo y de apoyo a los encargados de tomar
las decisiones, en lugar de escribir artículos científicos o buscar
subvenciones.
«Tememos que estas experiencias conduzcan a una hemorragia de mujeres
de la academia después de la pandemia, en particular las mujeres jóvenes. La
desilusión y el cinismo que escuchamos en las voces de nuestros colegas y
amigos nos llenan de tristeza: ‘Después de que esto termine, se acabó para mí’
es un estribillo que hemos escuchado muchas veces en los últimos meses, casi
exclusivamente de mujeres», afirman las científicas en su escrito.
Existen soluciones, añaden, pero es necesaria la voluntad política para
implementarlas y hasta ahora no la ha habido. «Al final hay que cambiar la
mentalidad, afirma María de la Fuente. «pero también tienen que haber políticas efectivas que garanticen la igualdad de
oportunidades. Y esto es urgente».
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