Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
▲ La pandemia hará que se retraiga entre 10 y 30 por ciento el comercio
mundial de bienes. En la imagen protestas para pedir reapertura de la
economía en California .Foto Afp
The Economist, portavoz globalista de la dupla Rothschild/Soros, se despide de “la mayor Era de la globalización (https://econ.st/2WFBNDT)” y se
preocupa sobre lo que tomará su lugar, lo cual no es difícil de discernir: el retorno de los soberanistas/nacionalistas vilipendiados en forma despectiva como
populistascuando ocultan en forma deliberada que en EU existió un People’s Party y que el mismo Obama defendió en forma vehemente (https://bit.ly/2LvWdZD) frente a las alocadas críticas de Peña Nieto que nunca entendió su semiótica.
The Economist admite que antes de la pandemia la
globalización se encontraba en serios problemas y que recibió tres
severos golpes de los que difícilmente se repondrá: la crisis financiera
de 2008, la guerra comercial de EU contra China y el Covid-19 que
hirieron el sistema abierto del comercio.
The Economist contempla que
el comercio mundial de bienesse retraerá entre 10 y 30 por ciento, lo cual se agrega a la guerra comercial/digitálica de Trump contra China.
A su juicio, queda expuesta la
subyacente anarquía de la gobernanza (sic) global. Los terminajos
gobernanza globalestuvieron de moda en los circuitos atlantistas que nunca consiguieron algo concreto con su teoría etérea y que, en su encapsulamiento onanista, siempre negaron el ascenso multipolar de Rusia/China/India/Irán/Turquía/Pakistán/etc.
La revista globalista expectora una perogrullada:
en todo el mundo, la opinión pública se aleja de la globalizacióncuando la
gente está perturbada de hallar que su salud depende de las querellas para importar equipamiento protector y en los trabajadores migrantes (sic) quienes laboran en asilos y en las cosechas.
Una grave crítica a la caníbal globalización es que no sólo
desmanteló el equipamiento de los hospitales, mientras financiarizaba
los cerebros mercantiles de los médicos que sucumbieron a los cantos
pecuniarios de las sirenas bursátiles y de seguros, sino también se
consagró a lucrar hiperbólicamente con su Big Pharma (https://bit.ly/3cz1bk5):uno
de susprincipales negocios de casi un millón de millones de dólares.
Emerge un axioma imutable: ¡La salud debe ser perentoriamente pública!
La revista de marras se centra en analizar el impacto del fin de la globalización en la triada gente/bienes/capitales.
En referencia a la gente, la migración será todavía más reducida,
mientras que, en el ámbito comercial, las firmas nacionales dependerán
más de la voluntad de los gobiernos y los bancos centrales, con el firme
propósito de
regresar las cadenas de abasto a casaen nombre de la
autosuficiencia económica, como ha anunciado el premier indio, Narendra Modi, cuando Japón subsidia a las firmas que repatrian sus industrias.
Mas aún: en la Unión Europea se sopesa la
autonomía estratégicaque pretende crear un fondo para comprar participaciones en las empresas insolventes.
Llama la atención que The Economist no se embelese demasiado con el
comercio digitalcuya escala
es todavía modestacuando las
ventas foráneas de Amazon/Apple/Facebook/Microsoft equivalen a un magro 1.3 por ciento de las exportaciones globales.
Respecto a los
capitales, confiesa su
sufrimientocuando las
inversiones de largo plazo se han hundidoy, en forma ominosa, EU
acaba de instruir a su principal fondo de pensiones federal de cesar la compra de acciones chinas, mientras que
los países que constitu-yen 59 por ciento del PIB global han apretado sus reglamentos para las inversiones foráneasy sus
gobiernos intentan pagar sus nuevas deudas mediante impuestos a las firmas y a los inversionistas.
Concluye que
en el mundo rico (sic) la vida será más cara y menos libre, al unísono de un
mundo fracturado que dificultará la resolución de los problemas globales, que incluyen la búsqueda de una vacuna y el aseguramiento de una recuperación económica.
Recuerdo que fui de los primeros a escala global y regional en
advertir desde hace 14 (sic) años las tendencias ineluctables hacia la
desglobalización cuando la globalización demostró ser antidemocrática y
caníbal(https://bit.ly/2X1sihh)”.
Facebook: AlfredoJalife
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