El regreso a clases tiene alto
valor simbólico. Es el emblema de que lo peor de la pandemia quedó
atrás, la incertidumbre se ha desvanecido, la situación está bajo
control y se ha vuelto a la normalidad. No importa que no sea así. Con
la imagen de niños y jóvenes retornando a las aulas, se quiere mandar el
mensaje de que ya se ve la luz al final del túnel.
Por eso, cuando el doctor Anthony Fauci, el gran experto en
enfermedades infecciosas que ha trabajado para seis presidentes de
Estados Unidos, advirtió en una audiencia ante un comité del Congreso
sobre los riesgos de abrir apresuradamente escuelas y universidades,
Donald Trump lo confrontó.
No considero que el país pueda regresar si las escuelas están cerradas, dijo el presidente. Remató:
Tenemos que reabrir las escuelas, tenemos que reabrir nuestro país. Estoy en total desacuerdo con él sobre las escuelas.
El choque entre ambos tiene de trasfondo la decisión de los
gobernadores estadunidenses de cerrar las escuelas hasta el fin del año
escolar. Otros han ido más lejos y consideran la posibilidad de no
arrancar cursos en otoño.
El deseo de regresar a la normalidad, aunque no existan condiciones
para hacerlo, dista de ser exclusivo de Estados Unidos. En México se
anunció la posibilidad de volver a las aulas en 324 municipios de la
Esperanza de 14 estados, a partir del 18 de mayo. No hay nada que temer,
dijo el Día del Maestro el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La medida no considera la realidad escolar del país. Por ahora, se
topó con el rechazo de gobernadores, alcaldes y maestros. Ocho entidades
anunciaron que no comenzarán clases y decretaron que terminarán el
ciclo escolar a distancia.
Casi dos terceras partes de los municipios de la Esperanza (213)
están en Oaxaca. Son, en su mayoría, pequeñas localidades alejadas de
los grandes centros urbanos, que cuentan con infraestructura sanitaria
muy precaria. Sus actividades económicas y comerciales se concentran en
sus cabeceras distritales. Allí hay 6 mil 444 escuelas de educación
básica, una matrícula de unos 200 mil alumnos y 20 mil trabajadores de
la educación.
Ante la crisis, 134 localidades cerraron sus accesos o de destinos
turísticos y de playa e impidieron el tránsito de personas. Es el caso
de Santiago Zacatepec, Mixe, que clausuró las entradas al pueblo desde
el 14 de mayo hasta el 1º de junio, aun para sus paisanos que viven en
otros estados.
Muchos de los profesores que enseñan en esos municipios viven a horas
de distancia de las comunidades en que dan clases, en las cabeceras
distritales o mucho más lejos. Viajan a sus hogares los viernes, al
terminar los cursos, y regresan los domingos, para reiniciar actividades
el lunes. Con frecuencia, sus hogares se encuentran en ciudades donde
hay Covid-19. ¿Cómo le harán para no convertirse en transmisores de la
enfermedad?
Para cuidar la salud de sus pobladores, ayuntamientos como el de
Villa Talea de Castro, en la Sierra Juárez, acordaron medidas
draconianas. Todo el personal educativo deberá de trasladarse a la
comunidad 15 días antes de la reanudación de cursos. Al ingresar al
poblado, están obligados a reportarse con la autoridad y acudir a la
clínica de salud para su revisión médica. Después, se les recomienda ir
al lugar donde viven y evitar salir a la calle.
El acuerdo limita las garantías constitucionales de los maestros.
Prácticamente les impone vivir en la comunidad sin moverse hasta el fin
de cursos, sin posibilidad de visitar a sus familias los fines de
semana.
Otras alcaldías acordaron no abrir las escuelas. Es el caso de 26
ediles agrupados en la Unión Liberal de Ayuntamientos de la Sierra
Juárez, que decidieron no flexibilizar sus medidas sanitarias a pesar de
ser municipios de la Esperanza. Aguardarán hasta la primera quincena de
junio para que cada ayuntamiento decida reanudar actividades sociales y
educativas.
En sintonía con muchas de esas preocupaciones comunitarias, los maestros democráticos de la sección 22 convinieron que
el reinicio de actividades educativas en Oaxaca deberá ser sólo cuando la información científica más rigurosa acredite que la contingencia ha concluido; ya que nuestra mayor responsabilidad siempre será el cuidado de la salud y la vida de los estudiantes, padres de familia y trabajadores.
Con conocimiento de su realidad, advirtieron que, en Oaxaca, la gran mayoría de las 14 mil escuelas
están en condiciones precarias de infraestructura y equipamiento. No cuentan con los servicios básicos como energía eléctrica y agua potable, servicio médico, botiquín de primeros auxilios e insumos de sanidad e higiene. Todo ello debe ser garantizado antes del regreso de clases. Así, el pasado domingo en la noche, el gobernador Alejandro Murat anunció que no habrá regreso a clases en la entidad.
En la misma dirección, sus compañeros de Chiapas declararon
inaceptable el retorno a las aulas mientras haya riesgos para la salud, mientras cada escuela no cuente con infraestructura y material que garanticen la seguridad sanitaria.
Entre otras razones para no retornar a las aulas en Estados Unidos,
el doctor Fauci expuso una de enorme peso. “No sabemos todo sobre este
virus –señaló– y es mejor que tengamos mucho cuidado, especialmente
cuando se trata de niños”. Sus argumentos son igualmente válidos para
México. Primero los niños.
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