Los neoliberales abrieron
las puertas a los intereses oligárquico-imperiales que Lázaro Cárdenas y
Adolfo López Mateos nacionalizaron, el primero en 1938 y el segundo en
1960. Poner remedio a esa magna regresión ha sido uno de los epicentros
de la Cuarta Transformación (4T). Durante seis sexenios, bajo la
condicionalidad acreedora instaurada en torno a toda línea de crédito
autorizada, y en operación por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y
el Grupo Banco Mundial, se desvaneció aquella noción de que colocar un
área tan estratégica como la energía en manos extranjeras
es cosa de colonias. Ahora, en tiempos de la 4T, que está encaminada a la recuperación del timón energético, vale recordar que ese sector sigue bajo asedio. Los ajustes que se están haciendo ahora en lo referente a seguridad, rescate de Pemex, de la CFE y el ordenamiento del sector, que incluyen las energías limpias (geotermia, solar, eólica) están bajo ataque de los beneficiarios de la debacle energética neoliberal.
Los medios corporativos y sus analistas, en tono alarmista y
acusatorio, denuncian la nivelación en curso sobre los desequilibrios
ocasionados por la privatización de los beneficios y la socialización de
costos en materia energética. Pero los resultados fueron desastrosos y
requieren remedios efectivos.
Los desastres se extienden a la seguridad energética por la
desnacionalización del proceso de toma de decisiones y la generación de
vulnerabilidades riesgosas con un parque vehicular de poco más de 44
millones de máquinas de combustión interna. Agréguese a este panorama la
desindustrialización del petróleo vía la desatención presupuestal al
mantenimiento de las refinerías con intención privatizadora, lo que creó
y luego acentuó una inadmisible vulnerabilidad: transformaron a una
nación en plena autosuficiencia energética capaz de gestar
encadenamientos petroquímicos en una importadora de 80 por ciento de las
gasolinas y diésel requeridos para la movilidad de personas y de carga.
Además, a la menor provocación elevaron los precios de gasolinas y
electricidad y se desatendieron a poblaciones marginadas y pobres. Las
medidas actuales van contra la descomposición, el desorden y la
dependencia estratégica, después de 36 años de un persistente ataque a
la viabilidad del sector energético, ataque contenido en la
condicionalidad atada a toda línea de crédito del programa de ajuste
estructural del FMI y Banco Mundial. ¿Su meta?, privatizar Pemex y poco
después, cuando se difundió en Europa que la combinación del negocio
petrolero con el eléctrico elevaba bastante la tasa de ganancias, en
1992 Carlos Salinas y sucesores propagaron el furor privatizador a la
CFE.
Antes de proceder es necesario aclarar, con Fernand Braudel, que: “La
historia no es otra cosa que una constante interrogación a los tiempos
pasados en nombre de los problemas y curiosidades –e incluso las
inquietudes y las angustias– del presente que nos rodea y nos asedia”. (
El Mediterráneo. El espacio y la historia, FCE 1989). Es desde
esta línea que es posible abrir espacios viables a nivel planetario y
nacional a las nuevas generaciones de hoy y mañana, que considero el
epicentro de la 4T, por lo que es necesario revisar a detalle los
objetivos y obstáculos del acuerdo del Centro Nacional de Control de
Energía que restringe una mayor participación de la iniciativa privada
en la generación de electricidad. Como el acuerdo ocasiona escándalo y
distorsión en los medios, conviene atender a los planteamientos del
presidente Andrés Manuel López Obrador, quien explica que tal decisión
se debe a la necesidad de dar un mejor trato a la Comisión Federal de Electricidad, que vende cada vez menos, tanto (como) a la determinación de privilegiar el interés público. Alonso Urrutia y Alma Muñoz, en La Jornada 7/5/2020 p.22) indican que en la mañanera del día anterior, el Presidente indicó que la Secretaría de Energía está
buscando que haya orden y que no se siga arruinando a la CFE; a que podamos mantener los precios de la energía eléctrica y bajarlos, si es posible, lo que (los privados) nunca hicieron; al contrario, elevaban constantemente el precio. El mandatario explicó que
la decisión que restringe una mayor participación de la iniciativa privada en la generación de energía eléctrica obedece tanto a la necesidad de darle un mejor trato a la CFE como a la determinación de privilegiar el interés público( Ibid).
En una síntesis del pasado sobre las ligerezas constitucionales que
acompañaron a la apertura eléctrica a privados de dentro y fuera, el
mandatario apuntó que “en el periodo neoliberal les entregaron el
mercado o parte del mercado de la energía eléctrica (…) Se reformó una
ley secundaria y empezaron a dar permisos para que particulares
generaran energía eléctrica y así fueron avanzando hasta que se reformó
la Constitución y las leyes. Ahora la mitad de la energía eléctrica se
compra a empresas particulares, la mayoría de ellas extranjeras, en
particular españolas” ( Ibid, continuará).
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