El proceso de cinco directivos de la firma francesa Poly Implant Proth se (PIP), acusados de engaño agravado y estafa por haber fabricado implantes mamarios con un gel de silicona impropio para uso médico, se inició hoy en el tribunal correccional de Marsella (sur de Francia) con un clima de tensión.
La audiencia se inició en presencia de entre 300 y 400 mujeres
víctimas de las prótesis PIP, para las que fue el primer encuentro
frente a frente con el principal acusado, el fundador de PIP,
Jean-Claude Mas. Pero estas tendrán que esperar antes de las primeras
explicaciones.
Cuando Claude Vieillard, jueza que preside el tribunal, pidió a los cinco inculpados que indicaran su identidad, la reacción de la sala fue inmediata. Se oyeron insultos y abucheos, sobre todo cuando Mas dio cuenta de una jubilación de “1.700 a 1.800 euros” como único ingreso.
La calma fue restablecida, pero el alboroto volvió poco después cuando uno de los abogados defensores afirmó que los inculpados “están arruinados ya”.
Antes de examinar la causa propiamente dicha, el tribunal recibió dos recursos de la defensa, que critica el procedimiento adoptado por la fiscalía de separar en varios expedientes el caso (dos procedimientos judiciales paralelos están en curso, uno por heridas y homicidio involuntarios y otro sobre las cuestiones financieras).
Otros temas de procedimiento podrían, según la fiscalía, acaparar los trabajos del tribunal hasta el jueves e incluso hasta el viernes, entre recursos de anulación y contestación de las demandas.
Poco antes de la hora prevista para comenzar el proceso, el tribunal de casación francés se declaró incompetente para pronunciarse sobre una demanda de traslado del proceso fuera de Marsella presentado por una acusada.
Las demandantes empezaron a llegar temprano al tribunal, instalado en un recinto del parque de exposiciones de Marsella, dado que sus dimensiones excepcionales sobrepasan la capacidad del Palacio de Justicia.
Jean-Claude Mas se encuentra por vez primera ante las víctimas del fraude, mujeres a las que acusó en sus declaraciones durante la investigación de presentar demanda “por dinero”.
En este proceso por los cargos de engaño agravado y estafa, se presentaron 5.250 demandantes, francesas en su mayoría. Se estima en 30.000 el número de mujeres concernidas por el caso en Francia y decenas de miles en el extranjero.
Hasta el 17 de mayo el tribunal analizará cómo PIP pudo utilizar en sus prótesis durante 10 años un gel de silicona no autorizado para uso médico, pese a los controles de la firma certificadora alemana TÜV.
El tribunal deberá determinar las responsabilidades de los cinco acusados: Mas, fundador y presidente de la empresa, su director general, Claude Couty, la directora de calidad, Hannelore Font, el director técnico, Lo c Gossart y el director de productos, Thierry Brinon.
Personaje central de la causa, Jean-Claude Mas asumió fríamente el fraude durante la investigación, afirmando que “la fórmula era perfecta”. Su empresa vendió durante años prótesis mamarias que contenían un gel de silicona industrial impropio para uso médico “porque era más barato” que el gel homologado.
Más allá de este primer proceso y de las cinco inculpaciones, los defensores de las víctimas tratan de establecer otras responsabilidades del lado de la empresa de control alemana TÜV, de los proveedores de siliconas de PIP o de la agencia francesa de seguridad de los productos de salud.
(Con información de AFP)
Cuando Claude Vieillard, jueza que preside el tribunal, pidió a los cinco inculpados que indicaran su identidad, la reacción de la sala fue inmediata. Se oyeron insultos y abucheos, sobre todo cuando Mas dio cuenta de una jubilación de “1.700 a 1.800 euros” como único ingreso.
La calma fue restablecida, pero el alboroto volvió poco después cuando uno de los abogados defensores afirmó que los inculpados “están arruinados ya”.
Antes de examinar la causa propiamente dicha, el tribunal recibió dos recursos de la defensa, que critica el procedimiento adoptado por la fiscalía de separar en varios expedientes el caso (dos procedimientos judiciales paralelos están en curso, uno por heridas y homicidio involuntarios y otro sobre las cuestiones financieras).
Otros temas de procedimiento podrían, según la fiscalía, acaparar los trabajos del tribunal hasta el jueves e incluso hasta el viernes, entre recursos de anulación y contestación de las demandas.
Poco antes de la hora prevista para comenzar el proceso, el tribunal de casación francés se declaró incompetente para pronunciarse sobre una demanda de traslado del proceso fuera de Marsella presentado por una acusada.
Las demandantes empezaron a llegar temprano al tribunal, instalado en un recinto del parque de exposiciones de Marsella, dado que sus dimensiones excepcionales sobrepasan la capacidad del Palacio de Justicia.
Jean-Claude Mas se encuentra por vez primera ante las víctimas del fraude, mujeres a las que acusó en sus declaraciones durante la investigación de presentar demanda “por dinero”.
En este proceso por los cargos de engaño agravado y estafa, se presentaron 5.250 demandantes, francesas en su mayoría. Se estima en 30.000 el número de mujeres concernidas por el caso en Francia y decenas de miles en el extranjero.
Hasta el 17 de mayo el tribunal analizará cómo PIP pudo utilizar en sus prótesis durante 10 años un gel de silicona no autorizado para uso médico, pese a los controles de la firma certificadora alemana TÜV.
El tribunal deberá determinar las responsabilidades de los cinco acusados: Mas, fundador y presidente de la empresa, su director general, Claude Couty, la directora de calidad, Hannelore Font, el director técnico, Lo c Gossart y el director de productos, Thierry Brinon.
Personaje central de la causa, Jean-Claude Mas asumió fríamente el fraude durante la investigación, afirmando que “la fórmula era perfecta”. Su empresa vendió durante años prótesis mamarias que contenían un gel de silicona industrial impropio para uso médico “porque era más barato” que el gel homologado.
Más allá de este primer proceso y de las cinco inculpaciones, los defensores de las víctimas tratan de establecer otras responsabilidades del lado de la empresa de control alemana TÜV, de los proveedores de siliconas de PIP o de la agencia francesa de seguridad de los productos de salud.
(Con información de AFP)
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