Miguel Concha
Convencidas
de que, frente a la recolonización impulsada desde Estados Unidos
–mediante corporaciones y complejos militares-paramilitares,
industriales y mediáticos, que agregan nuevas y más violentas formas de
despojo a las estrategias neocoloniales del pasado– es urgente la
unidad de los pueblos y sus luchas emancipadoras, la sede México del
Secretariado Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de
América Latina y El Caribe, la organización Servicios y Asesoría para
la Paz, el Movimiento de Solidaridad Nuestra América, la Red de
Comunidades y Trabajadores en Lucha y la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación están convocando para el próximo fin de
semana a un Encuentro Internacional de Resistencias Populares de
América Latina y el Caribe, que tendrá como uno de sus puntos centrales
la recolonización y las resistencias en México, atendiendo a los temas
del despojo y la educación. Con la intención de definir estrategias de
solidaridad, en un espacio propicio para compartir experiencias y echar
a andar desde México un proceso más profundo de articulación de los
pueblos de América Latina y el Caribe en resistencia, en él tratarán de
responder las preguntas sobre las amenazas que enfrentan nuestros
territorios, colectivos y pueblos y sobre lo que pueden hacer
conjuntamente.
Para ello, las y los participantes, según su identidad y
preferencias, se dividirán en mesas que abordarán los temas de
megaproyectos de trasnacionales; narcotráfico, militarización,
paramilitarización e intervencionismo imperialista; defensa de la
tierra, bosques, agua, biodiversidad y autosuficiencia alimentaria;
migración interna, internacional y desplazamientos de población por la
violencia represiva y los megaproyectos; experiencias autonómicas de
gobierno, justicia y protección comunitaria, y experiencias de
construcción de poder popular desde abajo.
Luego de un mes de reuniones colectivas de trabajo, la Red de
Comunidades y Trabajadores en Lucha (Recotral) elaboró un documento
para ayudar a contextualizar el encuentro. En él hace un análisis de
coyuntura sobre la situación del actual periodo de lucha, aportando de
manera lógica elementos estructurales muy significativos sobre la
situación actual del mundo, la situación económica de México, el
sistema político de dominación y sus partidos, el grado de control del
bloque dominante sobre los medios de comunicación, la situación militar
en la política del bloque dominante y la actitud de Estados Unidos
frente al gobierno y los movimientos sociales. Asimismo, sobre el
movimiento popular, el número y la capacidad de organización de las
fuerzas sociales, la existencia de una alternativa política propia y,
por fin, la caracterización del periodo y la coyuntura analizada.
Las conclusiones del encuentro, que tendrá lugar los días 10 y 11 de
octubre en la Casa de la Solidaridad Sergio Méndez Arceo, ubicada en
Patricio Sanz 449, colonia Del Valle, en México, Distrito Federal, se
presentarán el domingo 12 en la comunidad de San Pedro Mártir de la
delegación Tlalpan. Luego de señalar y caracterizar adecuadamente al
neoliberalismo y sus consecuencias sociales, políticas, jurídicas,
culturales y medioambientales injustas y violentas, el documento de la
Recotral afirma con razón que en la etapa de la globalización
neoliberal
el capitalismo hace la guerra a la humanidad entera y agrava la depredación del mundo. La producción de nuevas mercancías y la apertura de mercados se consiguen, añade,
con la conquista y reconquista de territorios y espacios sociales que antes parecían sin interés para el capital. Y es así como
conocimientos y saberes ancestrales, códigos genéticos, recursos naturales, el agua, los bosques y el aire son ahora mercancías por las que combaten los capitales en todas las formas posibles. Con el resultado de que
la población en los espacios y territorios con estas y otras mercancías, o para extender los mercados, es vista como enemiga del capital, tan pronto defienden su identidad y territorios.
El documento concluye con lucidez esa parte de su análisis, afirmando que
aunque en esas guerras de nueva colonialidad (reconolización) e imperialismo hay millones de muertes y una cruenta depredación de las formas de vida del planeta, el capital no se autodestruye. Su apocalipsis (en el caso de existir) consiste en las luchas de liberación y emancipación social y nacional. Pero aclara que esas luchas necesitan golpear el centro de su poder, vale decir, la propiedad privada de los medios de producción, el intercambio,
y anular sus formas enajenadas de consumo y distribución de los bienes y servicios indispensables para una vida digna. “Incluso la reclamada soberanía nacional y la seguridad de las naciones –añade– se necesita sustentar y convertirse en soberanía popular efectiva de pueblos, comunidades y trabajadores sobre sus territorios y derechos sociales y laborales, en busca del bien común y la paz con dignidad”.
Con este diagnóstico, el documento considera que ya no bastan las
reformas o la reiterada esperanza colocada en la reanimación de las
economías supeditadas al imperio, así como la presencia de gobiernos
capitalistas supuestamente democráticos, pues “en América Latina y el
Caribe se demuestra que la distribución de la riqueza basada en
proyectos extractivistas y depredadores cambia ‘progreso’ y contención
de la desigualdad de ingresos por el despojo de territorios y derechos
y, lo peor, por la contención de luchas antisistémicas”. De ahí la
urgencia de la confluencia de movimientos de comunidades y pueblos
trabajadores que desde lo local, regional, continental y mundial
construyan otra sociedad.
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