El
grave señalamiento es del secretario de la Defensa Nacional y lo
formuló en el Castillo de Chapultepec, en la ceremonia por el 102
aniversario de la Marcha por la Lealtad, cuando cadetes del Colegio
Militar escoltaron a Francisco Madero durante el inicio de la Decena
trágica.
Allí, el general secretario Salvador Cienfuegos dijo sin molestarse
en dar nombres ni apellidos, en el lenguaje críptico propio de los
tiempos del presidencialismo absolutista y del partido prácticamente
único: “Hay quienes quisieran distanciarnos del pueblo. Imposible.
Somos uno y lo mismo. Basta ver el rostro, la piel, el pensamiento y el
corazón de cada soldado para ver que somos pueblo, que somos México.
Igual que el resto de la patria.” La carga racista de la frase es
inocultable.
El general de cuatro estrellas hizo un panegírico sobre la lealtad
ante su jefe, el comandante supremo de las fuerzas armadas –quien puede
portar cinco estrellas cuando esperemos que no cometa la desmesura de
vestirse de militar, como lo hizo el soldadito de plomo Felipe
Calderón–, que “el gran muro de honor de la historia no distingue otra
virtud, no separa inteligentes de lerdos, ni valientes de medrosos, ni
siquiera los buenos de los perversos, tan sólo distingue a los leales
de los traidores. La verdadera lealtad siempre es perpetua, absoluta y
total.”
Seguramente el titular de la Sedena se refirió a los hombres de
armas de aquí y otras latitudes porque como es bien sabido las
sociedades son diversas, plurales, demandantes e informadas,
características que no generan lealtad y menos “absoluta y total”,
propia de la Alemania nazi y la Italia fascista.
Más allá de la lealtad que se jura en discursos y que en México
tiene una larga trayectoria de hechos, importa que Cienfuegos explique
quiénes son los que “quisieran distanciarnos del pueblo”, pues la frase
fue presentada en tiempos en que integrantes del Ejército son
investigados ministerialmente por su presunta participación en
ejecuciones extrajudiciales, como las perpetradas en Tlatlaya, estado
de México, en junio de 2014, y cuando organismos exigen que se
investigue la supuesta participación del Batallón 27 de Infantería en
la bárbara agresión sufrida por normalistas en Iguala, Guerrero, el
26-27 de septiembre pasado.
En las polarizadas circunstancias sociopolíticas, una acusación como
la formulada por Cienfuegos Zepeda no contribuye a despejar la
desconfianza ciudadana que afecta a las instituciones y a las fuerzas
armadas. Sería muy lamentable que el alto mando confunda la exigencia
de la apertura de los cuarteles militares al escrutinio de los padres
de los 42 desaparecidos de Ayotzinapa, con el denunciado
distanciamiento.
Al alejamiento entre la milicia y la población coadyuva el creciente
involucramiento en tareas ajenas a su mandato constitucional, en
quehaceres de seguridad pública que con frecuencia son llevados a cabo
violando garantías individuales, como es del dominio público, lo que
deteriora en forma sensible la imagen que tiene entre la ciudadanía.
Pero aquella es una errónea e ilegal decisión política civil que acatan
los militares con disciplina y lealtad.
Enhorabuena Cienfuegos dijo también “que es momento de levantar el
ánimo, de superar los desafíos, de liberar el potencial de México, de
fortalecer el estado de derecho y acompañar a las instituciones en su
quehacer diario, de dar respuestas a las demandas de la sociedad en su
conjunto y de nuestros conciudadanos en lo particular, siempre, con
pleno respeto de la ley.”
Acuse de recibo
Los zalameros de oficio y beneficio del recién fallecido Mario
Vázquez Raña, como Esteban Arce, dicen que era tan importante que no
fue presidente del Comité Olímpico Internacional “porque no quiso”, que
“imponía” y “manejaba” a los presidentes del COI. En mi tierra a eso se
le llama cacique, ahora global. Los hombres y mujeres de los poderes
fácticos e institucionales elogiaron hasta la desmesura al magnate que
tenía una casa con entrada por dos calles, una amplísima cochera llena
de fotos propias con muchos jefes de Estado o de gobierno, un
helipuerto encima de su salón de fiestas familiar en el que cabían
cómodamente sentadas 300 personas. Invitado por la otrora nuera de la
actriz Marga López (Catalina Margarita López Ramos) comí en aquella
mansión quizá en 2004, y a principios de 1976 acudí con Gerardo Unzueta
a las oficinas de la Organización Editorial Mexicana para informar a
Vázquez Raña de las resoluciones del XVII Congreso Nacional del Partido
Comunista… El estimado colega Jorge Mansilla Torres presentará su libro
Breverías, el día 4 a las 19 horas, en Álvaro Obregón 182,
entre Tonalá y Monterrey, colonia Roma… Paloma Ruiz Rodríguez logró que
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos la recontratara después de
despedirla en diciembre, pero sin reactivar su seguro médico a pesar de
que padece tres tipos de cáncer la comunicadora e integrante del Grupo
María Cristina.
Twitter: @IbarraAguirreEd
www.forumenlinea.com
www.facebook.com/forumenlinea
No hay comentarios.:
Publicar un comentario