2/14/2015

Un trapeador, una regla y un gancho de ropa




Ayer fue un día victorioso para la joven de Indonesia Erwiana Sulistyaningsih. Activistas, trabajadoras del hogar y demás manifestantes la acompañaron a las afueras del palacio de justicia de Hong Kong

Tras una largo juicio Law Wan-tung, una mujer de 44 años fue acusada de 18 cargos de violencia en contra de su entonces empleada del hogar, Erwiana Sulistyaningsih quien en 2013, por un periodo de 8 meses fue privada de su libertad, abusada físicamente y golpeada con diversos artículos del hogar, entre ellos un trapeador, una regla y un gancho para la ropa, como refirió la joven de 23 años en entrevistas.

Como muchas otras mujeres jóvenes en Indonesia Erwiana tuvo que renunciar a la educación superior al encontrarse falta de recursos para solventarse sus estudios, lo que la llevó a pedir un permiso como trabajadora migrante en Hong Kong a través de la empresa PT Graha Ayu Karsa, la cual la ubicó como empleada del hogar el 27 de mayo de 2013.

Sin embargo su empleadora Law Wan-tung, la hacía dormir en el suelo, trabajar 21 horas al día y la golpeaba sin razón alguna. En el transcurso de 8 meses tras varias lesiones no atendidas perdió fortaleza al grado de no poder caminar, lo cual generó que su empleadora la mandará de vuelta a Indonesia bajo amenaza de que si revelaba los abusos se vengaría con los padres de Erwiana.

Pese a las amenazas la joven indonesa presentó cargos lo que llevó a la detención de su ex empleadora en en el aeropuerto internacional de Hong Kong cuando intentaba abordar un avión a Tailandia. Ella fue acusada en un tribunal de lesiones corporales graves y cuatro cargos de intimidación criminal.

Este incidente puso de relieve la preocupación existente en relación con el tratamiento de las trabajadoras domésticas en Hong Kong. En noviembre de 2012, Amnistía Internacional condenó a Hong Kong e Indonesia por las pésimas condiciones laborales que hicieron especialmente vulnerables a las mujeres a la explotación, incluidas las restricciones a las libertades, la violencia física y sexual, la falta de alimentos, y largas horas de trabajo.

Como lo refiere la periodista Dewi Anggraeni en su libro Dreamseekers: Indonesian Women as Domestic Workers in Asia (2006) "alrededor del 80 por ciento de los trabajadores que abandonen el país son mujeres que buscan trabajo como empleadas domésticas. Y en la última década, según la Comisión Nacional sobre la Violencia contra la Mujer de Indonesia, los incidentes de violencia contra las mujeres indonesias han incrementado".

De igual manera se encontró que muchas mujeres indonesas fueron explotadas por las agencias de contratación y colocación que se apoderaron de sus documentos y les cobraron tarifas excesivas, con falsas promesas de altos salarios y buenas condiciones de trabajo.

Un factor importante a resaltar es la relación empleadora-trabajadora en la dinámica del trabajo del hogar. se llega a establecer una relación de poder y dominación entre ambas mujeres, donde la empleadora llega a justificar su autoridad sobre su “subordinada” puesto que la está “educando” en lo concerniente a las tareas hogareñas y la trabajadora acepta las condiciones por su necesidad de empleo.

En una suerte de relación colonizadora y colonizada, la relación entre ambas partes suele reproducir las más rancias y dicotómicas estructuras clasistas en que a falta de valorización de la labor doméstica no existe un avance por la dignificación de estas tareas.

¿Será el carácter de lo sucio, lo húmedo, lo desechable en la limpieza que se avista una relación metafórica entre la mujer dedicada a la limpieza y la suciedad, lo que genera este sea un trabajo menos valorizado? 

exclamando. "Somos trabajadoras, no somos esclavas, justicia para Erwiana, enjuicien a Law Wan-tung".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario