Ayer fue un día victorioso para la joven de Indonesia Erwiana
Sulistyaningsih. Activistas, trabajadoras del hogar y demás
manifestantes la acompañaron a las afueras del palacio de justicia de
Hong Kong
Tras una largo juicio Law
Wan-tung, una mujer de 44 años fue acusada de 18 cargos de violencia en
contra de su entonces empleada del hogar, Erwiana Sulistyaningsih
quien en 2013, por un periodo de 8 meses fue privada de su libertad,
abusada físicamente y golpeada con diversos artículos del hogar, entre
ellos un trapeador, una regla y un gancho para la ropa, como refirió la
joven de 23 años en entrevistas.
Como muchas otras mujeres jóvenes en Indonesia Erwiana tuvo que
renunciar a la educación superior al encontrarse falta de recursos para
solventarse sus estudios, lo que la llevó a pedir un permiso como
trabajadora migrante en Hong Kong a través de la empresa PT Graha Ayu
Karsa, la cual la ubicó como empleada del hogar el 27 de mayo de 2013.
Sin embargo su empleadora Law Wan-tung, la hacía dormir en el
suelo, trabajar 21 horas al día y la golpeaba sin razón alguna. En el
transcurso de 8 meses tras varias lesiones no atendidas perdió
fortaleza al grado de no poder caminar, lo cual generó que su
empleadora la mandará de vuelta a Indonesia bajo amenaza de que si
revelaba los abusos se vengaría con los padres de Erwiana.
Pese a las amenazas la joven indonesa presentó cargos lo que
llevó a la detención de su ex empleadora en en el aeropuerto
internacional de Hong Kong cuando intentaba abordar un avión a
Tailandia. Ella fue acusada en un tribunal de lesiones corporales
graves y cuatro cargos de intimidación criminal.
Este incidente puso de relieve la preocupación existente en
relación con el tratamiento de las trabajadoras domésticas en Hong
Kong. En noviembre de 2012, Amnistía Internacional condenó a Hong Kong
e Indonesia por las pésimas condiciones laborales que hicieron
especialmente vulnerables a las mujeres a la explotación, incluidas las
restricciones a las libertades, la violencia física y sexual, la falta
de alimentos, y largas horas de trabajo.
Como lo refiere la periodista Dewi Anggraeni en su libro Dreamseekers: Indonesian Women as Domestic Workers in Asia (2006) "alrededor
del 80 por ciento de los trabajadores que abandonen el país son mujeres
que buscan trabajo como empleadas domésticas. Y en la última década,
según la Comisión Nacional sobre la Violencia contra la Mujer de
Indonesia, los incidentes de violencia contra las mujeres indonesias
han incrementado".
De igual manera se encontró que muchas mujeres indonesas fueron
explotadas por las agencias de contratación y colocación que se
apoderaron de sus documentos y les cobraron tarifas excesivas, con
falsas promesas de altos salarios y buenas condiciones de trabajo.
Un factor importante a resaltar es la relación
empleadora-trabajadora en la dinámica del trabajo del hogar. se llega a
establecer una relación de poder y dominación entre ambas mujeres,
donde la empleadora llega a justificar su autoridad sobre su
subordinada puesto que la está educando en lo concerniente a las
tareas hogareñas y la trabajadora acepta las condiciones por su
necesidad de empleo.
En una suerte de relación colonizadora y colonizada, la
relación entre ambas partes suele reproducir las más rancias y
dicotómicas estructuras clasistas en que a falta de valorización de la
labor doméstica no existe un avance por la dignificación de estas
tareas.
¿Será el carácter de lo sucio, lo húmedo, lo desechable en la
limpieza que se avista una relación metafórica entre la mujer dedicada
a la limpieza y la suciedad, lo que genera este sea un trabajo menos
valorizado?
exclamando. "Somos trabajadoras, no somos esclavas, justicia
para Erwiana, enjuicien a Law Wan-tung".
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