Una sucursal de HSBC en Londres.
Foto: AP
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MÉXICO, D.F. (apro).- El 24 de enero del año pasado el diario
francés Le Monde publicó el primero de una serie de artículos sobre la
pesquisa judicial francesa respecto a la evasión de impuestos que
involucraban a HSBC.
Días después un informante se acercó al periódico y ofreció
información confidencial relacionada con archivos que las autoridades
fiscales francesas extrajeron de las listas de los archivos digitales
robados de HSBC Private Bank, por uno de sus extrabajadores, Hervé
Falciani.
Entregó una memoria con los nombres de más de 106 mil clientes, así como de más de 20 mil sociedades offshore,
a través de las cuales se transfirieron más de 180 mil 600 millones de
euros –el equivalente a 2 billones 970 mil millones de pesos–, a
Ginebra.
En la lista figuran, entre otros mexicanos el multimillonario
mexicano Carlos Hank Rhon, quien ocultó 158 millones de dólares en la
filial suiza del banco HSBC entre 2005 y 2007, protegido por el secreto
bancario de este país.
Según Le Monde, en la lista aparecen también traficantes de armas y
narcotraficantes, financiadores de organizaciones terroristas,
políticos, celebridades, comerciantes de diamantes Belgas, fondeadores
de Al Qaeda, ídolos deportivos y capitanes de la industria, así como y
un gran número de familias judías, la mayoría de ellos “ansiosos de
esconder su dinero en Suiza”, publicó el diario.
Todos, señaló Le Monde fueron alentados por el comité ejecutivo de
HSBC PB para esconder su dinero detrás de estructuras pantalla en bancos
extranjeros, generalmente con base en Panamá o en las Islas Vírgenes
Británicas, para evadir ciertos impuestos europeos, principalmente la
Directiva de Ahorros de la Unión Europea, una retención de impuestos
introducida en 2005.
Como único receptor de la información “altamente sensible” Le Monde
decidió en la primavera de 2014 compartirla con la prensa internacional
para asegurarse de que ésta fuera tratada “de la manera más completa y
exacta posible”.
Por ello, reveló, decidió enviarla a la sede estadunidense del
Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus
siglas en inglés) su socio en las investigaciones “Offshore Leaks” y
“LuxLeaks”.
En completa secrecía, relató el diario francés, ICIJ movilizó a 154 periodistas de 47 medios en varios países, The Guardian en Gran Bretaña, Südddeutsche Zeitung en Alemania, 60 minutos de CBS en Estados Unidos, entre otros.
Un lunes de septiembre de 2014, 40 periodistas de todo el mundo se reunieron en una sala en las oficinas de Le Monde.
Sabían que se trataba de una historia grande, pero no imaginaban la
masa de información confidencial que estaban a punto de descubrir.
La reunión duró nueve horas, con pequeños descansos para comer y así,
describió Le Monde, despegó “una de las mayores operaciones
periodísticas de este siglo”.
El ICIJ implementó una red de una magnitud “sin precedentes” para
manejar la información de HSBC. La operación se llamó en un inicio
“Voyager”, un nombre código tomado de la serie televisiva Star Trek y
después se convirtió en “SwissLeaks”.
Ese lunes de septiembre los periodistas conocieron tres herramientas
que el ICIJ implementó a marchas forzadas durante el verano.
La primera, un foro seguro, la segunda llamada “Blacklight”, una base
de datos rastreables por nombre, país y fuente; y la tercera, “Graph”,
una aplicación para visualizar los links entre los asignados y los
fondos y compañías de ultramar. Todas las comunicaciones fueron
encriptadas.
Luego, todos empezaron a trabajar. En The Guardian, cuatro
periodistas llenaron las paredes de un cuarto con miles de post-its,
ordenados por categoría: políticos, celebridades, narcotraficantes,
filántropos, traficantes de armas, y demás, relató Le Monde.
En ese diario también instaló una unidad especial pero para entonces todavía no decidían la fecha y tiempo de publicación.
Tras una serie de “duras negociaciones” a la gran variedad de zonas
horarias involucradas en la investigación, la coordinación con programas
como el show 60 minutos de CBS, que se transmite cada domingo
por la tarde a las 7:30 pm, hora de Nueva York, y a que los periodistas
debían llamar a todas las personas mencionadas en los artículos, se fijó
el domingo 8 de febrero a las 10:00 horas en tiempo central del este
como “la fecha de entrega fatal”
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